Escribe Guido Poletti
El dato de Unicef es aterrador: en nuestro país 1,5 millones de niñas y niños se saltean una comida al día porque sus padres y madres no tienen dinero para comprar alimentos.
Un dato de esta magnitud nunca se había reflejado en toda la historia argentina. Es la contracara de los números dados a conocer la semana pasada, que mostraba que el 70% de les niñes aparecían bajo la línea de pobreza y el 30% bajo la de indigencia.
Todo esto resulta de una suma de factores, todos consecuencia obvia del superajuste de Milei. Primero y principal, la caída en picada de los salarios, que deja a millones de familias sin poder adquirir lo más básico de la canasta familiar. Agreguemos a esto que hay medio millón de personas que directamente perdieron sus ingresos al ser despedidas. La recesión hace que también quienes viven de changas o trabajos informales vean reducidos extremadamente sus ingresos.
Claro que a esta realidad le debemos sumar el desmantelamiento de todas las redes de ayuda social, empezando por el desfinanciamiento de miles de comedores populares, a los que desde la asunción del gobierno de Milei ya no les llega dinero ni comida.
El hambre y la desnutrición infantil son la peor cara, la más cruel, del plan que lleva adelante el gobierno ultraderechista de La Libertad Avanza. Otro motivo que hace más urgente que nunca que la CGT y las CTA rompan la tregua, lancen un nuevo paro general y un plan de lucha para enfrentarlo.
Escribe José Castillo
Se viene la reglamentación de la reforma laboral que fue votada en la Ley Bases. Se trata de una auténtica declaración de guerra contra la clase trabajadora. Su intencionalidad es clara: barrer con la legislación laboral que se ganó con décadas de lucha.
Todo, absolutamente todo, es a favor de las patronales y contra las y los asalariados. Veamos:
Se extiende el período de prueba a 6 meses (y a 8 para empresas de 6 a 100 trabajadores, e incluso hasta un año para patronales con entre uno y 5). Toda una invitación a emplear y despedir a los pocos meses sin pagarles un peso, como material descartable.
Se eliminan las sanciones de todo tipo (infracciones, multas, acciones penales, intereses punitorios por sanciones anteriores no pagadas) a las patronales que violaron la ley teniendo trabajadores en negro.
A las y los trabajadores que estaban contratados en negro por sus patronales y ahora sean blanqueados, sólo se le considerarán hasta cinco años de aportes (si venían trabajando en esas condiciones desde más tiempo, pierden todo ese período). Peor aún, esos cinco años no se considerarán para el cálculo del haber inicial jubilatorio.
Se les da más herramientas a las patronales para desconocer la relación de dependencia y de esa manera evitar pagar indemnización por despidos. Así, quedan expresamente fuera de la ley de Contrato de Trabajo, los contratos de obra, de servicios y de agencias. Además, si el empresario está inscripto como monotributista, podrá contratar hasta tres empleados como “colaboradores”, sin que eso se considere relación de dependencia (y, obviamente, podrá despedirlos gratis cuando lo desee).
Se habilita además a que, en acuerdo con la burocracia sindical, se pueda cambiar el régimen de despidos de la ley de Contrato de Trabajo por el “fondo de cese laboral”, similar al que tiene la Uocra actualmente.
Se facilita despedir a trabajadoras y trabajadores por discriminación. Bastará pagar unos centavos más de indemnización, pero se deroga la legislación actual, donde en esas situaciones la justicia podía declarar nulo el despido y obligar a la reinstalación del trabajador en su puesto.
Se avanza con toda una legislación antisindical y de recorte del derecho a huelga, ya que se considerará justa causa de despido la participación en bloqueos o tomas de establecimientos.
En síntesis, el gobierno ultraderechista de Milei muestra, con esta reglamentación, su peor cara pro-patronal y a favor de la superexplotación. Habrá que salir a dar pelea para impedir que esto se ponga en marcha.
Escribe Marcela Almeida, delegada gremial de la junta interna ATE Indec
El miércoles 7 de agosto se conoció el fallo condenatorio en el juicio contra el ex secretario de Comercio Guillermo Moreno por la manipulación de las estadísticas del Indec desde el año 2007.
