Apr 18, 2024 Last Updated 6:17 PM, Apr 18, 2024

Escribe Juan Carlos Giordano, Diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT

“Lo que estamos logrando es enorme”. Con esta frase y otras por el estilo, Macri montó una verdadera provocación contra el pueblo trabajador. No nombró las palabras “ajuste”, “tarifazos”, “recesión” ni “deuda” y llamó a más sacrificios “para salir adelante”. El peronismo criticó el discurso, pero en todos estos años le garantizó los votos para llevar adelante el ajuste. La única salida es la que propone el Frente de Izquierda.

Macri realizó el clásico discurso de inauguración de las sesiones ordinarias en el Congreso. De hecho fue el “lanzamiento” de su campaña electoral. Queriendo aparecer como “enérgico”, durante casi una hora leyó un texto en forma balbuceante y cometiendo enormes furcios. Centrándonos en el contenido, terminó repitiendo la misma cantinela desde que asumió: hay que seguir haciendo sacrificios (es decir, más ajuste) para que la Argentina avance y crezca. Una total desfachatez en medio de la brutal recesión, el crecimiento de la inflación (en el mes donde subieron la carne, la luz, la nafta y el transporte), los despidos y la pobreza. La reunión ese mismo día de Macri con el autoproclamado presidente de Venezuela y títere de Donald Trump, Juan Guaidó, muestra a un Macri empeñado en redoblar el alineamiento derechista con el imperialismo norteamericano para seguir salvando a las privatizadas, las multinacionales y los usureros internacionales.

Las afirmaciones del presidente reflejan todo su caradurismo: “Propusimos un camino gradual que fue exitoso durante dos años y medio: creció la economía, bajó la inflación y creamos 700.000 puestos de trabajo”. Una gran mentira. Se olvidó de la recesión de 2016. La inflación fue de 40% en 2016 y 25% en 2017, en ambos casos serruchando los salarios y las jubilaciones. Por supuesto escondió el 47,6% de inflación de 2018, ni del casi 10% que ya se está acumulando para el primer trimestre de este año. Y lo de los puestos de trabajo es directamente cínico: se perdieron más de 100.000 en esos años reemplazados por empleos precarizados y en 2018 se registraron 192.000 empleos menos. Ni qué hablar del saqueo a los jubilados producto del robo jubilatorio de fines de 2017 en medio de la más feroz represión.

La pobreza “cero” (su eslogan de campaña) se transformó en pobreza creciente, que ya alcanza a uno de cada dos niños de la Argentina. Tampoco dijo una palabra del FMI, ni habló de salud, educación, vivienda o ciencia y técnica, áreas todas sumidas hoy en el más feroz de los recortes. Es que si hablaba de eso, se hubiera desnudado que el único objetivo de su política es garantizar los pagos de la deuda.

Macri adoptó la muletilla de que estaría combatiendo los males estructurales de las últimas siete décadas pero bajo el capitalismo semicolonial de Cambiemos, lo único cierto es que no puede mostrar ningún número favorable de la economía, solo mazazos contra el pueblo trabajador y la clase media, mientras la Argentina se sigue “abriendo al mundo” para una mayor entrega, endeudamiento y saqueo de las gasíferas, las petroleras y los usureros internacionales.

“Hay otro camino posible”: el nuevo verso del peronismo

El discurso de Macri no hizo más que acrecentar la indignación popular. Más del 70% considera que su situación personal “está mal o será peor”, mientras la popularidad del presidente sigue en picada. Ante este desastre, ¿qué ofrece el peronismo? Nada favorable para el pueblo trabajador.
Los parlamentarios del peronismo recibieron a Macri con un cartel diciendo “hay otro camino posible”. Ya ni siquiera para la tribuna hablan de que “combaten el ajuste y al FMI”. Es que el peronismo en todas sus variantes (junto a la burocracia sindical de la CGT, Moyano y Yasky) viene dejando pasar el ajuste sembrando la ilusión de que un posible gobierno peronista solucionaría los graves problemas sociales.

