Apr 18, 2024 Last Updated 10:50 PM, Apr 18, 2024


Escribe Noelia Agüero, legisladora Izquierda Socialista/FIT Unidad

Desde que asumió Milei, el gobernador peronista de Córdoba, Martín Llaryora, viene siendo noticia nacional. De entrada, representó al sector dialoguista, que con un discurso de dar gobernabilidad se prestó a votar la ley ómnibus. El tremendo ajuste de Milei y el impacto no solo en la clase trabajadora sino en algunos sectores medios productivos hizo que, luego de votar la ley en general, se aprestara a rechazar algunos artículos. El gobierno nacional terminó retirando la ley, a pesar de que Llaryora planteó que “fue un error gravísimo bajar la ley, podríamos haber continuado con el tratamiento” (Clarin, 18/2).

En este marco se produce un quiebre entre Llaryora y Milei, con este último endilgandole una “traición” al gobernador cordobés y avanzando con un feroz ajuste que incluyó el recorte de todo tipo de fondos y subsidios, como el FONID (Fondo Nacional de Incentivo Docente), el transporte, entre otros. Mientras, las y los cordobeses somos quienes sufrimos las consecuencias.

Tanto Llaryora como los grandes medios hablan del “modelo cordobés” como algo opuesto al gobierno actual e incluso al del peronismo de Alberto, Massa y Cristina. Pero el modelo cordobés es también el de ajuste al pueblo trabajador. Esto lo demuestran las jubilaciones de miseria y el cobro de los aumentos con un diferimiento de 60 días en relación a los activos. En la docencia, Llaryora incumplió el acuerdo paritario firmado en 2023 a la fuerza -mediante conciliación obligatoria-, dejándonos un 10% debajo de la inflación en enero. Ahora pretende darnos “la mitad de la inflación” más un bono miserable en negro, abriendo las puertas al conflicto docente provincial, mientras las escuelas se caen a pedazos. Lo mismo sucede con los hospitales públicos, donde las y los trabajadores de la salud en 2022 protagonizaron una enorme rebelión que duró meses, obligando al gobierno a retroceder en alguna de sus medidas.

En los últimos días tomó repercusión la tremenda suba del transporte, donde el colectivo urbano pasó a 700 pesos, aumentando en 2024 el 190% y el interurbano de corta y media distancia un 150%, reventando aún más el ya escaso poder adquisitivo.

Con estos datos demostramos que Milei aplica la motosierra en el país y los gobiernos provinciales como el de Llaryora también ajustan para beneficiar a los ricos y al FMI.

El documento de Cristina dice: “El presidente Milei debería aprovechar su primera visita oficial a Israel para revisar algunos de sus diagnósticos en relación al rol del Estado y su importancia. En efecto, el Presidente se declara un admirador incondicional de la República de Israel. Sin embargo, sostiene que el Estado aplasta a la gente y exalta al individualismo como el único camino para el ejercicio de la libertad […]. Debería aprovechar su estadía en ese país para comprender que la República de Israel fue creada a partir de la construcción de un Estado fuerte, presente y eficiente […]. Quienes hemos estado en Israel pudimos ver, más allá de los conocimientos históricos y estadísticos, el rol fundamental y omnipresente que cumple el Estado en todas las áreas; desde la defensa hasta la agricultura, desde la tierra hasta el agua […] se podrá enterar que la propiedad de la tierra siempre es del Estado y que este sólo la alquila por un plazo máximo de 90 años”.

Recordamos a las y los lectores que Cristina hace referencia de esta manera al Estado de Israel, al que el pueblo palestino y quienes defendemos su causa consideramos un estado genocida y criminal.


Escribe José Castillo, Izquierda Socialista/FIT-Unidad 

Reapareció Cristina Fernández con un extenso documento titulado “Argentina en su tercera crisis de deuda”. Hizo un repaso histórico señalando que el gran problema de los últimos 40 años es el endeudamiento externo. Pero en su texto encubre las responsabilidades del peronismo en este período. No ofrece ninguna salida para enfrentar a Milei y su plan motosierra. Peor aún, justificó la necesidad de una reforma laboral, abrió el debate para que se acepten algunas privatizaciones, justificó la alianza pública-privada y de paso elogió a Trump y defendió al Estado sionista de Israel. 

