Jul 19, 2024 Last Updated 9:34 PM, Jul 18, 2024

Escribe Claudio Funes

Con la reivindicación de Menem, Macri se relanza como candidato presidencial para el 2023. Quiere volver a gobernar para ajustar más. Sin gradualismo. Con reforma laboral, despidos y privatizaciones, entre otras medidas antipopulares de su agenda.

Mauricio Macri se prepara para el “segundo tiempo”. Se postula como candidato a presidente para el 2023. No lo hace porque sube su imágen, sino porque baja la del gobierno peronista al compás de la crisis.

Macri quiere volver para llevar adelante el ajuste que no pudo concretar durante su gobierno, y sin gradualismo. Por eso insiste en que “el FMI no es gente mala, son los demás países”. Lo dijo en un reportaje de TN, mostrándose como su mejor defensor y garante.

Cuando se le preguntó sobre la reforma laboral, contestó “¿Cuánta gente está trabajando en la formalidad en la Argentina? Menos de seis millones, el resto está sin defensa, sin leyes, a la buena de Dios en la informalidad absoluta. Esta gran mentira de leyes laborales que dejan a más de la mitad afuera la ven todos”.

Prometió que a partir de 2023 “no habrá lugar para los comportamientos prepotentes y mafiosos. […] El que no esté dentro de la ley se las tendrá que ver con la Justicia”. Clara referencia a cómo reprimirá las luchas contra el ajuste que planifica.

Macri también se expresó sobre Aerolíneas Argentinas, “Si Aerolíneas no es autosustentable hay que privatizarla, no hay duda”.  “Hay que tener el Estado necesario”. […] “El Estado es un aguantadero permanente de la política”. El despido de empleados públicos también es parte de su agenda.

Macri dice con claridad que desde el día uno habrá que hacer todas las reformas necesarias para terminar con el déficit. “Agarrar el lápiz rojo de Angeloz* y tachar todo lo que sea necesario”. Ajuste brutal. Él mismo lo reconoce: “No va a ser fácil”. El crecimiento de los “libertarios” lo empuja a un discurso más crudo.

El pensamiento político de Macri se afirma cuando destaca a Carlos Menem (al igual que los libertarios). Dijo que será cada vez más reivindicado porque intentó realmente unir a los argentinos y pacificó el país. Nada más alejado de la realidad.
Durante los ´90, con la complicidad de la burocracia sindical (cuando no), se remataron el conjunto de las empresas del Estado a precio vil. Centenares de miles de trabajadores quedaron en la calle. Ciudades y pueblos casi desaparecieron con el cierre de ramales ferroviarios o de actividades de YPF. Menen creó el enorme negocio de las AFJP, la privatización de las jubilaciones al servicio de los bancos, mientras sometía al hambre a los adultos mayores. El gobierno menemista fue el abanderado de las “relaciones carnales” con el imperialismo yanqui y emblema de la corrupción.

Con Menem la tasa de desempleo en mayo de 1991 era de 6,9%, mientras que en 1994 subió al 10,7% y para el año 1996 había ascendido al 17,2%. Lo mismo sucedió con la tasa de pobreza que aumentó del 19% en 1990 a más del 35% en 1995. Menem fue ajuste y entrega. Esta tremenda tragedia es la que reivindica Macri, quien se considera políticamente moderado.

Su comentario produjo chispazos en Juntos por el Cambio. De inmediato Gerardo Morales, presidente de la UCR y anotado en la carrera presidencial para 2023, le contestó “Rechazamos las políticas neoliberales implementadas por el menemismo. […] Estas medidas destruyeron nuestro aparato productivo, nos hicieron más pobres […]”. Habla como si la UCR no hubiese sido parte del gobierno de Cambiemos.

Macri quiere ser el continuador de las políticas de Menem. Él mismo lo dice cuando lo elogia. Es cierto que están más preparados para gobernar; pero siempre al servicio del gran capital, las multinacionales y el FMI. Macri no es alternativa para el pueblo trabajador y los sectores populares.
 
* Eduardo César Angeloz (UCR) fue ex gobernador de la provincia de Córdoba desde 1983 hasta 1995.

Escribe Claudio Funes

En la última sesión especial de la Legislatura de CABA, solo las bancas de La Libertad Avanza, de Javier Milei, y Republicanos Unidos, de Ricardo López Murphy, no apoyaron el repudio al Terrorismo de Estado, que provocó 30.000 desaparecidas y desaparecidos.