Precisamente cuando Macri señaló que su gobierno avanzó en el ajuste siendo minoría en ambas Cámaras, quiso decir que contó con los votos necesarios de la oposición patronal peronista para que salgan las leyes fundamentales, en especial el Presupuesto 2019 diseñado por el FMI. Las bravuconadas de Agustín Rossi y los silbidos peronistas, entonces, no fueron más que otros de los episodios electoralistas que se vieron en el Congreso.

Ya venimos denunciando que Kicillof se reunió con el FMI prometiéndole que si Cristina es gobierno va a mantener el pacto acordado con Macri y los pagos de la deuda vía una “renegociación” responsable. Por lo tanto, el peronismo en ninguna de sus variantes es una salida para los trabajadores, las mujeres y la juventud frente al desastre en que nos ha sumido el macrismo. La única solución pasa por seguir luchando contra el ajuste y fortalecer una auténtica alternativa de los trabajadores y de la unidad de la izquierda, votando al Frente de Izquierda.

Escribe Liliana Olivero

Los radicales cordobeses se están sacando los ojos. Convocaron a internas por sus candidaturas provinciales y municipales. El diputado nacional Mario Negri, avalado por Macri, enfrentará a Ramón Mestre, actual intendente de la ciudad capital, que está a su vez apoyado por un sector del radicalismo nacional que quiere más poder para su partido. Tan feroz es la disputa que está abierta la posibilidad de ruptura de Cambiemos en la provincia que le dio el triunfo en 2015. Esta pelea es un reflejo, entre otros, de la crisis que recorre al gobierno de Macri, con miles que lo votaron equivocadamente confiando en que era “un cambio”, y que hoy lo repudian ante el ajuste.

Ninguno de los dos sectores de la interna radical cordobesa representa nada progresivo para los trabajadores. ¿Acaso se pelean por ver quién tiene las mejores propuestas ante los graves problemas que viven los trabajadores y los sectores populares frente al ajuste que aplica el gobierno de Schiaretti, cómplice privilegiado de Macri? Nada de eso. Lo hacen para ver quién gana más espacio de poder dentro de Cambiemos, una coalición cada vez más en crisis y cuestionada. Ambos acuerdan con el plan del FMI, que nos impone tarifazos, salarios a la baja, despidos, suspensiones, recesión y millonarias ganancias para los grandes empresarios. Negri votó este plan en el Congreso y Mestre lo aplica hace ocho años desde la intendencia, con altas tasas, con el boleto de colectivo más caro del país, con un sistema de recolección de residuos ineficiente y corrupto, sin mencionar que toda la ciudad es una cloaca a cielo abierto por la falta de inversión en infraestructura.

Por eso esta pelea en las alturas se desarrolla en medio de la indiferencia de los trabajadores y los sectores populares que saben, desvelados por las consecuencias del sometimiento al FMI, que para ellos nada bueno saldrá de esta interna. Sin embargo, se trata de una ruptura que podría tener graves repercusiones para el gobierno, profundizando más su crisis. Pero aun no llegando a este desenlace, las heridas que quedarán ahondarán la crisis del radicalismo. Para los trabajadores y el pueblo, es una demostración más de que gobiernan para los ricos y el FMI. Por eso, volvemos a insistir. La única salida viene por Izquierda, con el FIT y sus candidatos.

Escribe Guido Poletti

Los aumentos de los servicios públicos arrancaron con todo. Ahora, otra vez, subirá la luz. Y se anunciaron nuevos incrementos para el gas. Tenemos que parar estos tarifazos y dar una salida de fondo: reestatizar las privatizadas bajo gestión de los trabajadores y usuarios.

