Jul 19, 2024 Last Updated 9:34 PM, Jul 18, 2024

Nora Cortiñas fue la principal oradora en el Acto en Plaza de Mayo del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia. Sus palabras fueron: “[…] si hoy estuvieran acá los 30.000 desaparecidos muchas cosas no pasarían, porque estarían al lado de ustedes luchando con todas sus fuerzas, seguramente no aceptarían al Fondo Monetario Internacional, junto a ustedes.

“[…] Los desaparecidos y desaparecidas son nuestros, son del pueblo, no son solo de las madres, de los padres y de las familias, por eso seguimos en la lucha. Si ellos estuvieran acá dirían: ¡No a la megaminería! ¡No a la entrega de la soberanía! Dirían: ¡Los ríos son nuestros, los puertos son nuestros, la tierra es nuestra y el agua es nuestra! ¡A defenderla! […] ¡Todos los que votaron para apoyar al FMI son traidores al pueblo! ¡Fuera, fuera, fuera Fondo, fuera!

“[…] Hoy también están todos los pibes caídos por la bala asesina policial. Están con nosotras las mujeres caídas por los femicidas. ¡Presentes! Las madres del gatillo fácil que piden justicia. […] ¡No bajen los brazos! ¡30.000 detenidas y detenidos desaparecidos presentes! ¡Ahora y siempre!”

Las internas del gobierno peronista del Frente de Todos ocupan las páginas de los diarios, los portales y los comentarios de los programas de televisión. Ya ni siquiera disimulan. Diputados y senadores kirchneristas escribieron largos textos explicando su voto negativo al acuerdo con el Fondo. Un grupo de intelectuales también sacó posturas críticas a Alberto Fernández. Del otro lado, la propia vocera presidencial, Gabriela Cerruti, llegó a reconocer que “Cristina no le contesta el teléfono a Alberto”. Podríamos llenar páginas enteras reseñando estas anécdotas. Lo concreto es que esto refleja una fuerte crisis política en el peronismo. Lo que está en discusión es cómo se aplica el ajuste. Alberto Fernández y la mayoría de sus ministros están dispuestos a garantizar la ejecución del acuerdo con el Fondo (el presidente se lo acaba de confirmar personalmente a la jefa del FMI, Kristalina Georgieva). El kirchnerismo, desde Cristina y Máximo para abajo, tratan de “despegarse” del ajuste y sus consecuencias, a la vez que dejan claro que ellos no llaman a romper con el Fondo ni dejar de pagar la deuda, sino que solo critican que “lo hubieran negociado de otro modo”.

La crisis en el peronismo tiene una causa básica: el ajuste, que ya venía de antes del acuerdo con el Fondo, y que ahora se profundiza. Esto genera que cada vez más sectores de su propia base social lo cuestionen y miren con simpatía al Frente de Izquierda como alternativa. Una gran parte de los discursos encendidos contra el FMI que escuchamos del kirchnerismo tiene un objetivo bien concreto: no permitir que parte de su base vaya hacia la izquierda.

Toda la realidad nacional está recorrida por el mayor ajuste vía el pacto con el FMI, al que se ha comprometido el gobierno con los votos de Juntos por el Cambio en el Congreso. Todos están de acuerdo en que se lleve adelante, pero a la vez la mayoría trata de “no quedar pegado”. Esto se ve en el Frente de Todos, pero incluso también en la oposición patronal de Juntos por el Cambio.

La realidad es que nadie está realmente interesado en resolver los problemas que afectan al pueblo trabajador, que en estos días pueden resumirse en algo básico: la plata no alcanza ni siquiera para pagar la comida. Los salarios, las jubilaciones, la AUH, los planes sociales, todo va quedando pulverizado frente a una inflación desbocada, con centro en los alimentos. Los anuncios del gobierno acerca de comenzar una “guerra contra la inflación” sólo sirvieron para que las grandes empresas monopólicas de la alimentación y los otros bienes que componen la canasta familiar aumenten aún más desaforadamente los precios. Las medidas con las que finalmente salió a responder el gobierno son de una tibieza absoluta: ninguna sanción, ningún planteo de precios máximos, e inclusive el aumento de las retenciones terminó siendo sólo a un sector muy pequeño (harina y aceite de soja) y en un monto muy reducido (del 31 al 33%). Todo lo demás es apenas el relanzamiento de viejos programas fallidos, como Precios Cuidados, que al poco tiempo son incumplidos por los propios empresarios que los firman.

