Dec 15, 2025 Last Updated 4:39 PM, Dec 12, 2025


Escribe Pilar Barbas, dirigenta de la Juventud de Izquierda Socialista y secretaria de la FUA

Desde que cerraron las listas nacionales para las elecciones legislativas, empezó un debate importante dentro de la juventud con un sector del peronismo referenciado en Juan Grabois, Itai Hagman y, también, Ofelia Fernández y Pedro Rosemblat (aunque no sean candidatos). Con doble discurso y mucho humo, dicen ser “la verdadera oposición” al gobierno ultraderechista de Javier Milei, pero en los hechos se quedan cortos.

La semana pasada, Ofelia tuiteó que el FIT-U sólo “sirvió para sacar un 2,4%”, en referencia al porcentaje que le faltó a Sergio Massa para ganarle a Milei en 2023. Este tuit, para nada inocente, refleja una política sistemática de este sector por invisibilizar la importancia del Frente de Izquierda Unidad y su rol protagónico en cada lucha que dieron la clase trabajadora, las y los jubilados y el movimiento estudiantil contra el gobierno.

Hay que recordar que quienes facilitaron que hoy gobierne Milei, son los mismos dirigentes del peronismo. Fueron ellos quienes garantizaron el armado de listas electorales y formaron parte del gobierno misógino de Alberto Fernández, que continuó con el FMI y reconoció la deuda ilegítima heredada de Macri. Fue Hagman (hoy cabeza de lista de Fuerza Patria) quien se ausentó en la comisión de Presupuesto, permitiendo así que avanzara la votación del acuerdo con el Fondo. 

Durante estos dos años de oposición al gobierno, el peronismo mostró su verdadero rostro. En las universidades, las agrupaciones de Patria Grande jugaron un rol muy similar al de Franja Morada: desmovilizar y frenar las ocupaciones y llamando a “confiar en el Parlamento” para evitar que el movimiento estudiantil las y los desborde. Ni Grabois ni Hagman estuvieron a la cabeza de las luchas junto a las y los jubilados o en los conflictos de las y los trabajadores, como sí lo hizo el FIT-U. En el Congreso, el peronismo fue garante del ajuste, aportando ausencias o votos decisivos en provincias para aprobar leyes nefastas como la Ley Bases.

De cara a las elecciones del 26 de octubre, el peronismo solo busca hacer una buena elección para posicionarse mejor rumbo al 2027. Por eso, la salida no pasa por ahí. Hace falta un cambio radicalmente opuesto al gobierno de Milei: uno que plantee que no se puede pagar más al FMI y que esos recursos deben destinarse a jubilaciones, universidades y las necesidades urgentes de las y los trabajadores.

Necesitamos diputadas y diputados que defiendan esto incondicionalmente en las calles y en el Congreso. Bancas como la de Juan Carlos Giordano, que no sólo denuncia sino que actúa: se subió a la Flotilla Global Sumud para llevar ayuda humanitaria a Gaza. Para todo eso sirve el FIT-U: para ser una oposición real, consecuente y en las calles.

Escribe José Castillo, dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad

Terminó otra semana de terror para el gobierno. El dólar sigue para arriba, los bonos y acciones para abajo y el riesgo país por las nubes. La recesión ya es tan visible que hasta el propio Milei tuvo que reconocerlo. Desesperado, el equipo económico adelantó su viaje a Estados Unidos, para negociar el salvataje. Por si faltaba algo, tuvo que renunciar a su candidatura el narco-diputado “cárcel o bala” Espert.

El barco le hace agua al gobierno ultraderechista de Milei por todos los costados. ¿Por dónde empezar? Se le acabó la nafta de las expectativas que despertó la semana anterior el mensaje de X enmarcado que le regaló Trump. El secretario del Tesoro, Scott Bessent había prometido una super-ayuda de 20.000 millones de dólares. Con eso logró calmar las expectativas de los especuladores y parar la huida en estampida del capital financiero que venían siendo el soporte más firme de Milei. 

