Sep 13, 2024 Last Updated 7:32 PM, Sep 12, 2024

Escribe Marcela Almeida, delegada gremial de la junta interna ATE Indec

El miércoles 7 de agosto se conoció el fallo condenatorio en el juicio contra el ex secretario de Comercio Guillermo Moreno por la manipulación de las estadísticas del Indec desde el año 2007.

Un poco de historia

Hace ya diecisiete años, en enero de 2007, se produjeron dos hechos que tuvieron consecuencias durante muchos de los años posteriores.

Por un lado, el gobierno peronista de Néstor Kirchner, a través de Guillermo Moreno decide empezar a falsear las estadísticas que tienen que ver con la inflación, el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Una inflación de más del 2 % era inaceptable. Y, en vez de enfrentar de verdad a los grandes empresarios formadores de precios, decidieron cambiar el indicador que medía el Indec.

Por otro lado, las y los trabajadores nucleados en ATE-Indec, decidimos denunciar esta intromisión en un organismo técnico y contarle a la clase trabajadora y sectores populares la cantidad de consecuencias que iba a tener esta manipulación. El IPC sirve como referencia para actualizar los salarios en paritarias e, indirectamente, como insumo para las mediciones de pobreza, por ejemplo, entre otras cuestiones.

Organizados democráticamente en asambleas y nucleados en ATE, fuimos llevando adelante las denuncias públicas cada vez que se publicaba la inflación cada vez más manipulada, imponiendo que todos los meses había un “abrazo al Indec” de sus trabajadores y trabajadoras, defendiendo las estadísticas públicas como patrimonio de la clase trabajadora y del conjunto del pueblo trabajador.

La intervención de Moreno se vio sorprendida por la reacción de gran parte de las y los trabajadores y encaró una ofensiva a través de una patota más ligada a los barrabravas y a la burocracia sindical peronista que a los institutos de estadísticas. Además de los funcionarios y directores que se opusieron a la manipulación se instaló un clima de violencia, aprietes y persecución hacia las y los trabajadores que denunciaban mes a mes la falsificación de las cifras. Hubo despidos, amenazas y hasta violencia física.

Mientras tanto, desde ATE-Indec, nos rodeamos de la más amplia solidaridad de distintos sectores gremiales y políticos. Tuvimos que discutir con muchos de nuestros propios compañeros porque el peronismo kirchnerista había instalado una especie de finalidad “patriótica” en la falsificación de las cifras, decían que era para pagar menos deuda externa ya que había bonos atados a la inflación inventados por el mismo gobierno. Todo falso. Nos acusaban de ser cómplices de los bonistas, de hacerle el juego a la derecha y, pacientemente, explicamos con palabras y con acciones que lo nuestro era la defensa desde las y los estatales de nuestro trabajo y de estadísticas públicas confiables. Justamente quienes nos acusaban fueron los mismos que una vez que volvieron al gobierno peronista con Alberto Fernández en 2019 convalidaron y pagaron los exorbitantes incrementos de deuda externa contraídos por Caputo en el gobierno de Mauricio Macri.

Desde Izquierda Socialista/FIT Unidad, estuvimos desde el primer día en esta lucha que duró más de ocho años, siendo parte e impulsando todas las iniciativas. Integramos la Junta Interna de ATE-Indec y enfrentamos junto a centenares de trabajadoras y trabajadores colectivamente el hostigamiento de Moreno y su patota.

Con la lucha inclaudicable de años impusimos no solo el final de la manipulación de las estadísticas públicas, sino que también instalamos que las mismas constituyen una herramienta para el pueblo trabajador y como tal debían ser defendidas. Ninguno de los gobiernos posteriores se atrevió a echar mano de la manipulación para ocultar ni la inflación ni la pobreza ni ningún otro índice.

Llama la atención en ese sentido que el máximo responsable directo de la intervención del Indec, Guillermo Moreno, se postule como figura para la reorganización del peronismo y que sectores de dicho partido intenten levantarlo como una nueva figura emergente.

Moreno lejos de ser una figura “progresiva” que traiga soluciones a los problemas que hoy aquejan a las y los trabajadores es un dirigente peronista que jugó un rol nefasto en los gobiernos peronistas kirchneristas y que hoy se presenta como algo nuevo cuando no lo es.

Después de este fallo es muy importante remarcar el rol que juega la organización democrática de las y los trabajadores a la hora de defender nuestros derechos y los del pueblo trabajador. Y también recordar que estos personajes que ahora intentan reciclarse con apariciones mediáticas como Moreno no pueden traer nada bueno porque representa lo peor de los gobiernos peronistas de los últimos años.

