Escribe Adolfo Santos
Cada vez más, el gobierno de Javier Milei consolida sus posiciones de ultraderecha. No son solo sus dichos contra los zurdos, el socialismo o todo lo que es considerado progresista, ahora intenta imponer el pensamiento único en el Ministerio de Relaciones Exteriores incluyendo los representantes argentinos en el exterior.
Las medidas que adopta este gobierno no favorecen a las y los trabajadores y sectores populares, mucho menos el actual “alineamiento incondicional” que proclama con Estados Unidos e Israel. Con ese pretexto acaba de echar a la ex Canciller Diana Mondino, que nada tiene de izquierda o progresista, después de votar contra el bloqueo yanqui a Cuba en la Asamblea de la ONU, una medida rutinaria que tiene el apoyo en la Asamblea General de absolutamente todos los países del mundo, con la única excepción, justamente, de Estados Unidos e Israel.
El voto contra el bloqueo a Cuba fue una excusa que utilizó Milei y su “mesa chica” (conformado por él mismo, su hermana Karina y Santiago Caputo) para echar a la ahora ex canciller Diana Mondino. Se trató de una anécdota más de las tantas que llevaron a expulsiones de funcionarios prácticamente desde su inicio, expresión de la propia debilidad y crisis casi permanente de este gobierno. En el caso de Mondino, Milei ya hacía tiempo tenía prácticamente intervenido su ministerio por la denominada “mesa chica”. Karina Milei había impuesto a Úrsula Basset, una asesora suya y luego Santiago Caputo metió como secretario a Nahuel Sotelo, un hombre de su máxima confianza, que eran quienes tomaban las decisiones fundamentales.
No fue solo el voto en la ONU
Pero hay más por detrás de este cambio. Milei pretende consolidar un molde político cuyas principales referencias son Donald Trump, un racista, xenófobo, misógino, con ideas abiertamente fascistoides y el carnicero Benjamín Netanyahu que está practicando un verdadero genocidio contra el pueblo palestino. Ese es el modelo político que imagina para nuestro país y por eso ahora anuncia una verdadera caza de brujas en la Cancillería donde amenaza despedir a cualquier trabajador o trabajadora que no se alinee con sus posiciones. Todo con un objetivo claro: atarnos al carro de la ultraderecha fascistoide mundial y su programa, anti-derechos, patriarcal, negacionista del cambio climático. Así, en la primera votación en la ONU tras el despido de Mondino, el gobierno argentino votó en contra de los derechos de los pueblos originarios, constituyendo el único voto en contra explícito de todo el planeta en esa temática.
Además de la afinidad con estos abanderados de la ultraderecha global, con este cipayismo explícito, Milei cree que puede sacar provecho a partir de que la mayoría de los países de la región estarían gobernados por fuerzas políticas llamadas “progresistas”, lo que llevaría a Trump a promover inversiones estadounidenses en nuestro país o a favorecerlo en las negociaciones con el Fondo Monetario para obtener nuevos préstamos para salir de la crisis. Sin embargo, las políticas proteccionistas del republicano y su promesa de arancelar las importaciones serán una verdadera traba para economías que, como la argentina, dependen de la exportación de materias primas.
Milei acelera su posicionamiento servil con Estados Unidos e Israel. Así se propone viajar a Florida con la intención de reunirse con Trump. Será su séptimo viaje en menos de un año de gobierno, todo un récord del que hasta el momento no ha obtenido nada más que sonrisas y palmaditas en la espalda de Elon Musk con quién se comunica por las redes sociales. Como siempre, en la comitiva estará su hermana y secretaria de la Presidencia, Karina Milei, pero esta vez se sumará el nuevo canciller, Gerardo Werthein, quien fue embajador en Washington hasta la semana pasada. Ahí está otra de las claves de la eyección de Mondino: tener al frente de la Cancillería a un millonario hombre de negocios que pueda anudar acuerdos comerciales con los Estados Unidos. Sin embargo, en materia de comercio y fondos frescos del FMI, aunque Milei quiera “meterse entre las sábanas” de Trump, el panorama es sombrío. Y, de ninguna manera, significa para el pueblo trabajador nada más que hambre, marginación social y saqueo de nuestras riquezas.
Escribe Mariano Barba
Terminada la interna del Partido Justicialista que coronó a Cristina Kirchner como su nueva presidenta, se abre una nueva instancia dentro del peronismo. ¿La ex presidenta aportará algo nuevo o será más de lo mismo?