Pero pasaron los días. Y nunca llegaron precisiones. Ni mucho menos dinero. La sospecha que todo era “para después de las elecciones” y “atado a cómo le vaya al gobierno” hizo que, rápidamente, vuelve el hambre por los dólares y, otra vez, los bonos de la deuda y las acciones retomaron su ritmo descendente, con un riesgo país que volvía a volar. El miércoles 1°, Scott Bessent hizo una primera declaración reafirmando el apoyo a la Argentina, pero minutos después, en una entrevista con la cadena yanqui CNBC, explicó que “en realidad, no saldría un dólar. Sólo será un swap (canje de monedas)”. Traducido: ni un dólar de plata fresca, por ahora. Sólo una garantía para los acreedores de que ellos, sí o sí, cobrarán los 4.600 millones de dólares que vencen el 9 de enero del año que viene. 

Ante semejante mensaje, se aceleró la presión sobre el dólar. El gobierno lo sostuvo como pudo, vendiendo dólares del Tesoro (se calcula que más de 600 millones), comiéndose las divisas que habían liquidado los monopolios agroexportadores (recordemos que con la contrapartida de la superganancia por la exención de las retenciones). Y haciendo más ruido aún, demostrando que ya no tienen dólares, reimplantando restricciones para la compra de divisas (por ejemplo prohibiendo adquirirlos desde las billeteras virtuales). 

Milei que había conseguido que finalmente Trump lo ponga en su agenda y fije una visita oficial para el 14 de octubre, tiene hoy esa fecha demasiado lejos. Por eso, este fin de semana viajaron de urgencia Luis “Toto” Caputo y todo el equipo económico para tratar de acelerar la ayuda yanqui y, de ser posible, que se transforme en algún monto de dinero en efectivo, para tratar de aguantar la cotización del dólar hasta las elecciones. 

Mientras tanto, en la economía del pueblo trabajador…

Los buitres especuladores, los banqueros y el propio gobierno de Milei tienen los ojos puestos en la ayuda yanqui, la cotización del dólar y lo que le quedan de reservas. ¿Llega al 26 de octubre sin que antes tenga que devaluar? 

Para las y los trabajadores las preocupaciones son otras. Ellas y ellos seguro que “no llegan al 26”. ¡Hace meses que no llegan”. Después del 15 los supermercados empiezan a vaciarse de consumidores. Y desde el 20 hay menos gente que en el desierto del Sahara. La economía, que se iba “para arriba como pedo de buzo”, según las ordinarias predicciones del presidente, se hunde. Lo dicen todos los indicadores, no hay cómo esconderlo. Hasta el propio Milei tuvo que reconocerlo. Cae todo, el poder adquisitivo del salario, las jubilaciones, el empleo, la facturación de productos de consumo masivo. Sólo suben la miseria y la marginación social, desmintiendo rotundamente la frase del gobierno de “millones que salieron de la pobreza”.

Del cripto-gate, pasando por el 3% de Karina y llegando al narco-diputado Espert

La bronca popular venía creciendo producto de la motosierra y el super-ajuste. “No hay plata” y “ajustar a la casta”, las consignas que llevaron a Milei al gobierno, se materializaron en “no hay plata para las y los jubilados, ni para el Garrahan, ni para la educación pública”. Por supuesto que, desde siempre, sí lo hubo para cumplir puntualmente con cada vencimiento de deuda externa, o para otorgar privilegios y superganancias a las grandes patronales. 

Pero a eso se agregó, este año, que también hay plata para coimas, negociados y estafas. Arrancó en febrero con el “cripto-gate”, la megaestafa de $Libra promocionada por el propio presidente. Luego aparecieron las revelaciones del caso Andis, con los audios de Diego Spagnuolo y las coimas del 3% para la mismísima hermana de Milei. 

Como si todo esto fuera poco, a esto tenemos que sumarle el escandaloso caso del narco-diputado y primer candidato de La Libertad Avanza, José Luis Espert. 

Repasemos. A Espert le financió su campaña presidencial de 2019 el empresario narco Fred Machado, hoy preso en Río Negro y con extradición solicitada por la justicia de Texas, que ya condenó a su socia a catorce años de cárcel. Espert primero dijo no conocerlo. Recordemos que ya en esa época el Frente de Izquierda lo confrontó y denunció esa relación y financiamiento. Las denuncias a Espert, sus contactos con Machado, continuaron y fueron hechas hasta por políticos de su misma ideología, como López Murphy, e incluso allegados a Milei en 2021, como Lilia Lemoine ante Baby Etchecopar. 