La burocracia sindical de la CGT y las CTA aporta su cuota de complicidad para que pase el ajuste, firmando paritarias a la baja. Las dos últimas, de la UOM y la paritaria docente, así como lo acordado en el Consejo del Salario Mínimo, son casi calcadas: 45% de aumento  en cómodas cuotas, cuando la inflación proyectada no bajará del 55/60%. Claro que nada es gratis: crece el repudio a la propia burocracia, casi un capítulo propio de la propia crisis del peronismo que comentamos anteriormente. Una muestra de esto es la caída de Caló de la conducción de la UOM, por un quiebre dentro de la misma burocracia.

Desde el sindicalismo combativo, que viene de realizar hace menos de un mes un exitoso plenario, le seguimos exigiendo a la burocracia que rompa su pacto con el gobierno, que convoque a asambleas, a plenarios de cuerpos de delegados, para motorizar un plan de lucha que salga de una vez a enfrentar el ajuste en curso.

Junto con el sindicalismo combativo, la izquierda es el único sector que salió a denunciar y pelear contra el acuerdo con el FMI. Desde el Frente de Izquierda Unidad convocamos y pusimos en pie un gran movimiento unitario, que realizó cuatro movilizaciones contra el pacto con el Fondo.

Desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad venimos planteando la necesidad de un programa alternativo al del FMI y su ajuste. Que comience por suspender inmediatamente los pagos de deuda externa y romper con el Fondo. Que siga con un aumento salarial de emergencia para que nadie gane menos que el valor de la canasta familiar (hoy calculado por los trabajadores de ATE Indec en 136.104 pesos), su reajuste de acuerdo al incremento del costo de vida y la reapertura inmediata y sin techo de todas las paritarias. Que luche de verdad contra la inflación, sancionando a quiénes la generan y se benefician con ella, las grandes patronales. Con precios máximos a los productos de la canasta familiar y fuertes sanciones a quienes lo violen. Con medidas reales contra los monopolios agroexportadores, como la nacionalización del comercio exterior, y los especuladores financieros, con la nacionalización de la banca. Que reestatice las privatizadas bajo gestión de trabajadores y usuarios, para brindar servicios de calidad y con tarifas sociales para quien las necesite. Con una YPF 100% estatal y la recreación de una empresa como Gas del Estado, para terminar con el saqueo y recuperar plenamente nuestros recursos energéticos.

Este programa sólo lo plantea el Frente de Izquierda Unidad. No partimos de cero. Llevamos más de diez años de unidad de la izquierda, apoyando y estando presentes en todas las luchas. Siendo muchas veces la única voz contra los planes de ajuste y entrega en el Congreso y las legislaturas provinciales. Por eso, como decíamos más arriba, ante la crisis del peronismo, una franja cada vez más amplia nos observa con atención y se acerca a nuestras propuestas. De eso se trata, de avanzar en seguir fortaleciendo cada vez más esta alternativa política, la que plantea que gobiernen los trabajadores y avancemos hacia el socialismo.

Escribe Mariano Barba

El jueves 17, tras una larga sesión que comenzó al mediodía y culminó cerca de la medianoche, la Cámara de Senadores de la Nación transformó en ley el pacto con el FMI que siete días antes había sido votado en Diputados. Con el voto favorable de 56 senadores, resultó aprobado el único artículo que contenía la ley.