Tras la trunca interna del PJ, la junta electoral partidaria anunció como ganadora a la lista “Primero la Patria”. Cristina había quedado como única candidata luego que la jueza federal María Servini rechazara la impugnación presentada por la lista del gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela. En la nueva conducción del partido se rodeó de viejos conocidos, como José Mayans (encabeza el bloque de senadores nacionales del PJ), Lucía Corpacci (senadora catamarqueña); Germán Martínez (presidente del bloque de diputados nacionales) y Ricardo Pignanelli (secretario general del Smata).
Después de la interna, Raquel “Kelly” Olmos, ex funcionaria de Cristina en el 2009 y de Alberto en el 2022, refiriéndose a la nueva conducción de Cristina, afirmó que es “necesario que el peronismo abra canales de diálogo interno y construir los consensos necesarios para fortalecer la presencia política del espacio”. Y apoyando el liderazgo de Cristina Kirchner, expresó: “Los dos presidentes de bloque formarán parte de las vicepresidencias que acompañarán a Cristina. Está claro que, en esta etapa, los dos brazos fundamentales del accionar político están en el Congreso”. Esta declaración muestra que ese es el principal pilar de la actual política de Cristina. El otro pilar lo expresó la propia Cristina en una reunión en Lomas de Zamora el último viernes, cuando criticó a Milei diciendo “es un idiota que está contento que ganó Trump, que aprenda de Trump, que es nacionalista, que quiere que las industrias de su país tengan mejores salarios”. Esta lectura de Cristina le sirve para ir posicionando al peronismo como opositor patronal del gobierno de cara a las elecciones del 2025, pero al mismo tiempo hace una observación que siempre subyace en sus reflexiones, de que en el fondo el ultraderechista de Trump es progresivo, ya que sería “nacionalista”.
Criticar a Milei y apostar a su desgaste electoral por medio de la tribuna discursiva del Congreso es, claramente, la política de Cristina, apostando al 2025 y más a fondo al 2027. Pero el ajuste, el hambre, los despidos, el cierre de organismos, los intentos de privatizaciones, son ahora. Y no hay ninguna estrategia para enfrentarlo: no aparece por ningún lado el apoyo del peronismo a las luchas y los reclamos La política de Cristina al frente del PJ deja de lado las luchas sociales y reivindicativas de trabajadoras y trabajadores, de desocupados, de la mujer y de la universidad. Centra todo en presionar a Milei en el Congreso para que “mejore” el presupuesto, cuando se sabe que este es inarreglable y, más aún, que el gobierno hasta está dispuesto a dejarlo caer y seguir ajustando por decreto. Una parte importante de esta política peronista de apostar al desgaste y a las elecciones se da con la CGT, que continúa en su larga tregua con el gobierno. Justamente unos de sus principales burócratas, Ricardo Pignanelli del Smata, es uno de los principales miembros de la conducción cristinista del PJ.
Sigue todo igual
Sin duda, sectores populares ven con simpatía la asunción de Cristina. Se tienen que preguntar: ¿cambiará el rumbo del peronismo en relación a lo que ya conocimos de sus últimos gobiernos? Podemos afirmar que no, porque en cada una de sus “conferencias magistrales” la ex presidenta promueve la necesidad de hacer la reforma laboral, confirma que se debe seguir pagando la fraudulenta, ilegal e ilegítima deuda externa (como lo hizo cuando fue gobierno), que hay que reformar la educación pública e impulsar la especulación del dólar como moneda alternativa.
La asunción de Cristina no da ninguna respuesta a la crisis del peronismo, expresada en su última manifestación por la derrota electoral del 2023 luego del desastroso gobierno de Alberto, Cristina y Massa que bajaron los salarios con una inflación galopante, le pagaron al FMI la estafa de Macri y terminaron acrecentando la pobreza.
A las compañeras y compañeros que se preguntan si con Cristina algo cambiará en el peronismo, le decimos que, lamentablemente, esto no sucederá. Lo tenemos que decir con todas las letras: el peronismo no es salida para el pueblo trabajador. La alternativa es el Frente de Izquierda Unidad, que postula un plan económico obrero y popular de emergencia, opuesto a la motosierra de Milei y al que aplican los gobernadores. Y opuesto también al proyecto del peronismo. Un plan que empiece con el no pago de la deuda al FMI y a los buitres acreedores, terminar con los despidos, recuperar las empresas privatizadas y que la explotación de las riquezas queden en el país y no en los grandes empresarios, las multinacionales y bancos; y con esa plata combatir los males sociales y dar un aumento salarial de emergencia a ocupados y jubilados.