Este año, todo se aceleró. Espert, que nunca pudo justificar cómo aumentó astronómicamente su patrimonio en estos años, tuvo finalmente que reconocer, ante la aparición de un video, que “una vez” había utilizado una avioneta de Machado y agradecido públicamente por ello. Era mentira: se supo que los viajes no fueron uno, sino 36, y en 5 de ellos, Espert compartió el avión con el propio Machado. Luego se denunció que había un pago de 200.000 dólares de Machado a Espert. ¡Diez veces se lo preguntó un periodista al dipu-narco y diez veces se negó a aceptarlo! Al otro día apareció el documento que certifica ese pago, realizado vía el Bank of America. Espert volvió a mentir, diciendo que era por un “anticipo” de una consultoría con una minera guatemalteca. ¡Y al día siguiente aparece que esa minera era parte de los negocios narcos de Machado!

El escándalo supera todo lo imaginable. Pero faltaba más: que saliera a defenderlo el viernes 3 el mismísimo presidente Milei. “No me bajo” fue el mensaje cuasi mafioso de Espert el viernes a la noche. 

Los medios de comunicación del fin de semana, incluso los más cercanos al gobierno, los economistas y políticos del establishment, todos hacían cola para pedirle la renuncia a Espert. Se olía que la indignación popular llegaba a niveles inimaginables y ya nadie sabía dónde terminaba esto. Finalmente, el domingo 5 por la noche, José Luis Espert renunció. La única duda que queda es si su destino debe ser una cárcel en la Argentina o el uniforme naranja de la prisión de Texas.

Otro golpe al gobierno. Como la caída de los vetos a las personas con discapacidad y a las universidades. Como la propia derrota del gobierno en las elecciones de la provincia de Buenos Aires el mes pasado. 

¿Cuál es la salida?

Se “huele” en el ambiente otra derrota electoral del gobierno. La bronca es incluso mayor que la que existía antes de las elecciones de septiembre. 

El peronismo se prepara para capitalizar este descalabro del gobierno. Comprendemos que muchas compañeras y compañeros tengan expectativa en la consigna de “hay que parar a Milei”. Pero el peronismo no es solución. 

Milei gobierna porque fue votado por muchos que, equivocadamente, buscaban castigar lo que había sido un desastre para el pueblo trabajador: el ajuste llevado adelante por Alberto, Cristina y Massa siguiendo las órdenes del FMI. Pero además, durante estos dos años, el peronismo fue responsable de que pasaran la mayoría de las políticas de motosierra de Milei, con diputados y senadores que le garantizaban oportunamente los votos que le faltaban, o con una burocracia de la CGT que firmó un auténtico pacto, frenando y aislando las luchas. 

Pero hay algo más importante. ¿Qué propone el peronismo? ¿Qué propone su candidato más “presidenciable”, Axel Kicillof? “Es infantil romper con el FMI”. 

Esa frase sintetiza por qué la auténtica alternativa para el pueblo trabajador es el Frente de Izquierda Unidad. Lo “infantil” es repetir, otra vez, que es posible un acuerdo “amigable” con el Fondo. Cuando la única salida es justamente, romper con el FMI y dejar de pagar la deuda externa, para así, poner todo ese dinero que hoy se va a manos de los buitres al servicio de resolver las más urgentes necesidades populares. Por eso, al mismo tiempo que continuamos apoyando todas las luchas para derrotar el plan motosierra, damos la pelea para que haya más diputadas y diputados del FIT Unidad, hay que votarlo el 26 de octubre en todo el país. 

Escribe José Castillo, dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad

El gobierno de Milei bajó a cero durante tres días las retenciones a las importaciones. Fue un regalo de 1.200 millones de dólares a un puñado de monopolios transnacionales de la agroexportación, que se lo apropiaron rápidamente, encima con una maniobra trucha que dejó fuera del beneficio al conjunto de los productores agrarios.

Escandaloso. No cabe otra palabra. Vamos a relatar los hechos sucedidos la semana pasada. 

La historia comenzó el viernes 19 de septiembre. Ese día, un gobierno desesperado porque había vendido 1.100 millones de dólares del Banco Central y no lograba parar la corrida, recurrió a un grupo reducido de grandes transnacionales cerealeras para que le ingresaran algunos dólares y poder calmar la situación. La propuesta inicial del ministro de Economía Luis “Toto” Caputo y del presidente del Banco Central Santiago Bausili fue que dichas empresas compraran bonos en dólares de la deuda externa argentina (GD30 Y GD35). De esa forma, el gobierno se hacía de algunas divisas para parar el incendio y, a la vez, lograba que suba un poco la cotización de esos bonos. 