Con una clara señal a favor del FMI, de los grandes empresarios y de los medios de comunicación hegemónicos, tanto senadores de Juntos por el Cambio como oficialistas de todos los bloques aprobaron la Ley de Reestructuración que habilita al gobierno de Alberto Fernández a cumplir metas con el FMI, y establece el sendero de pagos de la gigantesca, ilegítima, y “odiosa” deuda externa contraída por Macri que deberá afrontar Argentina.

Con 56 votos a favor, 13 en contra y 3 abstenciones, resultó aprobada la ley. De esos 56 votos favorables la mayoría fueron de la oposición patronal, ya que Juntos por el Cambio aportó 32 votos de los 33 senadores con los que cuenta; otros 4 fueron de bloques provinciales y los 20 restantes fueron del Frente de Todos, que cuenta con 35 senadores.  Es muy entendible que la oposición patronal, representada por los senadores de las distintas corrientes del radicalismo y el macrismo, votaran a favor de la ley, porque ellos fueron los gestores de este endeudamiento. Les vino al dedillo que el gobierno peronista convalidara la estafa y estableciera el acuerdo con el FMI para pagarla.

El peronismo votó dividido

Justamente en el bloque oficialista se desató el mayor debate público, ya que hubo 13 senadores kirchneristas que votaron en contra del proyecto. Los senadores más cercanos a Cristina se pegaron una verdadera lavada de cara, en un documento donde rechazan la negociación llevada adelante por el Ministro Guzmán y fundamentan su voto en contra. Argumentan que les hubiera gustado que haya otras condiciones en el acuerdo con el FMI. Dejan muy claro que hay que pagar la deuda, solo tomando distancia de las condiciones y los plazos de este acuerdo. Siguieron el camino que abrió Máximo Kirchner en Diputados cuando votó en contra con la misma argumentación (ver Documento de senadores K / Un voto que no va contra el FMI ).

Cristina, como presidenta de la Cámara de Senadores, abrió la sesión y no solo cerró la boca, sino que se ausentó del debate y no apareció más, ni siquiera para la votación final. Claro ejemplo de su tan conocido doble mensaje, porque sus senadores adeptos se pronunciaron en contra a sabiendas que su voto no cambiaba el resultado a favor de la ley. Fue una resistencia especulativa del peronismo kirchnerista y tenían la certeza que su efecto era sólo testimonial. Es que, en el fondo, todos los diputados y senadores peronistas, de todas las alas, siempre estuvieron de acuerdo en reconocer y pagar la deuda externa. No hicieron más que repetir su propia historia, ya que la misma Cristina, cuando era presidenta, se jactó de reconocer “que los gobiernos de ella y el de Néstor fueron pagadores seriales”. No es para menos, ya que en tan solo doce años habían pagado al FMI y a los acreedores privados y bonistas la gigantesca suma de 200.000 millones de dólares; cifra cercana a la mitad del PBI de la Argentina en un año.

El periodista Carlos Pagni (LN+), en su editorial del lunes 14, reflexionó que: “una de las razones del voto negativo impulsado por el kirchnerismo se puede deber a la necesidad de retener el apoyo de una porción del electorado del gran Buenos Aires y la Capital, que rechaza la sumisión al FMI y se empieza a ir con la izquierda, como quedó reflejado en las elecciones nacionales realizadas el año pasado donde el FIT Unidad conquistó cuatro bancas nacionales y decenas de concejales y diputados provinciales”.

Siendo ley el pago de la estafa macrista, enfrentaremos en las calles esta nueva estafa, ahora peronista, de pagar la deuda externa con mayor ajuste al pueblo trabajador y saqueo del país.


Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad
 
“Solucionamos el tema de la deuda, ahora empieza la guerra contra la inflación”. La frase es de Alberto Fernández, que no hizo ni una cosa ni la otra. Los problemas de fondo se combaten con un plan económico alternativo obrero y popular como proponemos desde la izquierda, no con el que aplica el peronismo del Frente de Todos.
 
Si hay algo que impacta en millones es que los alimentos son prohibitivos en el país de la carne, la leche y el trigo. Un país rico con un pueblo pobre. ¿Por qué ocurre esto? No es de ahora. Es porque Argentina sigue a merced de los usureros internacionales, multinacionales, bancos y monopolios formadores de precios, que vienen saqueando al país desde hace décadas y lo siguen haciendo ahora con la política del gobierno del Frente de Todos.