La jefa del kirchnerismo estaba en un mutismo absoluto desde la asunción del gobierno ultraderechista de Milei. Seguramente muchas compañeras y compañeros, viendo la ausencia de los principales referentes del gobierno anterior, piensen “por fin” apareció Cristina. Veamos para qué.
Digamos primero que varios miembros del gabinete de Milei salieron rápidamente a responder por las redes diciendo que era una vergüenza que saliera a hablar, que debía “guardar silencio” u hasta insultos de sus seguidores. Repudiamos esas respuestas de funcionarios que se dedican diariamente a hambrear al pueblo trabajador y a garantizarle sus negocios a los grandes capitalistas y buitres de la deuda. En algunos casos, como el del ministro Luis “Toto” Caputo, con plenas responsabilidades no sólo en el ajuste actual, sino en el que en su momento llevó adelante Mauricio Macri.
Dicho esto, el largo texto de Cristina Fernández está muy lejos de ofrecer una salida favorable que hoy está necesitando el pueblo trabajador para enfrentar el plan motosierra de Milei. Analicémoslo detalladamente.

La deuda externa y sus responsables

La ex vicepresidenta coloca el endeudamiento externo como el responsable principal de los problemas económicos desde 1983 a esta parte. Coincidimos, sin duda. Más aún, durante todo ese tiempo fue la izquierda, muchísimas veces en soledad, la que denunció que el endeudamiento externo es ilegal, ilegítimo y fraudulento desde sus orígenes en la dictadura mediante un genocidio, la cual siguieron pagando todos los gobiernos capitalistas hasta el día de hoy. Deuda que es la causa última de todos los planes de ajuste que vienen sumiendo a nuestro país en la postración.
Cristina pone énfasis en la responsabilidad de la dictadura militar y en la del macrismo, señalando que el radicalismo de Alfonsín “no supo o no pudo” resolver el tema. Pero disimula la responsabilidad en la continuidad y crecimiento del endeudamiento de los gobiernos peronistas, que gobernaron 28 años de los últimos 40 (10 con Menem, dos con Duhalde, 12 con el kirchnerismo y cuatro donde cogobernaron los K con Alberto Fernández y Massa). Con Menem (gobierno que los Kirchner apoyaron plenamente) no sólo se entregó el país con las privatizaciones y se generaron centenares de miles de desocupados, sino que también se siguió pagando la deuda externa, aumentándola en 100.000 millones de dólares.
El kirchnerismo inventó que durante sus gobiernos la Argentina se había “desendeudado”. ¡Mentira! Los números son clarísimos: asumieron con 190.000 millones de deuda externa, pagaron en efectivo a lo largo de 12 años 200.000 millones (número reconocido en su momento por la propia Cristina) y cuando se fueron, en 2015, la deuda había subido a 240.000 millones.
Cristina dice en su texto, citando al ex ministro de Economía de Mauricio Macri, Nicolás Dujovne, que el propio macrismo había reconocido dicho “desendeudamiento”. Efectivamente, coincidieron en la mentira Cristina y Macri. El gobierno del PRO lo hizo para justificar que podía entonces comenzar su propio “ciclo de endeudamiento”, haciendo crecer la deuda en otros 150.000 millones de dólares. Esta mentira de Dujovne dejó de ser utilizada por el propio macrismo cuando, en 2018, al entrar en crisis por no poder cumplir con sus propios vencimientos, giraron 180 grados y empezaron a decir que toda la toma de deuda había sido para pagar “los vencimientos que había dejado el kirchnerismo”. En síntesis, macristas y kirchneristas quedaron enredados en sus propios dobles discursos, acusándose mutuamente de ser los endeudadores, cuando la realidad es que ambos (al igual que todos los gobiernos anteriores) pagaron miles de millones a los usureros internacionales y al FMI, mientras se siguió incrementando exponencialmente el endeudamiento externo.
En el largo recorrido histórico que hace Cristina Fernández en su texto, hay un hecho ausente, el Argentinazo de 2001, esa rebelión popular que obligó a declarar el no pago (default) a fines de ese año de parte sustancial de la deuda externa. Cristina hace silencio porque justamente el no pago arrancado por el pueblo a fines de 2001 fue lo que permitió que la economía se reactivara en los años siguientes, hasta que en 2006 Néstor Kirchner abonó por adelantado casi 10.000 millones de dólares al FMI y realizó el primer canje de deuda. Canje que (al igual que el segundo de 2010) no fueron otra cosa que grandes negociados para los acreedores, a diferencia de lo que sostuvo en su momento el kirchnerismo y que Cristina vuelve a reivindicar en su texto.