La respuesta de estas empresas, al mejor estilo mafioso, fue: “ni locos”. Contraofertaron que se les baje a cero las retenciones (que en el caso de la soja estaba al 26%). Recordemos que las llamadas “retenciones” no son otra cosa que impuestos a las exportaciones. Así se llegó al acuerdo (secreto hasta ese momento, porque recién lo dio a conocer en la mañana del lunes 22 el vocero presidencial Manuel Adorni): cero retenciones hasta el 31 de octubre o por un cupo de hasta 7.000 millones de dólares, lo que se alcanzara primero.

A partir de ahí comenzó el escándalo. Fue lo más parecido a la salida a la venta de entradas para un clásico de fútbol, que se agotan “mágicamente” y el auténtico comprador nunca llega a adquirirlas. En apenas 72 horas, esos monopolios agroexportadores ingresaron declaraciones juradas por ventas y agotaron el cupo. A una velocidad tal que, según testigos, entraba una cada 30 segundos. Muchos sospecharon que incluso se estaban haciendo con Inteligencia Artificial. 

Los productores agrarios, muchos de ellos pequeños y medianos, que tenían soja en su poder sin vender, se imaginaron el lunes 22 por la mañana que los grandes exportadores, que de ninguna manera tenían acopiada tal cantidad de cereal, iban a ir a comprarles. Nada de eso sucedió. Todos los productores se quedaron afuera. Ninguno pudo aprovechar beneficio alguno de la “retención cero”. El 100% quedó exclusivamente en las manos de los grandes exportadores. Que incluso vendieron “truchamente” o sea sin tener la soja, en base a declaraciones juradas amañadas. 

Finalmente, cuando el miércoles 24 se anunció que el cupo estaba alcanzado y que se cerraba este privilegio de “retención cero”, estalló el escándalo. Las organizaciones del campo, empezando por la Federación Agraria, pero incluyendo hasta las más grandes como la Sociedad Rural, tuvieron que denunciar que todo fue un negociado con ganadores exclusivos: los monopolios agroexportadores.

¿De quién estamos hablando?

La estafa fue tan obvia, que ni siquiera llegaron a esconderla. Se trató de una super-ganancia para un puñado de empresas extranjeras por más de 1.200 millones de dólares. Cargill (Estados Unidos) se quedó con 328 millones de dólares, Dreyfus (Países Bajos) 222 millones, Cofco (China) 200 millones y Bunge (Estados Unidos) 167 millones. A ellas se sumaron las grandes patronales argentinas de Aceitera General Deheza, con 200 millones y Molinos, propiedad de Pérez Companc (151 millones).  

Esos fueron los beneficiarios. Mientras que el gobierno de Milei insiste en que “no hay plata” para las y los jubilados, para el Garrahan o para las personas con discapacidad, les regaló, en apenas 72 horas, semejante millonada a estos pulpos especuladores. 

Cuando, consumada la estafa, las entidades patronales del campo como Sociedad Rural o Confederaciones Rurales Argentinas le pidieron al gobierno que reabra el cupo para que el resto de los productores pudiera aprovechar también el negocio, se encontró con la negativa de Milei y Caputo. ¿Qué había sucedido? Que de todo esa “venta” de soja, la única que había sido de verdad era la que había realizado Cofco y comprado China, a costa de no adquirirla a farmers norteamericanos. Scott Bessent, el secretario del Tesoro yanqui, inmediatamente exigió al gobierno argentino que reponga las retenciones, para cerrar esa canilla. Obviamente, el gobierno de La Libertad Avanza, más entreguista que nunca (era el mismo momento en que se hacía la reunión con Trump) pasó a cumplir la orden de inmediato 

Terminar de raíz con los negociados y chantajes de los monopolios exportadores

Si bien tal vez fue la anécdota más escandalosa, no es la primera vez que el mismo puñado de transnacionales chantajea y se aprovecha del Estado argentino, al que obliga a ir prácticamente de rodillas a rogarle que liquide e ingrese al país los dólares de las exportaciones. Es que todo el comercio exterior está privatizado y en sus manos. Son dueños hasta de los puertos de dónde salen la soja, sus derivados, el maíz y otros cultivos.