Los cinco integrantes del bloque “libertario”, Ramiro Marra, Rebeca Fleitas, Lucía Montenegro, Leonardo Saifert y Oscar Zago, y los “republicanos” (integrantes de Juntos), Roberto Garcia Moritán y Mariana Kiesnat, votaron contra la iniciativa.
Marra relanzó el viejo argumento de que hubo “excesos cometidos por las Fuerzas Armadas, y deben condenarse con el mismo rigor a los integrantes de los grupos subversivos”. Rebeca Fleitas también rememoró que: “Se habla de una parte de la historia, intencionalmente selectiva” y se victimizó porque los llaman “negacionistas y fachos”.

Sus argumentos y posiciones son, ciertamente, de la derecha. También lo son los esgrimidos por otros miembros de la lista electoral de Milei que apoyan a los militares genocidas. Imposible pensar en una casualidad, La Libertad Avanza es un partido de la derecha más reaccionaria.

Con Javier Milei a la cabeza dicen ser defensores de las libertades individuales; pero atacan al feminismo y se oponen al aborto. Exigen “libertad” para que los grandes patrones y multinacionales no paguen impuestos, para que despidan sin indemnizar, para flexibilizar, para acabar con los derechos de huelga y sindicalización y bajar los salarios y las jubilaciones. Una visión ultraconservadora.

En el Congreso reclaman un ajuste feroz al pueblo trabajador. Por eso Milei reivindica a Videla y a Pinochet. Este pensamiento es el que lo llevó a ser asesor del genocida Antonio Bussi, condenado por delitos de lesa humanidad, cuando este fue electo Diputado Nacional en 1999.

Junto a Macri, Milei reivindica a Menem y también a Cavallo, de quien dijo que fue el mejor ministro de Economía de la historia, cuando su plan económico generó una masa de desempleados estructural, e impidió que millones de jóvenes pudiesen conseguir trabajo o que, si lo lograban, fuera en condiciones de precariedad extrema.

Esta cercanía en sus programas con Macri hace posible un acuerdo entre ambos, “Macri tiene un discurso liberal clásico por lo que no tendría problemas de que formara parte de nuestro espacio si él lo desea”. Incluso, Javier Milei afirmó: “El armado que tiene ahora Juntos es de centro izquierda”.

Más allá de que estas definiciones pueden causar gracia a algunos, son posiciones políticas que marcan su norte. El menemismo no solo es recordado por su show mediático, sino también por ser una de las épocas más oscuras de la democracia patronal.

El alza en las encuestas del espacio de Milei, y las perspectivas de cara al 2023, abren la posibilidad a una unidad electoral de ese sector patronal (“Juntos” y “Liberales”), como expresó el propio ex presidente, o a una disputa sobre la misma base electoral.

El gobierno del macrismo está fresco en el recuerdo, pero ambos sectores buscan “legitimar,” con el apoyo electoral, el mega ajuste que proponen. No te dejes engañar. El espacio de Milei, sencillamente, pretende descargar la profunda crisis capitalista sobre la juventud, las mujeres, los trabajadores y el resto de los sectores populares.              



Escribe Nicolás Nuñez

El presidente Alberto Fernández ya lo había dicho durante el primer año de la pandemia y de su mandato: “yo creo en el capitalismo de Henry Ford”. Y ahora lo volvió a decir en su entrevista en la TV Pública: “el día que Ford dijo ¿por qué este auto no lo pueden tener mis empleados?, ese fue un gran capitalista”. Fernández quería dejar en claro, por si hiciera falta, que ninguno de sus planteos era anticapitalista y, además, señalar que él defiende un capitalismo “productivo” y no “financiero”. ¿Es así?

Partamos de que el presidente no tiene ningún empacho en celebrar una multinacional cómplice de la última dictadura militar,. Y señalamos que si el suyo fuera un capitalismo productivo, no se entiende porque mantiene vigente la Ley de Entidades Financieras de Martínez de Hoz, que es la piedra angular de todos los negociados del capital especulativo en nuestro país. Tampoco se entiende por qué aceptó validar la deuda que Macri contrajo y fue usada en bloque para la timba financiera. En paralelo, tampoco es muy creíble su discurso industrialista, si el centro de su plan de gobierno pactado con el FMI implica reforzar el carácter primario de exportador de materias primas para juntar dólares para pagar la deuda.

Pero si de hacer historia se tratara, es importante aclarar algunas cosas. Primero, Ford no le regalaba el auto a los trabajadores caritativamente, sino que les prohibía tener un sindicato, les daba crédito para pagar el “Ford T” para ampliar su demanda y los obligaba a ir al trabajo con él. “Pero al menos tenían laburo y auto propio”, podrá decir algún compañero. Muy bien, pero lo otro que hay que tener en cuenta- es que estamos hablando de la clase trabajadora del principal imperialismo del planeta, cuyo estándar de vida se sostenía sobre el saqueo y la opresión de colonias y semicolonias. La analogía de Fernández no tiene ni pies ni cabeza. Al punto de que incluso el fordismo en sí fue mandado al tacho de la basura a nivel mundial por la crisis crónica del capitalismo de las últimas décadas. Hoy el capitalismo imperialista quiere ajuste y reformas laborales, no trabajo genuino y auto propio.


Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad
 
A 46 años del golpe genocida la Plaza de Mayo se colmó durante horas. Lo mismo pasó en el resto del país. Centenares de miles de distintas generaciones volvimos a las calles. En Plaza de Mayo hubo dos actos. El del Encuentro Memoria Verdad y Justicia junto a la izquierda dijo claramente: “No al pacto gobierno FMI”. ¿Qué conclusiones dejó la jornada?
 
Miles ganamos las calles, organizados y con gente suelta. Pasa todos los 24. Con adolescentes que participan por primera vez junto a compañeras y compañeros de trayectoria. ¿Por qué se marcha masivamente después de tanto tiempo, a 46 años del golpe y a 39 de gobiernos “constitucionales”? Porque la impunidad de ayer y de hoy y el FMI de ayer y de hoy siguen. El FMI estuvo detrás del golpe genocida, generando una deuda usurera qué pasó de 7.000 millones de dólares a 45.000 millones y ahora vuelve de la mano del gobierno peronista del Frente de Todos.

Los organismos de derechos humanos que apoyan al gobierno dijeron que recuperaban la plaza después de dos años en los que no se marchó por la pandemia. No es cierto. El año pasado la Plaza de Mayo estuvo llena con la marcha del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, que no bajó los brazos. Este año hubo dos actos, aunque a algunos esto les haya pasado desapercibido.

Los organismos pro-gobierno convocaron con la consigna “Marchamos con barbijos y nos cuidamos con memoria” y el Encuentro Memoria Verdad y Justicia lo hizo con la de “30.000 detenidas y detenidos desaparecidos-Presentes!” y “No al acuerdo gobierno FMI”. Estos actos por separado se dan desde que sectores de los organismos de Derechos Humanos que defendían al gobierno de Néstor y Cristina Kirchner dijeron en su momento que “el enemigo ya no estaba más en la Casa Rosada”, como si en esos años no se hubieran violado los derechos humanos. Recordemos la desaparición de Julio López; el represor Milani como Jefe del Ejército puesto por Cristina Fernández (militar que apoya la invasión de Putin a Ucrania); el Proyecto X para perseguir a los luchadores y la Ley Antiterrorista votada por consejo de Estados Unidos.

Alberto Fernández llamó en un recordatorio del golpe, junto a científicos del Conicet, a la “unidad del Frente de Todos para que no vuelva la derecha en 2023”, mirando el complicado escenario electoral que tiene el año que viene. Lo mismo dijo Máximo Kirchner, quien también cuestionó al electorado de CABA por votar a “negacionistas” (ver nota). El mismo slogan con el cual hicieron campaña en 2019, “contra la derecha”. Pero resulta que el endeudamiento derechista de Macri, que fue a la fuga de capitales, fue reconocido por el gobierno peronista del Frente de Todos.

Recordemos también que Alberto Fernández, apenas asumió, llamó a “dar vuelta la página” de los derechos humanos. Esto fue recriminado por Nora Cortiñas, y tuvieron que convocarla a la Casa Rosada para “pedirle perdón” y aclarar que no había dicho lo que había dicho.

Por su parte, La Cámpora, junto a intendentes del conurbano, marcharon desde la ex Esma. Dijeron que quieren un modelo económico “con la gente adentro”. El gobernador Kicillof, quien estuvo con la vice Magario (ex intendenta de La Matanza, quien dejó a millones en el hambre y la pobreza), señaló: “Llegamos al poder para darle de comer a la gente”. Critican al “neoliberalismo” de Macri (que, hay que decirlo, fue enfrentado por los trabajadores y la izquierda, no por el peronismo), olvidándose del saqueo del “neoliberalismo” del menemismo de los años ´90, que indultó a los militares, vendió todo el patrimonio nacional con las privatizaciones, nos endeudó al doble e inició las “relaciones carnales” con los yanquis.

Ante esto, el Encuentro Memoria Verdad y Justicia protagonizó otro acto. El primero de la tarde, con la plaza llena, al grito de: “¡Fuera, fuera, fuera Fondo fuera!”. Norita Cortiñas llamó “traidores a la patria” a quienes votaron el pacto. En este acto levantamos las banderas contra la impunidad de ayer y de hoy, contra el aparato represivo que sigue intacto, repudiando al FMI y los pagos de una deuda usurera; con la memoria de los 30.000, entre ellos las y los compañeros del entonces Partido Socialista de los Trabajadores (PST), nuestro partido antecesor, asesinados por la Triple A y a los más de cien detenidos desaparecidos que dieron la vida por un gobierno de las y de los trabajadores y una Argentina Socialista. Este es el compromiso por el que seguimos luchando hoy igual que ayer.


Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad

En la marcha estuvieron sus principales referentes: Máximo Kirchner, el “Cuervo” Larroque, Wado de Pedro, Mayra Mendoza, Luana Volcovich (PAMI), junto a Victoria Donda (Inadi), Verónica Magario (vicegobernadora de Kicillof) y Amado Boudou, quien asesora económicamente a La Cámpora. En algún punto del recorrido, también se sumó el gobernador bonaerense Axel Kicillof.

Larroque dijo que Alberto Fernández solo sacó el 4% cuando apoyó a Randazzo, y hubo otros dardos. En la marcha se cantó “Cristina presidenta”. ¿Qué hay detrás de este discurso? ¿Un verdadero plan alternativo al del peronismo oficialista encabezado por Alberto Fernández?

La Cámpora juega a dos puntas. Wado de Pedro marchó, pero apoyó el acuerdo con el FMI y se lleva muy bien con Alberto. Lo mismo Kicillof, quien no levantó la voz contra el acuerdo con el Fondo Monetario y se sacó fotos con Máximo Kirchner.

Tras la marcha muchos esperaban un portazo de los jóvenes K. Pero ante el rumor, el propio Larroque salió a aclarar “no nos podemos ir de algo que gestamos”. Es más, se sabe que la crítica al ministro Guzmán es porque el kirchnerismo pretende el Ministerio de Economía igual que el de Desarrollo Social, además de manejar La Cámpora las cajas del Anses, el PAMI, Aerolíneas y otras.

Veamos los conceptos que se vertieron en la marcha. Empecemos por uno que fue noticia. Máximo dijo que los porteños “votan a negacionistas de la dictadura”. Luce contradictorio el concepto viniendo de una familia que no ganó notoriedad precisamente por enfrentar a la dictadura, o presentar algún habeas corpus (nunca lo hizo) por las y los detenidos-desaparecidos, o cuestionar los indultos menemistas (que tampoco hizo). La reduccionista frase electoralista de Máximo se da de bruces precisamente porque el macrismo surgió del desastre del gobierno de Aníbal Ibarra, apoyado por el kirchnerismo. Y el peronismo le vino votando las leyes fundamentales al macrismo en la Ciudad de Buenos Aires durante todos estos años. Con ese concepto Máximo niega que millones de mujeres y jóvenes de la Ciudad (y del país) ganaron las calles con la marea verde logrando el aborto legal contra negacionistas y oscurantistas de PRO y del peronismo; o sublevándose en plena Capital contra el 2x1 de la Corte que quería avalar al genocidio; o que decenas de miles de trabajadores y jóvenes votaron al Frente de Izquierda Unidad que logró obtener por primera vez una banca en el Congreso nacional desde CABA.

Por otra parte, algunos comentaristas dicen que Máximo Kirchner “amenaza con agitar la calle”. ¿Agitar las calles para qué? La del 24M fue una demostración de fuerza para negociar espacios de poder dentro del gobierno.

¿Van a llamar desde el kirchnerismo y La Cámpora a ganar las calles para derrotar el tarifazo y terminar con el robo de las privatizaciones? ¿Para que se aumenten los salarios y jubilaciones al valor de la canasta familiar? ¿Para que se deje de pagar una deuda usurera que traerá más hambre y pobreza, como sucederá con los 4.117 millones de dólares que se pagarán este año y con vencimientos de 210.000 millones de dólares hasta el 2034? ¿Van a ganar las calles para que se apliquen precios máximos y se castigue a los monopolios formadores de precios?

Creer que ese sector puede hacer esto y enfrentar consecuentemente a su propio gobierno, diciendo que no todo está perdido dentro del peronismo porque hay un sector “progre” que se propone combatir los males sociales, es volver a recrear una ilusión que llevará a nuevas frustraciones.

Es evidente que, ante el crecimiento del hambre y de la pobreza, la pérdida de las elecciones del año pasado y el mayor ajuste que se viene, en miras a las elecciones de 2023, La Cámpora se reacomoda. Pero por ahora se limita a pedir injerencia en las decisiones de gobierno en busca de una mesa política de unidad. Su objetivo es mantener el 30% electoral del núcleo duro kirchnerista para jugar un rol de recambio ante el desgaste y ruptura que se sigue manifestando con el gobierno de Alberto Fernández, que Cristina puso de presidente y La Cámpora integra. Por eso no son una auténtica salida para el pueblo trabajador. De ahí que llamamos a sus seguidores a sumarse al Frente de Izquierda Unidad, para dar la pelea por cambios de fondo que el kirchnerismo nunca llevará a cabo.  

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