Es una gran falacia decir que el tema de la deuda fue solucionado con el nuevo pacto con el FMI. ¿Qué solución va a haber si nos endeudamos por 45.000 millones de dólares que el pueblo no vió?  ¿“Solución”, con vencimientos anuales de 20.000 millones de dólares? Lo volveremos a repetir y lo haremos hasta el cansancio: el acuerdo con el FMI es más inflación, saqueo, sometimiento y dependencia.

La otra mentira es que ahora se va a combatir la inflación. Decir “nos preocupa la mesa de los argentinos” es otro saludo a la bandera, mientras las grandes alimenticias y monopolios formadores de precios siguen en la impunidad. El anuncio anticipado de la “guerra” lo único que hizo fue permitirles a los grandes remarcadores subas preventivas de hasta el 30%. No hay ninguna “guerra” con recetas ya conocidas (precios cuidados, retenciones que termina pagando el pequeño productor y frases grandilocuentes), y “comandantes” que auguran de antemano una nueva derrota.
 
El kirchnerismo “comenta” la realidad y no propone nada

Alguien podrá decir que todo esto pasa con Alberto Fernández, pero con Cristina, Máximo y quienes votaron en contra el pacto con el FMI sería distinto. No es cierto. Lo podemos probar. ¿Acaso el peronismo kirchnerista ha presentado medidas alternativas para combatir semejante crisis social? Las cartas de La Cámpora y las senadoras y senadores justificando el voto negativo parecen de comentaristas parlamentarios más que de bancas pertenecientes al actual gobierno al que sostienen, son parte y donde la propia Cristina dijo: “el peronismo está más vigente que nunca”.

Las diferencias en el voto sobre la ley que aprobó el pacto con el FMI entre albertistas y kirchneristas no son sobre qué políticas de fondo hay que aplicar para sacar al país de la postración. El kirchnerismo no tiene nada alternativo ni “progre”, sino reacomodos pensando en las elecciones de 2023. ¿Proponen Cristina y Máximo Kirchner tirar abajo el pacto con el FMI, dejar de pagar la deuda para reactivar la economía o combatir de verdad a los que aumentan todos los días los precios? No hablan de eso. Solo hacen cartas mediáticas sin proponer ninguna medida alternativa.
 
La salida viene por izquierda

No habrá ningún cambio de fondo si no se ataca la estructura capitalista que se lleva nuestra riqueza en beneficios de unos pocos. Los ganadores de este plan económico son el FMI, los usureros internacionales, los bancos, los grandes exportadores (Arcor, Cargill) y supermercados, las automotrices (Toyota, Ford, VW), las mineras, y la lista sigue. Ante la tremenda inflación, ni siquiera imponen la Ley de Abastecimiento que viene del gobierno peronista de 1974, que prevé precios máximos y grandes sanciones. No hay que dejarse engañar.

En la emergencia hay que repudiar los aumentos de precios y el tarifazo, exigiendo un inmediato aumento de salarios y jubilaciones al valor de la canasta familiar. Todo como parte de una lucha por imponer un plan económico alternativo para sacar al país de la crisis. En primer lugar, se debe desconocer el pacto con el FMI y dejar de pagar una deuda usurera, volcando esos fondos a un plan de viviendas populares que de trabajo genuino, a salud y a educación. Estas medidas tienen que ir acompañadas por otras de fondo. No puede ser que un puñado de exportadoras pongan los alimentos internos al valor del dólar. O que el comercio exterior siga manejado por las yanquis Cargill y Bunge, la china Cofco o la francesa Dreyfuss. O que los bancos se sigan llevando fortunas, siendo los más beneficiados de Latinoamérica. O que las empresas privatizadas sigan haciendo negocios con recursos estratégicos y esenciales como la luz, el gas o el petróleo.
Solo romper los lazos económicos y políticos que nos atan al FMI, nacionalizar la banca y el comercio exterior, y reestatizar las privatizadas y puertos con una YPF 100% estatal, permitiría implementar un plan económico al servicio de los trabajadores y las amplias mayorías populares.