Desde el Frente de Izquierda Unidad tenemos una propuesta programática clarísima: hay que nacionalizar el comercio exterior. En concreto, hay que crear un organismo estatal al que, obligatoriamente, se vendan todas las exportaciones. Este organismo pagará en pesos (al tipo de cambio que correspondiente fije dicho organismo) al productor. Y será el mismo organismo estatal el que efectiviza la exportación y cobrará (en dólares o en la divisa establecida). De esta forma, dichas divisas ingresarán directamente al Estado y no a las manos de ningún monopolio exportador. A la vez, dicho organismo podría aprovechar su poder como acopiador de ciertas exportaciones estratégicas (como por ejemplo, soja, maíz, o incluso minerales) y de esa forma estaría en mejores condiciones para obtener precios o incluso influir en las cotizaciones en los mercados internacionales.

A la vez, este organismo estatal de comercio exterior será el encargado de comprar (importar) los productos esenciales que no se producen en nuestro país, utilizando para ello una parte del saldo en divisas de las exportaciones. De esa forma se podría planificar cuáles son esos bienes importados esenciales y evitar el ingreso de otros que sólo gastan divisas o compiten contra la producción local. Finalmente, el saldo positivo (exportaciones menos importaciones) de este organismo podrá ser utilizado planificadamente para resolver las más urgentes necesidades populares. El funcionamiento de este organismo debe ser complementado con la estatización de los puertos, en particular los que componen la llamada Hidrovía del Paraná.

Con la existencia de organismos de este tipo, más la nacionalización de la banca, se podrá complementar un programa económico de emergencia cuyo primer paso será dejar de pagar la ilegal e inmoral deuda externa y romper con el FMI. Serán las herramientas básicas de independencia económica a alcanzar por un plan económico obrero y popular, llevado adelante por un gobierno de las y los trabajadores, en camino al socialismo.

Escribe José Castillo, dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad

Milei vuelve de su viaje, donde se reunió con Trump, Kristalina Georgieva y Netanyahu. Se trajo el apoyo explícito del jefe yanqui para zafar de la catástrofe financiera de corto plazo, a costa de más sometimiento y entrega.

Termina una semana de vértigo. Hace apenas siete días, el gobierno de Milei, y en particular, el programa económico de Luis “Toto” Caputo, parecía groggy. El dólar volaba hacia arriba, a pesar de que el Banco Central se había gastado 1.100 millones de dólares para tratar de sostenerlo, las acciones y bonos caían en picada y el riesgo país superaba los 1.600 puntos, vaticinando un virtual default de los próximos vencimientos de deuda.

Apenas unos días después, el dólar volvió a los 1.350 pesos, el riesgo país también bajó los 900 puntos, y las cotizaciones de acciones y bonos subieron. Nada de esto significa que se haya terminado la crisis, sólo se pateó su desenlace para adelante.

El apoyo de Trump

Trump dió, verbalmente, un apoyo total al gobierno de Milei. Como veremos, esto no quiere decir que aparezca “dinero fresco”. De hecho, en la “reunión” de Milei y Trump, que consistió en un rapidísimo encuentro para la foto donde sólo habló Trump y Milei sólo atinó a balbucear “Thank you, Mr. President”, lo único que se llevó el presidente argentino fue la impresión de un tweet enmarcado del propio presidente yanqui.

Al día siguiente, Milei ratificó que su plan económico es a la medida del FMI, en su encuentro con Kristalina Georgieva. Por si faltara algo a la visita, estuvo la reunión del presidente argentino con Netanyahu, donde reafirmó su alineamiento incondicional con el genocida sionista.

Salvataje de cortísimo plazo

Cuando llegó la hora de la verdad, el secretario del Tesoro yanqui informó que se trataba de una ayuda por 20.000 millones de dólares bajo la forma de un swap. O sea nunca llegarán dólares de libre disponibilidad, sino que los Estados Unidos aparecen como “garantes” de que la Argentina pagará sus vencimientos inminentes de deuda. Las explicaciones más específicas, como que los Estados Unidos, comprará deuda argentina (donde entonces esos bonos en vez de deberse a acreedores privados pasarían a ser exigidos por el gobierno yanqui), o que habría algún monto para fortalecer contablemente las reservas, no quedó claro cuando serán efectivizadas. Sobrevuela la sensación de que todo fue una gran puesta en escena para llevarle tranquilidad a los especuladores, pero que para que algo se haga concreto, el gobierno yanqui esperará el resultado de las elecciones del 26 de octubre.  