La única salida real para las y los trabajadores son los cambios de fondo que proponemos desde el Frente de Izquierda que empiezan por romper con el FMI y que la plata que hoy se destina a pagar la deuda externa fraudulenta vaya a salario, trabajo, salud y educación. Seguiremos peleando en las calles y en cada sector de trabajo por esa perspectiva.

Escribe Adolfo Santos, dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad

Este 7 de agosto se produjo una importante movilización unitaria contra el super ajuste del gobierno ultraderechista de Milei y el FMI. Convocada por la CGT, las CTA, movimientos sociales y de derechos humanos, a lo que se sumó una columna independiente del sindicalismo combativo y los partidos de izquierda como PO, Izquierda Socialista y el MST. Se llenó la Plaza de Mayo reclamando por Trabajo, contra los Despidos, contra el Hambre, por mejores Salarios y Jubilaciones. Varias columnas concurrieron marchando desde San Cayetano, en Liniers. Ya en Plaza de Mayo, se leyó un documento común de los organizadores y luego se escucharon los discursos de la referenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, “Taty” Almeida; del secretario general de la CTA Autónoma, Hugo “Cachorro” Godoy, del de ATE Capital, Daniel Catalano; del premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y de Alejandro Gramajo, titular de la UTEP.

La movilización volvió a demostrar, una vez más, la importancia de acciones contundentes, unitarias y masivas, tal como se habían sucedido hasta la tregua que le dio la CGT a Milei luego del paro del 9 de mayo.

El sindicalismo combativo y la izquierda conformaron una importante columna independiente, compuesta por el Sutna, la seccional Oeste de la Unión Ferroviaria, Ademys, AGD-UBA, ATE Mecon, Garrahan y otras comisiones internas y listas de oposición antiburocráticas, así como movimientos sociales combativos, organizaciones de jubilados y partidos de izquierda.

La columna independiente, del sindicalismo combativo, estuvo encabezada por las y los ferroviarios del Sarmiento, el Sutna y la comisión interna del Hospital Italiano

Las y los trabajadores, jóvenes, jubiladas y jubilados de la columna independiente expresaron las necesidades de todos los sectores, una situación que no se aguanta más. El aumento de los despidos y la pobreza no son estadísticas, son familias, compañeros, compañeras que día a día la pasan peor. Por eso se escucharon los cánticos que unitariamente reclamaron a la CGT-CTA que rompan la tregua y convoquen a un nuevo paro general y un plan de lucha para derrotar el plan motosierra de Milei y el FMI.

Además, con la misma fuerza que en Plaza de Mayo, finalizado ese acto, las y los docentes organizados en Ademys y el Suteba Multicolor, junto a otros referentes del sindicalismo combativo, como los del cuerpo de delegados del Sarmiento, también con Izquierda Socialista, realizamos un acto frente a la Casa de Neuquén para manifestar la solidaridad con la lucha de la docencia neuquina contra el ajuste del gobernador Figueroa.


Escribe José Castillo, dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad

Más de la mitad de los argentinos son pobres y uno de cada cinco directamente indigentes. En el caso de las infancias, la pobreza crece al 69,7% y la indigencia ya afecta a uno de cada tres niños. ¡Estas son las consecuencias concretas, dolorosas e indignantes del plan motosierra de Milei y el FMI!

En estos días se conocieron dos informes estadísticos muy importantes. Tanto la Encuesta Permanente de Hogares del Indec como el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, coinciden en los números: la pobreza en la Argentina está creciendo en forma astronómica este año, alcanzando al cabo del primer trimestre un 54,8%. Veamos.

Ya partíamos de valores muy malos. En marzo de 2023 había en nuestro país un 38,7% de pobres. Un número escandaloso, que venía creciendo sistemáticamente en el último medio siglo como consecuencia de las políticas de todos los gobiernos sin excepción: ajustar al pueblo para pagar deuda externa. Un sólo valor ilustraba todo: en 1974 había 4% de pobres ¡Se había multiplicado por diez en estas décadas!

El gobierno de Alberto, Cristina y Massa no se quedó atrás. Su desastrosa gestión también fue parte de la continuidad del ajuste, para cumplir con las exigencias del FMI, sus auditorías y su cronograma de pago. Así, a fines del año pasado, cuando asumió Milei, la pobreza ya había ascendido al 44,9%. 