Un poco de historia
Hace ya diecisiete años, en enero de 2007, se produjeron dos hechos que tuvieron consecuencias durante muchos de los años posteriores.
Por un lado, el gobierno peronista de Néstor Kirchner, a través de Guillermo Moreno decide empezar a falsear las estadísticas que tienen que ver con la inflación, el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Una inflación de más del 2 % era inaceptable. Y, en vez de enfrentar de verdad a los grandes empresarios formadores de precios, decidieron cambiar el indicador que medía el Indec.
Por otro lado, las y los trabajadores nucleados en ATE-Indec, decidimos denunciar esta intromisión en un organismo técnico y contarle a la clase trabajadora y sectores populares la cantidad de consecuencias que iba a tener esta manipulación. El IPC sirve como referencia para actualizar los salarios en paritarias e, indirectamente, como insumo para las mediciones de pobreza, por ejemplo, entre otras cuestiones.
Organizados democráticamente en asambleas y nucleados en ATE, fuimos llevando adelante las denuncias públicas cada vez que se publicaba la inflación cada vez más manipulada, imponiendo que todos los meses había un “abrazo al Indec” de sus trabajadores y trabajadoras, defendiendo las estadísticas públicas como patrimonio de la clase trabajadora y del conjunto del pueblo trabajador.
La intervención de Moreno se vio sorprendida por la reacción de gran parte de las y los trabajadores y encaró una ofensiva a través de una patota más ligada a los barrabravas y a la burocracia sindical peronista que a los institutos de estadísticas. Además de los funcionarios y directores que se opusieron a la manipulación se instaló un clima de violencia, aprietes y persecución hacia las y los trabajadores que denunciaban mes a mes la falsificación de las cifras. Hubo despidos, amenazas y hasta violencia física.
Mientras tanto, desde ATE-Indec, nos rodeamos de la más amplia solidaridad de distintos sectores gremiales y políticos. Tuvimos que discutir con muchos de nuestros propios compañeros porque el peronismo kirchnerista había instalado una especie de finalidad “patriótica” en la falsificación de las cifras, decían que era para pagar menos deuda externa ya que había bonos atados a la inflación inventados por el mismo gobierno. Todo falso. Nos acusaban de ser cómplices de los bonistas, de hacerle el juego a la derecha y, pacientemente, explicamos con palabras y con acciones que lo nuestro era la defensa desde las y los estatales de nuestro trabajo y de estadísticas públicas confiables. Justamente quienes nos acusaban fueron los mismos que una vez que volvieron al gobierno peronista con Alberto Fernández en 2019 convalidaron y pagaron los exorbitantes incrementos de deuda externa contraídos por Caputo en el gobierno de Mauricio Macri.
Desde Izquierda Socialista/FIT Unidad, estuvimos desde el primer día en esta lucha que duró más de ocho años, siendo parte e impulsando todas las iniciativas. Integramos la Junta Interna de ATE-Indec y enfrentamos junto a centenares de trabajadoras y trabajadores colectivamente el hostigamiento de Moreno y su patota.
Con la lucha inclaudicable de años impusimos no solo el final de la manipulación de las estadísticas públicas, sino que también instalamos que las mismas constituyen una herramienta para el pueblo trabajador y como tal debían ser defendidas. Ninguno de los gobiernos posteriores se atrevió a echar mano de la manipulación para ocultar ni la inflación ni la pobreza ni ningún otro índice.
Llama la atención en ese sentido que el máximo responsable directo de la intervención del Indec, Guillermo Moreno, se postule como figura para la reorganización del peronismo y que sectores de dicho partido intenten levantarlo como una nueva figura emergente.
Moreno lejos de ser una figura “progresiva” que traiga soluciones a los problemas que hoy aquejan a las y los trabajadores es un dirigente peronista que jugó un rol nefasto en los gobiernos peronistas kirchneristas y que hoy se presenta como algo nuevo cuando no lo es.
Después de este fallo es muy importante remarcar el rol que juega la organización democrática de las y los trabajadores a la hora de defender nuestros derechos y los del pueblo trabajador. Y también recordar que estos personajes que ahora intentan reciclarse con apariciones mediáticas como Moreno no pueden traer nada bueno porque representa lo peor de los gobiernos peronistas de los últimos años.