Kirchnerismo, menemismo y privatizaciones

Cristina varias veces se refiere a la responsabilidad de “las políticas neoliberales”. Cita directamente a la dictadura militar y al macrismo. Si bien algunas veces incluye “la política de los 90”, se cuida muy bien de hacer una crítica directa al menemismo. El motivo es claro. Néstor Kirchner, entonces gobernador de Santa Cruz, y la propia Cristina, legisladora nacional en esos años, fueron claramente menemistas. Más aún, defendieron a su ministro Domingo Cavallo. Un punto cúlmine de ese apoyo se dio en 1993 con la privatización de YPF. En el texto que ahora publica la ex vicepresidenta, increíblemente, defiende esa privatización, señalando que los problemas recién se produjeron en 1998 cuando se vendió la empresa totalmente a Repsol. Esta afirmación, que a algunas compañeras y compañeros puede parecerles novedosa, no lo es cuando observamos cómo el kirchnerismo, en sus largos 12 años de gobierno, dejó sin tocar la inmensa mayoría de las privatizaciones, y cuando se tuvo que hacer cargo de algunas empresas, fue por virtual “abandono” de sus antiguos dueños privados y las reestatizó lo más parcialmente que pudo (como fue el caso de la propia YPF).
Cristina hace en su texto una amalgama del peronismo del 45 con los años de gobierno kirchnerista diciendo que fueron una continuidad. Nada más alejado de la realidad. Es como juntar agua con aceite. El primer peronismo, con todas sus contradicciones, tuvo una relativa independencia e incluso desarrolló un parcial enfrentamiento al imperialismo yanqui, lo que se expresó en las conquistas sociales del pueblo trabajador, pero también en la nacionalización de la banca, el comercio exterior (creación del IAPI), en la creación de decenas de empresas del estado y en la negativa a ingresar al FMI. En los 12 de años del kirchnerismo, en cambio, bajo un doble discurso “nacional y popular” se le dio continuidad al proceso de semicolonización de la Argentina que se venía profundizando desde la dictadura militar. El peronismo kirchnerista, en lo esencial, sostuvo el proceso de concentración de la economía en manos de los grandes pulpos nacionales y extranjeros. No modificó el esquema de país capitalista agroexportador
y del agronegocio, más allá de los roces que tuvo en 2008. Nunca tocó a los
monopolios exportadores (Cargill, Bunge, Dreyfus, Nidera), pactó con las mineras (Barrick Gold), con Chevron y otras multinacionales del petróleo para Vaca Muerta y jamás reestatizó la energía, los teléfonos o los puertos. Solo obligados por la crisis o la retirada de las multinacionales se hizo cargo de YPF, AYSA, Aerolíneas Argentinas y las AFJP (e incluso en el caso de éstas últimas utilizó sus fondos para pagar deuda externa).

El peronismo avaló el endeudamiento de Macri y pactó con el FMI

Cristina denuncia una vez más la estafa de la deuda del macrismo, incluyendo el escandaloso acuerdo con el FMI. Sin embargo, no dice lo obvio. Todos los componentes del Frente de Todos cuando asumieron en 2019, se comprometieron a pagarla, reconociéndola de hecho y actuaron en consecuencia. Acá está el centro del desastre al que llevó el gobierno de Alberto, Cristina y Massa, que terminó con una gran inflación y desigualdad social, pulverizando los salarios y las jubilaciones mientras se le entregaban miles de millones de dólares a los bonistas privados y al FMI.
Cristina ahora critica un aspecto del canje de deuda con los acreedores privados realizado por el entonces ministro Martín Guzmán en agosto de 2020 (dice que “estuvo bien” pero que no hubo quita de capitales ni rebaja de intereses), pero en su momento lo apoyó plenamente y no dio a conocer (ni ella ni nadie del kirchnerismo) ninguna queja. Las y los diputados kirchneristas, incluido Máximo Kirchner, lo votaron.
Luego la ex vicepresidenta se refiera al acuerdo de Alberto Fernández con el FMI, explicando que no estuvieron de acuerdo. Pero a la vez aprueba como algo correcto no “obstaculizar la acción del gobierno”. O sea, se opusieron como “saludo a la bandera” y permitieron que se firmara ese acuerdo que, como reconoce la propia Cristina, fue el factor central del mega ajuste llevado adelante en los dos últimos años del gobierno del Frente de Todos.