Pero todo eso no es nada comparado con lo que hizo el nuevo gobierno ultraderechista. Su superajuste fue de tal tenor que en apenas un trimestre creó casi 5 millones de nuevos pobres. Sí, leíste bien, ese es el producto de que la pobreza subió hasta el 54,8%, que en números significa 25,5 millones de personas bajo la línea de la pobreza. 

Pero eso no es todo. El desmantelamiento de las políticas sociales, también hizo crecer a valores astronómicos la indigencia, que ascendió a 20,3%, lo que implica casi 3 millones de nuevos indigentes. 

Precisemos las categorías. “Pobres” en  esta clasificación del Indec y del Observatorio de la UCA es la persona (y su grupo familiar) que no alcanza a tener ingresos para cubrir la canasta básica mínima para vivir mensualmente. (alimentos, artículos de limpieza, ropa). Indigente en cambio, significa que esa persona y su grupo familiar directamente no tiene ingresos para cubrir la alimentación mínima del mes.¡El paso previo inmediato a los miles que vemos revolviendo basura o pidiendo para comer!

El drama empeora en las niñeces

Todos los valores empeoran cuando nos preguntamos qué pasa con los menores de edad. La pobreza infantil creció hasta un 69,7%. Y la indigencia al 30%. Eso quiere decir en concreto que, en un país donde viven 11 millones de menores de edad, de ellos 7,7 millones son pobres y 3,3 millones directamente indigentes. Está directamente hipotecado el futuro de las próximas generaciones.

¿A dónde vamos? 

Todos estos números espeluznantes son al final del primer trimestre de 2024. Lo que nos indica que, actualmente, como la situación social siguió empeorando, los datos son aún peores. 

Es la consecuencia de millones de trabajadoras y trabajadores con salarios pulverizados. Los que están bajo convenio, en blanco, y aún así vienen perdiendo, y de lejos, contra la inflación. De las y los estatales (incluyendo docentes y trabajadores de la salud), con salarios abismalmente por debajo del costo de vida. Y el más de 50% de trabajadoras y trabajadores informales, que son a los que más se les ha deteriorado sus salarios. Sumemos a esto las y los jubilados, con el 90% en condición de indigencia. Y los millones que, sumidos en la marginación, sobrevivían malamente con alguna ayuda social que ahora se ha cortado. 

A esta realidad tenemos que sumarle un número, cercano al medio millón (los datos van desde un mínimo de 300.000 a un máximo de 600.000) que han perdido sus empleos en estos meses, pasando a integrar el drama del desempleo. 

Tenemos así una primera radiografía de las consecuencias del programa ultraderechista de Milei, de su plan de super-ajuste, con el objetivo explícito de garantizar los pagos de deuda externa y cumplir con las exigencias del FMI.

Frente a esta realidad, suena cada día más vergonzosa la tregua de la burocracia de la CGT y las CTA, que después del paro general del 9 de mayo, se han dedicado al “diálogo”y a garantizar la “gobernabilidad”, limitándose a declaraciones y sin plantear ninguna medida para enfrentar esta auténtica guerra declarada contra el pueblo trabajador. 

Mientras diversos gremios enfrentan, en distintas regiones del país, al plan motosierra y sus consecuencias, mientras participamos de toda acción unificada, aún parcial, como la del 7 de agosto en Plaza de Mayo, seguimos exigiendo a las centrales obreras que rompan la tregua y que llamen a un nuevo paro nacional y un plan de lucha. Al servicio de esta política, está la convocatoria al plenario de lanzamiento de la Corriente sindical A Luchar, el sábado 17 de agosto. 

Pero, al mismo tiempo, tenemos que plantear que no es cierto que “la única salida” es el ajuste infinito. Hay otra salida, un programa económico alternativo, obrero y popular, que comience por romper con el FMI, dejar de pagar la deuda y poner todos esos recursos al servicio de las más urgentes demandas populares: salarios y jubilaciones dignos, trabajo genuino, salud, educación y vivienda. 

Ese programa es el que venimos postulando desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad, afirmando que para llevarlo adelante hace falta que gobiernen los que nunca lo hicieron: las y los trabajadores y la izquierda, en el camino a una Argentina Socialista. 

 

El gobierno de Javier Milei salió a buscar con lupa algún dato estadístico para demostrar lo indemostrable. Así, basándose en que los salarios en blanco en mayo crecieron en promedio un mínimo sobre la inflación de ese mes, el presidente, el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, y el vocero Manuel Adorni empezaron a decir que “ya se salió de la crisis, los salarios están creciendo y la economía se recupera”. Es una vulgar mentira. Esconde que el conjunto de los salarios vienen perdiendo un 30% en estos meses. Que, incluso si tomamos únicamente mayo, sólo crecieron los salarios privados de algunos gremios, que tuvieron aumentos ese mes que ni llegaron a compensar lo perdido en los precedentes. Que los salarios del sector público (incluyendo docentes y trabajadoras y trabajadores de la salud) se siguieron hundiendo. Y que los que cobran informalmente (más del 50% de la clase trabajadora) continúan con sus ingresos yéndose a pique.