La única salida real para las y los trabajadores son los cambios de fondo que proponemos desde el Frente de Izquierda que empiezan por romper con el FMI y que la plata que hoy se destina a pagar la deuda externa fraudulenta vaya a salario, trabajo, salud y educación. Seguiremos peleando en las calles y en cada sector de trabajo por esa perspectiva.
Escribe Adolfo Santos, dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad
Este 7 de agosto se produjo una importante movilización unitaria contra el super ajuste del gobierno ultraderechista de Milei y el FMI. Convocada por la CGT, las CTA, movimientos sociales y de derechos humanos, a lo que se sumó una columna independiente del sindicalismo combativo y los partidos de izquierda como PO, Izquierda Socialista y el MST. Se llenó la Plaza de Mayo reclamando por Trabajo, contra los Despidos, contra el Hambre, por mejores Salarios y Jubilaciones. Varias columnas concurrieron marchando desde San Cayetano, en Liniers. Ya en Plaza de Mayo, se leyó un documento común de los organizadores y luego se escucharon los discursos de la referenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, “Taty” Almeida; del secretario general de la CTA Autónoma, Hugo “Cachorro” Godoy, del de ATE Capital, Daniel Catalano; del premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y de Alejandro Gramajo, titular de la UTEP.
La movilización volvió a demostrar, una vez más, la importancia de acciones contundentes, unitarias y masivas, tal como se habían sucedido hasta la tregua que le dio la CGT a Milei luego del paro del 9 de mayo.
El sindicalismo combativo y la izquierda conformaron una importante columna independiente, compuesta por el Sutna, la seccional Oeste de la Unión Ferroviaria, Ademys, AGD-UBA, ATE Mecon, Garrahan y otras comisiones internas y listas de oposición antiburocráticas, así como movimientos sociales combativos, organizaciones de jubilados y partidos de izquierda.
La columna independiente, del sindicalismo combativo, estuvo encabezada por las y los ferroviarios del Sarmiento, el Sutna y la comisión interna del Hospital Italiano
Las y los trabajadores, jóvenes, jubiladas y jubilados de la columna independiente expresaron las necesidades de todos los sectores, una situación que no se aguanta más. El aumento de los despidos y la pobreza no son estadísticas, son familias, compañeros, compañeras que día a día la pasan peor. Por eso se escucharon los cánticos que unitariamente reclamaron a la CGT-CTA que rompan la tregua y convoquen a un nuevo paro general y un plan de lucha para derrotar el plan motosierra de Milei y el FMI.
Además, con la misma fuerza que en Plaza de Mayo, finalizado ese acto, las y los docentes organizados en Ademys y el Suteba Multicolor, junto a otros referentes del sindicalismo combativo, como los del cuerpo de delegados del Sarmiento, también con Izquierda Socialista, realizamos un acto frente a la Casa de Neuquén para manifestar la solidaridad con la lucha de la docencia neuquina contra el ajuste del gobernador Figueroa.
Escribe José Castillo, dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad
Más de la mitad de los argentinos son pobres y uno de cada cinco directamente indigentes. En el caso de las infancias, la pobreza crece al 69,7% y la indigencia ya afecta a uno de cada tres niños. ¡Estas son las consecuencias concretas, dolorosas e indignantes del plan motosierra de Milei y el FMI!
En estos días se conocieron dos informes estadísticos muy importantes. Tanto la Encuesta Permanente de Hogares del Indec como el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, coinciden en los números: la pobreza en la Argentina está creciendo en forma astronómica este año, alcanzando al cabo del primer trimestre un 54,8%. Veamos.
Ya partíamos de valores muy malos. En marzo de 2023 había en nuestro país un 38,7% de pobres. Un número escandaloso, que venía creciendo sistemáticamente en el último medio siglo como consecuencia de las políticas de todos los gobiernos sin excepción: ajustar al pueblo para pagar deuda externa. Un sólo valor ilustraba todo: en 1974 había 4% de pobres ¡Se había multiplicado por diez en estas décadas!
El gobierno de Alberto, Cristina y Massa no se quedó atrás. Su desastrosa gestión también fue parte de la continuidad del ajuste, para cumplir con las exigencias del FMI, sus auditorías y su cronograma de pago. Así, a fines del año pasado, cuando asumió Milei, la pobreza ya había ascendido al 44,9%.