Este mes empieza a regir un nuevo aumento en la tarifa eléctrica, de 14%, que, sumado al 26% del mes pasado, da un total desde principios de año de 32% promedio. Lo peor es que todavía quedan dos incrementos más (en mayo y agosto), ya que el objetivo del gobierno es subirla un 55 por ciento.

También se realizó la audiencia pública para autorizar el aumento de la tarifa del gas. Recordemos que, cada vez más, las llamadas “audiencias públicas” son instancias puramente formales para cumplir con la ley, en las que no importan las denuncias que hacen distintas organizaciones de usuarios sobre los abusos y lo arbitrario de los aumentos. En lo concreto, una vez más, el gobierno autorizó una nueva suba que regirá desde el mes de abril, de 35% promedio.

Digamos de paso que no serán los únicos aumentos. El 15 de marzo vuelven a subir nuevamente los pasajes de los colectivos del área de Capital y Gran Buenos Aires, así como también de los trenes metropolitanos. También se autorizaron incrementos de la telefonía celular y otra vez hubo un alza en el precio los combustibles. Si a eso le sumamos las subas de precios de los alimentos (en febrero se fue a las nubes la carne) y otros productos de la canasta familiar, a nadie le sorprenderá que a la inflación de enero, que resultó de 2,9%, le sigue una superior en febrero (entre 3,5% y 4%) y otro tanto en marzo, terminando el primer trimestre con un incremento de precios cercano a 10 por ciento.

La realidad es que las tarifas ya se comen en muchos casos entre el 15% y el 20% de los salarios, y mucho más de las jubilaciones. Ya son miles los que afrontan cortes de servicios simplemente por no tener cómo pagar las facturas. O las anécdotas de los que ni siquiera se animan a prender un artefacto por miedo a lo que le vendrá en la cuenta.

Mientras tanto, las empresas privatizadas siguen burlándose de nosotros. Continúan sin invertir un peso y brindando servicios pésimos. Hace veinticinco años que vienen saqueando al país. Primero se llenaron los bolsillos con las tarifas dolarizadas del menemismo, luego con los subsidios del kirchnerismo y ahora con los tarifazos de Macri. Hay que retrotraer todos estos aumentos que saquean el bolsillo de los trabajadores. Pero, a la vez, tenemos que pelear por una solución definitiva: hay que rescindir ya mismo todos los contratos de privatización, reestatizar las empresas y ponerlas a funcionar bajo gestión de sus propios trabajadores y usuarios. Esta es la única solución para tener tarifas sociales para quienes las necesiten y servicios con la calidad correspondiente. Desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda, a la vez que llamamos a seguirnos movilizando contra los tarifazos, te invitamos a que nos acompañes a pelear por esta salida de fondo.


El escándalo del “diputrucho” ¿Qué pasó cuando se privatizó el gas?

El peronismo realizó una audiencia pública alternativa contra el tarifazo del gas en la que participaron diputados e intendentes. Busca así despegarse de la bronca creciente ante los nuevos incrementos. Claro que, en todos estos años, los distintos bloques peronistas nunca plantearon una salida de fondo, como tampoco lo hicieron durante los doce años en que gobernó el kirchnerismo, que respetó a rajatabla la privatización del servicio que implementó el menemismo.

Recordemos que la aprobación de la privatización de la entonces Gas del Estado fue llevada adelante por el peronismo en medio de una sesión escandalosa en 1992, en la que incluso recurrieron a sentar cinco diputados truchos para simular que tenían quórum, intrusos que incluso “votaron” a favor de la ley. Uno de ellos, Juan Abraham Kenan, fue descubierto por un periodista y ahí se generó el escándalo. Kenan era asesor del diputado peronista Julio Samid. Los otros “diputruchos” también eran asesores de diputados peronistas, entre ellos uno que trabajaba con Felipe Solá.

Escribe José Castillo

Todos los días, con miles de compañeros en fábricas, oficinas o colegios compartimos el odio y la pelea contra Macri. Pero a muchos de ellos, cuando les decimos que la verdadera opción viene por izquierda, nos responden que “con Cristina estábamos mejor”. ¿Es realmente una salida volver a Cristina y al peronismo?