Al mismo tiempo, continuaron los despidos, que es hoy ya una de las grandes preocupaciones de la clase trabajadora. Y, por si todo eso fuera poco, se despertó el dólar y el gobierno, para evitar que se dispare, promete un mayor ajuste al actual. No hay recuperación ni en V ni en U ni en ninguna letra. La economía va en camino a terminar 2024 con una caída cercana a los números de lo peor de la pandemia de 2020. Y todo, como cada día queda más claro, para seguir pagando la deuda a los buitres acreedores.

Habrá compañeras y compañeros que piensan que este gobierno, sobre todo luego de hacer aprobar la Ley Bases, y contando con el viento a favor de la tregua que le está dando la CGT, está fuerte y en condiciones de avanzar fácilmente con su plan antiobrero y antipopular. Pero no es tan simple. El gobierno de La Libertad Avanza (LLA) es el de una fuerza en crisis, que tiene el récord de la expulsión de funcionarios propios. Donde hay una guerra abierta entre Milei y su vicepresidenta, Victoria Villarruel, como se expresó en los últimos días alrededor de la discusión sobre los cánticos racistas y transfóbicos contra Francia. Crece cada día más, generando problemas en todas las áreas de gobierno y en LLA como fuerza política, la injerencia de Karina Milei. La entrada de Federico Sturzenegger al gobierno, que junto con Karina es el otro pac-man que se come funciones que antes estaban en otros ministerios, también es factor de crisis.

Por si todo esto fuera poco, también hay problemas en la relación con las fuerzas patronales “dialoguistas”, empezando con el PRO y siguiendo con Miguel Pichetto, los radicales y la Coalición Cívica.

La relación del gobierno de Milei con las patronales es ambivalente. Aplauden el ajuste contra la clase trabajadora, la propuesta de flexibilización laboral y la baja de impuestos como Bienes Personales. Sin embargo, no aceptan que de rebote se les toque aunque sea una parte menor de sus ganancias, porque el objetivo principal del gobierno sigue siendo que primero cobren los usureros. Un ejemplo de todo esto se vio el fin de semana en la Exposición Rural de Palermo, donde Milei fue aplaudido (aunque menos que Villarruel) y respondió a los reclamos de eliminar el cepo y las retenciones y devaluar con un pedido de “paciencia” a los agroexportadores. Es que el conjunto de los grandes empresarios, aunque siguen simpatizando con las medidas furiosamente pro patronales del gobierno, no aparecen dispuestos a invertir ni, mucho menos, a traer plata de afuera.

Por eso el gobierno por vez enésima volvió a reunirse con el FMI para pedirle un nuevo acuerdo y, sobre todo, fondos frescos para recomponer las reservas y poder garantizar los próximos vencimientos de deuda. Y, de nuevo, se fue con una felicitación formal por el plan de ajuste y las manos vacías.

La realidad, muy visible, es que la plata no alcanza, el 90% de los sectores populares están endeudados, de ellos el 50% con tarjetas de crédito utilizadas para comprar comida. Las últimas encuestas reflejan lo que se palpa en la calle, en los lugares de trabajo y estudio: que crece la bronca y baja la confianza y expectativa en el gobierno. Si Milei puede seguir avanzando es fundamentalmente por lo que dijimos más arriba: por la política de la CGT, que sigue en la tregua aun a pesar de que se reinstala el impuesto a las ganancias sobre los salarios y que Sturzenegger anuncia avanzar con una reforma laboral más dura aún a la que se votó en la Ley Bases. Por su parte el peronismo, principal fuerza opositora patronal, oscila entre seguir enredado en su interna y hacer declaraciones generales de crítica, apostando al desgaste electoral de Milei pensando en 2027 ¡Cuando el ajuste es ahora!