En síntesis, hoy ni siquiera está claro cómo ni cuándo llegará algún dinero (si llega). El anuncio tuvo el objetivo específico de ayudar al debilitado gobierno de Milei en la campaña electoral. Trump incluso exageró diciendo que apoyaba “la reelección” de Milei.

Si algo de los 20.000 millones de dólares comprometidos llegan alguna vez, será más deuda externa a devolver (con sus intereses), con más exigencias y sometimiento, como la que ya aparece de que las transnacionales yanquis tengan “prioridad” en todas las concesiones de saqueo de nuestras riquezas (litio, gas y petróleo en Vaca Muerta o, lo nuevo, las “tierras raras” requeridas por los nuevos desarrollos tecnológicos) desplazando a las empresas de otros países, principalmente las chinas. O el rumor de que nuestro país permitirá la construcción de una base militar yanqui en Ushuaia.

En el medio de esto, el negociado para los monopolios agroexportadores

En su desesperación por conseguir divisas de cualquier manera, el lunes pasado el gobierno sorprendió con la noticia de que eliminaba las retenciones a las exportaciones a los productos agrícolas hasta fin de octubre, o hasta que se cubriera un cupo de 7.000 millones de dólares. Un regalo de 1.100 millones de dólares a ese sector, por impuestos que no se pagarán. 

Ya quedaba claro ante el anuncio de que mientras se insistía en que “no había plata” para las y los jubilados, el Garrahan y las universidades, sí lo había para los monopolios agroexportadores. Pero fue peor aún. En apenas dos días, un grupo reducidísimo de transnacionales del sector (Dreyfuss, Bunge, Cofco, Cargill, ADM) se quedaron con la casi totalidad del beneficio, dejando afuera a los productores agropecuarios pequeños, medianos e incluso a la mayoría de los grandes. El escándalo fue tan grande que hasta la Sociedad Rural tuvo que salir a hacer una queja formal. Y pedir que se reabriera y ampliara el cupp.

Claro que ello no sucederá, por la propia lógica del sometimiento a los intereses yanquis. Es que las empresas agrícolas yanquis salieron a exigir que se volvieran a colocar las retenciones para así “encarecer” la soja y el maíz argentino y que éste no pudiera ganar el mercado chino. Milei y Caputo, genuflexos al extremo los dos, obviaron siguieron también en esto las órdenes del amo norteamericano.

Un “salvataje” que no resuelve ninguna de las necesidades populares

La montaña rusa financiera que se vivió en apenas una semana, le permitió hacer fortunas a los especuladores bursátiles y a los banqueros. Les dió un seguro de que van a cobrar a los acreedores privados. Pero absolutamente nada de todo esto deja mejoras para los sectores populares. Para el pueblo trabajador siguen la motosierra, los salarios y jubilaciones pulverizados y la recesión económica. También la perspectiva, debido a la exigencia del FMI, de que lo que vendrá en el futuro será aún más ajuste y el intento de avanzar con las llamadas “reformas estructurales”: flexibilización laboral, reforma fiscal (quitarle más recursos a las provincias, que pegará directamente sobre salud y educación) y reforma previsional, que liquidará más aún las ya maltrechas jubilaciones presentes y futuras.

Ante esta realidad y este horizonte de futuro, será fundamental seguir la pelea contra el ajuste de Milei, los gobernadores y el FMI. Estar más fuerte para hacerlo requiere votar a la única fuerza que, además de apoyar todas las luchas, tiene un programa alternativo para que la crisis no la pague el pueblo trabajador: el Frente de Izquierda Unidad. 

El gobierno de Javier Milei transita las semanas que van desde su derrota en las elecciones bonaerenses a las nacionales del 26 de octubre. Es evidente que se ha producido un cambio cualitativo. Si bien hace meses que la bronca popular venía en ascenso, y eso se expresaba en la masividad del apoyo al Hospital Garrahan, a las marchas de los miércoles de las y los jubilados, a la lucha de las personas con discapacidad o a las universidades, los resultados del 7 de septiembre fueron un auténtico cachetazo para el gobierno. Este quedó debilitado al extremo, paralizado por sus propias internas que no puede resolver, y acorralado por la sensación popular de que “se le puede ganar”, fortaleciendo y tonificando las luchas, como se vio en las multitudinarias movilizaciones el día que se trató el veto del Garrahan y las universidades. 