Si comparamos con el desastre actual de Macri, sí podría decirse que “estábamos mejor”. Pero otra cosa muy distinta es creer que los trabajadores estábamos bien con Cristina y su gobierno. No. El gobierno de Cristina también atacó el nivel de vida de la clase trabajadora y de los sectores populares. Veamos los hechos de su gobierno.

No nos tenemos que olvidar cuando peleábamos contra el impuesto al salario, que cada día se comía más de nuestros sueldos. Las luchas que teníamos que dar todos los años para romper los techos salariales, cuando nos mentían con los falsos números del Indec para justificar que “no había inflación” y desde ahí negarse a reconocer lo que habíamos perdido del costo de vida. Los compañeros docentes deben acordarse que todos los años tenían que hacer paros, igual que ahora, para que les reconocieran aumentos salariales. ¡Si fue la propia Cristina la que en un discurso atacó a los maestros por tener “tres meses de vacaciones”! También sufrieron despidos y represión los que lucharon contra ellos: le pasó a los trabajadores de Kraft-Terrabusi, a los del Casino o los de la línea 60, por citar solo algunos casos.

Es que el kirchnerismo, más allá de su discurso “nacional y popular”, no hizo ningún cambio de fondo. No tocó a las empresas de servicios públicos privatizadas de energía, las dejó continuar sin invertir un peso, brindando pésimos servicios y llenándolas de subsidios para garantizarles sus ganancias. Así dejó el terreno servido en bandeja para que Macri llegara y desatara la ola de tarifazos. El peronismo kirchnerista dice que “nos desendeudó”. ¡Eso es mentira! Fueron “pagadores seriales” (la expresión es de la propia Cristina): pagaron en efectivo 200.000 millones de dólares, pero cuando terminó su mandato debíamos más que cuando habían comenzado.

El kirchnerismo hizo todo tipo de negociados con corruptos como Boudou, De Vido, Cristóbal López o Lázaro Báez. Tenemos que ser claros en esto: robar al pueblo la plata que debería haber ido a salud o educación y pagar coimas a los empresarios no es favorecer a los trabajadores. Lleva incluso a situaciones trágicas, donde la corrupción mata, como sucedió con la masacre de Once, con 51 víctimas. Un gobierno que sostuvo a un corrupto como Cirigliano pese a las denuncias que hacían los propios trabajadores ferroviarios del Sarmiento.

Pero el peronismo, y el kirchnerismo como parte de él, no solo no son salida por todo esto. También son responsables del actual ajuste. Todos los gobernadores lo ejecutan. Incluso, una de los mejores alumnas del ajuste de Macri y el FMI es la propia Alicia Kirchner en la provincia de Santa Cruz, donde estatales y docentes sufren como nadie los congelamientos salariales.

Algún compañero, después de escuchar todo esto, puede pensar: “Es cierto, pero si vuelven al menos van a repartir algo, no vamos a estar tan mal como con Macri”. Lamentablemente no será así: todos los referentes del peronismo, incluyendo los kirchneristas, afirman que “no se puede romper con el FMI”, que hay que reestructurar el acuerdo con el Fondo y seguir pagando la deuda externa. Así lo dijeron textualmente tanto Agustín Rossi como, más recientemente, Axel Kicillof. ¡Como si el FMI alguna vez, en algún lugar del mundo, permitiera seguir bajo su batuta pero hacer un plan “progresista”! En los próximos tres años vencen 150.000 millones de dólares de deuda externa, incluyendo los 50.000 del FMI que habrá que devolver. Decir que se podrá hacer una política de “redistribución de la riqueza” y seguir pagando la deuda y aceptando los dictados del Fondo es una vulgar mentira.