Escribe Atilio Salusso
Talco
Una persona fue detenida durante 21 días en Mendoza. Fue acusada de llevar dos kg de “estupefacientes” en envases de talco. Rápidamente la ministra Bullrich publicó en X: “La seguridad va a un paso adelante de los delincuentes. ¡Las hace, las paga!”. Pero resultó que el hombre llevaba talco. La ministra, en falsa escuadra, lo justificó: “El talco siempre se confunde con cocaína. No hay ninguna falla en la investigación”, mientras el ciudadano se pasó tres semanas en cana. ¿Quién le repara el daño?
Pan Dulce
A poco más de un mes de las fiestas el clásico pan dulce se vende entre 15.000 a 20.000 pesos promedio, dependiendo de la marca y calidad, según Gastón Mora, referente de la Cámara de Panaderos. A tal punto que en algunos comercios los ofrecen en cuotas. ¿No era que había bajado la inflación? No. Sigue la famosa libertad de precios de la ultraderecha.
Misiles
Estados Unidos aprobó la venta de armas sofisticadas por 941 millones de dólares para los 24 aviones supersónicos F-16 que Milei compró a Dinamarca. ¿De qué se trata? De 36 misiles aire-aire; 102 bombas Mk-82 de 500 libras e igual cantidad de espoletas; 50 grupos para bombas guiadas por láser, entre otras. ¿Para qué? Negocio redondo para la industria armamentística, mientras para las y los jubilados y las universidades no hay plata.
Werthein
El actual canciller Gerardo Werthein quien asumió en reemplazo de la echada Mondino, declaró su caudal patrimonial. Werthein tuvo que abandonar su cargo de embajador en Estados Unidos donde se había hecho una mansión privada de 16 millones de dólares ya que la residencia de la embajada le quedaba incómoda. Werthein tiene 101 millones de dólares entre una casa en CABA de 419m2, cinco propiedades en el exterior, una Ferrari de 200 mil dólares, un BMW y un Mercedes. Además, declaró once cuentas en el exterior, sin especificar dónde. O sea…
Máximo
Máximo Kirchner declaró tener 27 propiedades (casas, departamentos y terrenos en El Calafate) y casi 5 mil millones de pesos, la mitad en dólares (2.905.572 de billetes verdes). En 2023 Máximo había declarado un patrimonio de casi 2.000 millones de pesos, una suba importante. Como se diría, “Máximo blindado”, ante el hambre y la pobreza que sufren millones.
Escribe José Castillo
Se sigue pagando al FMI. Ahora fueron 800 millones de dólares, con lo que ya se suma 7.695 millones en el año, sólo con el Fondo. Agregando lo abonado a otros organismos y a acreedores privados, en 2024 se fueron más de 12.000 millones de dólares por pagos de deuda, mientras esta continuó creciendo. Ahí está el dinero para aumentar los salarios, el empleo y los presupuestos de salud, educación y vivienda.
“No hay plata”, es el slogan preferido del gobierno ultraderechista de Milei. Con esa consigna se despiden decenas de miles de empleados públicos, se pulverizan salarios y jubilaciones, se cierran organismos, se desfinancia al extremo la salud y la educación y se paraliza la obra pública. Pero, sencillamente, es mentira: el dinero existe, sólo que se lo destina al pago de la deuda externa, como lo dijimos mil veces, fraudulenta, ilegal, ilegítima, inmoral y, además, impagable, ya que, al mismo tiempo, sigue creciendo cual bola de nieve.
2024 es el año donde el gobierno operó a fondo con la “motosierra”. Pero el año que viene el ajuste continuará. Vencen 3.300 millones de intereses a pagarle al FMI. Además vencen 11.000 millones de dólares con los acreedores privados. Lo que da, sumado a vencimientos con otros organismos, un total de 17.000 millones. Y si miramos de acá a 2027, tenemos vencimientos en moneda extranjera por 61.600 millones de dólares, entre pagos al FMI, a los pulpos privados y a otros organismos.
El gobierno de La Libertad Avanza ha presentado un presupuesto de terror. Se recortan todas las partidas, más aún de lo que ya se achicaron este año. Obviamente, la única excepción son los pagos de deuda. Peor aún: se dice explícitamente que el presupuesto 2025 se ejecutará en función de obtener el dinero para cumplir con los distintos vencimientos. Y que, si es necesario, se recortará más aún con tal de cumplir con los pulpos acreedores y el FMI.