Pero todo eso no es nada comparado con lo que hizo el nuevo gobierno ultraderechista. Su superajuste fue de tal tenor que en apenas un trimestre creó casi 5 millones de nuevos pobres. Sí, leíste bien, ese es el producto de que la pobreza subió hasta el 54,8%, que en números significa 25,5 millones de personas bajo la línea de la pobreza.
Pero eso no es todo. El desmantelamiento de las políticas sociales, también hizo crecer a valores astronómicos la indigencia, que ascendió a 20,3%, lo que implica casi 3 millones de nuevos indigentes.
Precisemos las categorías. “Pobres” en esta clasificación del Indec y del Observatorio de la UCA es la persona (y su grupo familiar) que no alcanza a tener ingresos para cubrir la canasta básica mínima para vivir mensualmente. (alimentos, artículos de limpieza, ropa). Indigente en cambio, significa que esa persona y su grupo familiar directamente no tiene ingresos para cubrir la alimentación mínima del mes.¡El paso previo inmediato a los miles que vemos revolviendo basura o pidiendo para comer!
El drama empeora en las niñeces
Todos los valores empeoran cuando nos preguntamos qué pasa con los menores de edad. La pobreza infantil creció hasta un 69,7%. Y la indigencia al 30%. Eso quiere decir en concreto que, en un país donde viven 11 millones de menores de edad, de ellos 7,7 millones son pobres y 3,3 millones directamente indigentes. Está directamente hipotecado el futuro de las próximas generaciones.
¿A dónde vamos?
Todos estos números espeluznantes son al final del primer trimestre de 2024. Lo que nos indica que, actualmente, como la situación social siguió empeorando, los datos son aún peores.
Es la consecuencia de millones de trabajadoras y trabajadores con salarios pulverizados. Los que están bajo convenio, en blanco, y aún así vienen perdiendo, y de lejos, contra la inflación. De las y los estatales (incluyendo docentes y trabajadores de la salud), con salarios abismalmente por debajo del costo de vida. Y el más de 50% de trabajadoras y trabajadores informales, que son a los que más se les ha deteriorado sus salarios. Sumemos a esto las y los jubilados, con el 90% en condición de indigencia. Y los millones que, sumidos en la marginación, sobrevivían malamente con alguna ayuda social que ahora se ha cortado.
A esta realidad tenemos que sumarle un número, cercano al medio millón (los datos van desde un mínimo de 300.000 a un máximo de 600.000) que han perdido sus empleos en estos meses, pasando a integrar el drama del desempleo.
Tenemos así una primera radiografía de las consecuencias del programa ultraderechista de Milei, de su plan de super-ajuste, con el objetivo explícito de garantizar los pagos de deuda externa y cumplir con las exigencias del FMI.
Frente a esta realidad, suena cada día más vergonzosa la tregua de la burocracia de la CGT y las CTA, que después del paro general del 9 de mayo, se han dedicado al “diálogo”y a garantizar la “gobernabilidad”, limitándose a declaraciones y sin plantear ninguna medida para enfrentar esta auténtica guerra declarada contra el pueblo trabajador.
Mientras diversos gremios enfrentan, en distintas regiones del país, al plan motosierra y sus consecuencias, mientras participamos de toda acción unificada, aún parcial, como la del 7 de agosto en Plaza de Mayo, seguimos exigiendo a las centrales obreras que rompan la tregua y que llamen a un nuevo paro nacional y un plan de lucha. Al servicio de esta política, está la convocatoria al plenario de lanzamiento de la Corriente sindical A Luchar, el sábado 17 de agosto.
Pero, al mismo tiempo, tenemos que plantear que no es cierto que “la única salida” es el ajuste infinito. Hay otra salida, un programa económico alternativo, obrero y popular, que comience por romper con el FMI, dejar de pagar la deuda y poner todos esos recursos al servicio de las más urgentes demandas populares: salarios y jubilaciones dignos, trabajo genuino, salud, educación y vivienda.
Ese programa es el que venimos postulando desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad, afirmando que para llevarlo adelante hace falta que gobiernen los que nunca lo hicieron: las y los trabajadores y la izquierda, en el camino a una Argentina Socialista.