Esta es la realidad: votar a Cristina o las otras variantes del peronismo “para sacar a Macri” no será ninguna salida para el pueblo trabajador. Si ganan, no harán otra cosa que continuar con el ajuste. Es lo que se deduce de sus propios planteos. Por eso, compañero lector, mientras seguimos peleando día a día contra Macri y las consecuencias terribles del ajuste, te invitamos a que sigamos reflexionando juntos. Seguramente estaremos de acuerdo en que necesitamos un programa de emergencia que aumente los salarios rápidamente hasta que nadie gane menos que la canasta familiar, que le dé el 82% móvil a los jubilados, que ponga plata para mejorar la educación y la salud pública, que pare las suspensiones y despidos, que cree trabajo para terminar con la desocupación. Para ponerlo en práctica es absolutamente indispensable romper con el FMI y dejar de pagar inmediatamente la deuda externa. Así aparecerá la plata para resolver las más urgentes necesidades populares. De la misma manera que para terminar con los tarifazos hay que reestatizar las privatizadas y ponerlas a funcionar bajo gestión de los trabajadores y usuarios. Pero esa salida solo la propone la izquierda. No el peronismo kirchnerista ni otra variante del PJ. Por eso te invitamos a que te sumes y nos ayudes a fortalecer el Frente de Izquierda.


Cristina convoca a los evangélicos: Llamado a armar el “peronismo celeste”

Tenemos que decir que la noticia no nos sorprende. Ya hacia fines del año pasado la ex presidenta había explicado que había que armar un gran frente “anti-Macri” en el que cabían tanto “los pañuelos verdes como los pañuelos celestes”. La expresión había generado en su momento un repudio hasta en muchos de los propios asistentes a ese acto, y por supuesto mucho más entre el propio movimiento de mujeres.
Pero ahora Cristina no se quedó en palabras. Directamente convocó a los pastores evangélicos a conformar el “peronismo celeste”. Uno de los referentes de este espacio es Gustavo Legname, quien venía trabajando con Juan Zabaleta, intendente de Hurlingham, que tras un paso por las filas de Florencio Randazzo volvió al espacio kirchnerista. Legname es la cabeza del núcleo evangélico que se reunirá con Cristina en el Instituto Patria con el objeto de organizar un espacio que incluya a los sectores que militaron activamente contra la legalización del aborto.
Cristina, con esta decisión, se posiciona claramente contra la marea verde. Con la excusa de “sumar a todos”, ahora también le da un espacio específico a los antiabortistas. Gravísimo. Una manifestación muy clara de por qué el peronismo kirchnerista no es salida.

Escribe Guillermo Sánchez Porta

Si hay algún lugar donde el doble discurso del kirchnerismo se desnuda fácilmente, es en Santa Cruz, donde gobierna sin intermediarios. Allí la gobernadora Alicia Kirchner (“kirchnerista pura”) no se diferencia en nada con la política de Macri o de Vidal. Alicia adhirió a la rebaja de impuestos y retenciones provinciales a las multinacionales mineras, petroleras y gasíferas que explotan los recursos santacruceños. La salud pública está abandonada. Y su política hacia la docencia y la educación pública es la más agresiva del país. Paga los salarios mensuales en cuotas, ofrece un 0% (¡cero!) de aumento salarial e incorporó el “presentismo”, sumando 3 puntos a los carneros en el puntaje docente para tomar cargos. ¡Mientras en todo el país los dirigentes kirchneristas repudian cualquier presentismo en Santa Cruz lo imponen!

Ante el llamado del gremio docente Adosac a no iniciar las clases (como convocan Baradel y Alesso de Ctera a nivel nacional), el gobierno y su agrupación Kolina sacaron un comunicado que sostiene que “repudiamos a los docentes que se pliegan a las medidas de fuerza”, “sin alumnos no existe escuela”, “no al abandono pedagógico”.

A la hora de gobernar contra los trabajadores no hay diferencias entre Cambiemos y el kirchnerismo. 

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