Por eso insistimos en que, para enfrentar a Milei y su ajuste, es necesaria una alternativa. Por un lado una nueva dirección sindical, democrática y combativa, contra la burocracia, que apoye incondicionalmente todas las luchas, que busque coordinarlas y unificarlas y que se plantee la exigencia de un nuevo paro general y un plan de lucha. Al servicio de eso es que el próximo 17 de agosto se producirá el lanzamiento de la corriente sindical A Luchar, una oportunidad de unir al sindicalismo combativo en esta dirección, convocados por los ferroviarios del Sarmiento con el “Pollo” Sobrero y Mónica Schlottahuer, las y los docentes de Ademys con Mariana Scayola y Jorge Adaro, de ATEN Capital con Angélica Lagunas y de ATE Mecon con Pablo Almeida, entre otros.

Pero por otro lado también hay que dar la pelea por una alternativa política distinta al peronismo, como la que venimos construyendo desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad, con un programa alternativo al ajuste, que comienza por dejar de pagar la deuda externa y romper con el FMI, para así poner todo ese dinero al servicio de resolver las más urgentes necesidades populares, postulando que deben gobernar las y los trabajadores y la izquierda, en camino a una Argentina socialista.


Escribe José Castillo

Una vez más, se viene una montaña de vencimientos de deuda en los próximos meses. El gobierno ultraderechista de Milei anuncia que los va a pagar con más ajuste y saqueo. Una historia repetida que nos lleva cada vez más hacia el desastre.

El presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, han garantizado que, “como sea” se va a cumplir con los próximos vencimientos de deuda externa. Lo garantizarán con un superávit fiscal mayor al actual, léase con más ajuste. También enviando, desde ya, 1.550 millones de dólares al Bank of New York, como garantía que se abonarán los vencimientos de enero de 2025. Por si todo esto fuera poco, trascendió (porque el gobierno primero lo ocultó) el envío de 450 millones de dólares en lingotes de oro a Europa (no se sabe si finalmente terminaron en Gran Bretaña o Suiza). Muy probablemente se usarán también como garantía para obtener algunos dólares más y poder completar los pagos. En síntesis, un gobierno que entrega todo a los pulpos usureros, ¡hasta las reservas de oro!

Otra vez (y siempre), la deuda externa

La historia se repite desde hace 50 años. Sólo que esta vez corregida y aumentada. El endeudamiento argentino, nacido durante la dictadura genocida, que incluyó la estatización de la deuda externa privada de grupos económicos locales y extranjeros, sigue teniendo la más lacerante actualidad. Una deuda ilegal, como quedó demostrado hace ya un cuarto de siglo con el fallo del juez Jorge Ballesteros, ilegítima (por haber sido tomada por un gobierno de facto, y encima perpetrador de crímenes de lesa humanidad), inmoral, fraudulenta. Y además, absolutamente impagable. Todos los gobiernos posteriores a 1983, sin excepción, la asumieron, reconocieron, y dijeron que “iban a solucionarla”, para terminar sus mandatos con más deuda que al principio, luego de someter al pueblo a los más diversos planes de ajuste.

Milei en esto no es novedad. Sí lo es que, con sus políticas ultraderechistas, anuncia que va a someternos como nunca al hambre, la miseria y el saqueo a niveles nunca vistos para cumplir con los próximos vencimientos. Algo que ya ha comenzado a hacer en los siete meses que lleva de gestión. Pero que van a ser mucho peores en lo que viene por delante.

Se viene una montaña de vencimientos. Sólo en 2025 se necesitan 9.000 millones de dólares para pagar la deuda con los buitres privados (de ese monto 3.000 son intereses), más otros 4.900 millones para abonar a organismos internacionales (3.000 al FMI). Si sumamos todos los vencimientos desde ahora hasta fines de 2025, son 12.400 millones de dólares, aún restando lo que entrará del FMI (6.471 millones) en estos meses restantes de 2024. A esto hay que sumarle, además, otros 2.733 millones de deudas externas provinciales. Si sumamos todo, incluyendo deudas comerciales atrasadas, de acá a 2025, se necesitan 23.000 millones de dólares. Una montaña de dinero impagable.

Pero la cordillera de vencimientos no culmina allí: sigue en los años siguientes. Por eso, si no se rompe la cadena, la historia se repetirá, corregida y aumentada, con un nuevo acuerdo con el Fondo y con los buitres privados, para, a cambio de algún pequeño corrimiento de los plazos de vencimiento, terminar pagando más, con más intereses, a cambio de compromisos de aún mayores ajustes a los actuales.

Por eso, como venimos insistiendo desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad, no hay salida sino dejamos inmediatamente de pagar la deuda externa, rompemos con el FMI y ponemos todos esos recursos al servicio de un plan económico de emergencia, obrero y popular, que priorice resolver las más urgentes necesidades de salario y jubilaciones dignas, trabajo genuino, salud, educación y vivienda.

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