Obviamente, este presupuesto es inarreglable. No hay forma, como sostienen varios gobernadores y la llamada “oposición amigable” de “mejorarlo” negociando algunas partidas. Por otra parte, el propio gobierno sostiene que o se aprueba como está o no habrá presupuesto 2025 y seguirán gobernando, y ajustando salvajemente, por decretos de necesidad y urgencia, como vinieron haciendo hasta ahora.
Por eso, desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad, decimos que la pelea no es exclusivamente por el presupuesto, que por supuesto hay que rechazarlo de plano cuando se llegara a tratar. Es más general, contra el ajuste en su conjunto, y se definirá en las calles, en las luchas y movilizaciones. Por eso es fundamental apoyar cada pelea, cada resistencia. Como la de los estudiantes, no docentes y docentes en defensa de la universidad pública, la de las y los trabajadores de la salud, como sucedió en el Bonaparte, en el Garrahan y en tantos otros lugares, en la defensa de Aerolíneas Argentinas, en la lucha contra la pulverización de las jubilaciones, y en tantas otras. Exigiendo, además, a la burocracia de la CGT que rompa su ya vergonzosa tregua y llame a un paro general y un plan de lucha.
Pero, al mismo tiempo, tenemos que dar el debate político. Explicando que hay otra salida, postulando otro plan económico, de emergencia, obrero y popular, que arranque por dejar de pagar la deuda externa y romper con el FMI para priorizar las más urgentes necesidades populares. Por eso, desde la bancada de Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad, hemos presentado un proyecto de ley en este sentido, que explicamos en estas páginas.
Escribe José Castillo
En medio de este ajuste salvaje, del aumento de la pobreza y la indigencia y del bombardeo publicitario del gobierno y sus periodistas amigos sosteniendo que este es “el único camino”, hemos insistido en la necesidad de un programa alternativo, basado en dejar de pagar la deuda, romper con el FMI y priorizar las más urgentes necesidades populares.
Obviamente, surge un interrogante: ¿quién puede llevar adelante este plan? Por supuesto que no esperamos que lo haga el gobierno de Milei, ultraderechista y agente directo de las grandes empresas y el imperialismo. Pero tampoco la oposición patronal mayoritaria, el peronismo. Cristina Kirchner, al igual que todos y cada uno de las y los dirigentes peronistas lo han dicho una y mil veces, y así lo hicieron cuando fueron gobierno: pagaron los vencimientos de deuda y realizaron acuerdos con el FMI, comprometiéndose a los planes de ajustes que ellos implica, como el actual, vigente a partir de la firma del gobierno de Alberto Fernández, Cristina y Massa en marzo de 2022. Más atrás, durante los 12 años kirchneristas anteriores, se pagaron 240.000 millones de dólares en concepto de deuda externa: “somos pagadores seriales”, confesó la propia Cristina cuando era presidenta.
Por eso, la puesta en marcha de un programa alternativo, obrero y popular, como el que postulamos, solo puede ser realizado por un gobierno de las y los trabajadores y la izquierda. Somos los únicos que no tenemos complicidades con los gobiernos anteriores, donde peronistas, radicales, centroizquierdistas de la Alianza, PRO o ahora libertarios ultraderechistas, siempre ajustaron al pueblo, sometiéndolo al saqueo y la decadencia.
Todos estos gobiernos fueron además los agentes de las patronales nacionales y extranjeras que nos llevaron a la dependencia y la semicolonización del capitalismo imperialista. Por eso el programa alternativo que proponemos y el gobierno de las y los trabajadores y la izquierda, deberá indefectiblemente tomar otro camino, el de la construcción del socialismo. Un socialismo que, aclaramos, nada tendrá que ver con las experiencias totalitarias que se apropiaron de ese nombre en el siglo XX (como el stalinismo o el maoísmo), pero tampoco con las caricaturas de las dictaduras capitalistas actuales que gobiernan Venezuela, Nicaragua o la actual Cuba (tan lejana a todo lo que se logró en las épocas del Che Guevara). Ni tampoco la dictadura capitalista-imperialista China. Por el contrario, el camino al socialismo que proponemos será con plena democracia para las y los trabajadores y el pueblo, planificando y gestionando a partir de la participación de todas y todos la solución de las necesidades populares.