Ya nos gobernaron todos (radicales, peronistas y PRO) y hundieron al país. Hay que luchar por un gobierno de las y los trabajadores que haga lo contrario, construyendo para ello una alternativa política obrera y socialista de unidad de la izquierda y los luchadores, como lo postulamos con el Frente de Izquierda Unidad. Esta es la salida  que levantamos desde Izquierda Socialista en el FIT Unidad, mientras llamamos a luchar por cubir las urgentes necesidades más sentidas del pueblo trabajador, las mujeres y la juventud.    


Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad

Bajo el título “Los muertos no pagan las deudas” (frase pronunciada por Néstor Kirchner) y “Crecer para pagar: ¿es posible con este pacto?”, las y los senadores que responden a Cristina Fernández emitieron un documento para justificar su voto negativo al pacto con el FMI. Al igual que la carta de La Cámpora en Diputados, enumeran datos sobre el endeudamiento de Macri y hasta dicen que así no se va a lograr el famoso “crecer para pagar”. Pero lo que llama la atención es que quienes se arrogan de tener “el alto honor de ser representantes de las provincias argentinas” dicen que lo que ahora escriben es “el resultado de un proceso, no exento de tensiones y debates, que se vienen desarrollando desde el primer momento en el que comenzaron las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional”. Pero les preguntamos, si fue un proceso de varios meses, ¿no sabían que el gobierno estaba mal encaminado en las negociaciones? ¿Por qué no abrieron la boca antes y lo hacen solo ahora ante los hechos consumados? Luego explican en la misma carta que el Bloque del Frente de Todos el 15 noviembre de 2020 publicó y envió una carta (y otra en febrero de 2021) al FMI ,solicitando a dicho organismo que “se abstenga de exigir o condicionar las políticas económicas de la Argentina”. ¿Qué proponían a cambio? “Reconsideración de los intereses; período de espera para comenzar los pagos anuales a partir del año 2025 y plazo de amortización en varias décadas”. O sea, creían que había un FMI comprensivo. ¿Pero hablan de no avalar el endeudamiento de Macri? No. ¿Hablan de no firmar ningún acuerdo con el FMI? No. ¿Hablan de que no hay que pagar una deuda usurera? No.

¡Son nefastos! ¡Mientras mandaban cartas con plegarias al FMI votaban el robo jubilatorio y avalaban los 12.000 millones de dólares que pagó de deuda su gobierno en sus dos primeros años!

También reivindican que los ilumina el pensamiento y acción de Néstor Kirchner cuando “nos habíamos liberado” bajo su gobierno y que posteriormente con Cristina Fernández “la Argentina se transformó en un modelo global para los procesos de reestructuración de deuda soberana”. Podrían preguntarse entonces por qué perdieron el gobierno con “la derecha de Macri” en 2015 si se estaba tan bien en esos años.

Dicen, por otro lado, que “el centro del debate es cómo tener un programa de crecimiento económico que supere las recetas fallidas de programas de ajuste y recesión”. Pero solo proponen seguir bajo el ala del FMI bajo otras formas. Se lamentan porque dicen que así no se van a poder cumplir las metas acordadas y vuelven al slogan de que hay que pagar. “Creemos firmemente que las deudas deben ser honradas y nuestro movimiento político así lo ha demostrado pagando deudas que no contrajo y que fueron contraídas por gobiernos de signo ideológico opuesto”.

El broche de la larga carta es la página final sobre las “Conclusiones”. ¿Proponen un camino alternativo? Claro que no. Solo se lamentan que, de no alcanzarse los objetivos, sería una “dolorosa derrota de LA POLÍTICA”… Aclaramos, derrota de la política del peronismo y del Frente de Todos, que incluye a quienes  se lavan la cara con su voto en contra.                          

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