Esta debilidad la “olió” el mismo sector de buitres financieros que más venía apoyando a Milei, que empezó a retirarse, y terminó provocando una corrida cambiaria que hizo trastabillar más aún al ya frágil gobierno de La Libertad Avanza (LLA). Las imágenes patéticas del Presidente y su hermana Karina Milei en un acto escuálido, de apenas unos pocos cientos de personas en Córdoba, arengando para que cantaran por Conan, simbolizan mejor que nada el estado de situación. Sin embargo, Milei todavía puede hacer daño. Es posible derrotar al plan motosierra, que aún está encendida y funciona. Así, el gobierno anunció que no pagaría los fondos que exigen las leyes vetadas. O le dió más privilegios a un sector de las patronales más concentradas, quitando las retenciones. Basta ver el presupuesto presentado en el Congreso para darse cuenta de que su plan es continuar y redoblar el ajuste.

En este panorama, la mayor fortaleza de este gobierno acorralado por la bronca popular creciente vino del apoyo de Donald Trump y el imperialismo yanqui, que salió a rescatarlo financieramente (a costa, por supuesto, de mayor endeudamiento y saqueo). Un Milei genuflexo ante Trump, el FMI y el genocida Benjamín Netanyahu, es la imagen que refleja este presente. 

Decíamos que todo esto transcurre en un tiempo corto, que todos miden como las semanas y los días que faltan para las elecciones. El peronismo, consciente de la debilidad del gobierno, trata de capitalizar la bronca. Incluso el gobernador Axel Kicillof ya se pasea por los medios de comunicación como un virtual “presidenciable”. 

Resulta fundamental salir a debatir y explicar que el peronismo no es la solución para el pueblo trabajador. Porque ya gobernó, ajustando al servicio del FMI. Porque, más allá de sus encendidos discursos actuales, en estos dos años tuvo siempre dirigentes que fueron funcionales al ajuste de Milei, empezando por la propia burocracia de la CGT y su vergonzoso pacto con el gobierno. Y porque, además, no ofrece ningún programa alternativo que no sea repetir el pasado. Así lo expresó Kicillof, cuando dijo recientemente que sería “infantil” romper con el FMI. 

Por todo esto, insistimos en que la única salida para el pueblo trabajador, la juventud, las y los jubilados, el movimiento de mujeres y disidencias y quienes enfrentan el ajuste, es apoyar y votar al Frente de Izquierda Unidad. Para fortalecer a la única fuerza que se opone incondicionalmente a todas y cada una de las políticas de Milei, en las calles y en el Congreso. 

Te invitamos a incorporarte a la campaña electoral con Izquierda Socialista. Sumate, al mismo tiempo, a pelear el voto para el FIT Unidad, vení a nuestras reuniones, anotate como fiscal, hacé conocer nuestras propuestas entre tus compañeros y compañeras de trabajo, estudio, vecinos y familiares. Para que haya más bancas del FIT Unidad, y estemos más fuertes para los desafíos que se vienen. 

Al mismo tiempo, tenemos otra tarea importantísima en estos días: apoyar a la Flotilla Global Sumud que viaja rumbo a Gaza llevando ayuda humanitaria en apoyo al pueblo palestino. Flotilla de la que forman parte, orgullosamente, nuestros compañeros de Izquierda Socialista, el diputado nacional Juan Carlos Giordano y el legislador provincial (mc) por Córdoba Ezequiel Peressini. 

Al cierre de esta edición, nuestro compañero Juan Carlos Giordano y todas las tripulaciones denunciaron ataques de drones hacia las embarcaciones, incluso llegando a lanzar bombas sonoras y de humo. Si bien las y los tripulantes se encuentran bien, se está haciendo un llamado de alerta por la posible continuidad e intensificación de estos ataques. Tenemos que redoblar el apoyo a la Flotilla, hacer firmar el petitorio por su defensa y prepararnos para movilizarnos ante cualquier ataque a la misma, al mismo tiempo que sostenemos más que nunca la solidaridad con el pueblo palestino que actualmente enfrenta la avanzada terrestre del estado sionista de Israel en Gaza. 

Nuestro semanario. En el que te acercamos el reflejo de las luchas del movimiento obrero, las mujeres y la juventud, además un análisis de los principales hechos de la realidad nacional e internacional.

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