Cristina no llama a enfrentar a Milei, ni a que se deje de pagar la deuda o se rompa con el FMI

Cristina en la parte final de su texto se refiere al nuevo gobierno de Milei. Le critica su liberalismo extremo, señalando que no funciona en ninguna parte del mundo. Pero lo increíble son los ejemplos que decide utilizar para ilustrar esta afirmación. Al hacerlo termina elogiando a Donald Trump y, peor aún, al Estado de Israel, afirmando que el desarrollo de éste se debe a “un Estado fuerte, presente y eficiente”, escondiendo su política colonialista genocida contra el pueblo palestino.
Cristina en ningún momento caracteriza al gobierno de Milei como lo que es, de ultraderecha, y no denuncia su plan de guerra contra el pueblo trabajador, ni mucho menos la feroz política represiva puesta en marcha por la ministra Bullrich. Se da el lujo incluso de aconsejarle que tenga cuidado, no vaya a ser que quede “condicionado” por el macrismo.
Finalmente, enuncia una serie de propuestas. Muchas de ellas son guiños a algunas de las políticas que plantea La Libertad Avanza. Así, por ejemplo, deja abierta la puerta para debatir una la flexibilización laboral (“que brinde respuestas a las nuevas formas de relaciones laborales”). Plantea algún tipo de incorporación de capital privado a las empresas estatales. O incluso señala que “no se debe dejar a los chicos sin clases”, en un virtual ataque contra los trabajadores de la educación y su derecho a huelga.

Contra el plan motosierra el peronismo no es salida, la salida es el Frente de Izquierda

Cristina le dedica largos párrafos a la deuda externa. Pero jamás enuncia la salida más básica y la única posible si se quiere romper con esta trampa mortal: dejar de pagarla. Es lo que desde la izquierda venimos planteando desde hace 40 años. Es lo que dijimos mientras el peronismo kirchnerista nos mentía y decía que ellos “nos estaban desendeudando”. Es lo que planteamos frente a la nueva y fraudulenta deuda del macrismo, mientras el Frente de Todos la reconocía y pagaba. Y es lo que ahora desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad seguimos planteando bajo Milei.
En el largo texto de Cristina no figura pelear por algo tan básico como un aumento de emergencia de salarios y jubilaciones. Habla de fuga de capitales e incluso da ejemplos de escándalos de contrabando, pero ni se le cruza por la cabeza que la salida es la nacionalización de la banca y el comercio exterior para combatir “la escasez de dólares”, como varias veces señala. Nuevamente, sólo la izquierda pelea por eso.
Para enfrentar al plan motosierra lo que hay que continuar la pelea que miles, dese distintos sectores ya salieron a dar, reclamando a la CGT y las CTA un nuevo paro nacional y un plan de lucha. Cristina, sabiendo de la influencia que tiene su palabra sobre una parte muy importante de la burocracia sindical peronista, no dice una palabra al respecto. Otra vez, es el reclamo que llevamos adelante desde el sindicalismo combativo y la izquierda.
Cristina rompió su silencio. Pero de sus dichos, como de la propia experiencia del pueblo trabajador con los gobiernos peronistas, se desprende más que nunca la necesidad de fortalecer otra alternativa política, distinta al peronismo, como lo es el Frente de Izquierda Unidad al cual desde Izquierda Socialista llamamos a fortalecer, que postula como salida de fondo que gobiernen los trabajadores y la izquierda, en el camino a una Argentina Socialista con democracia para el pueblo trabajador.

 

Escriben Mayra Zuloaga y Nahuel Céspedes, Juventud de Izquierda Socialista Bariloche

Más de 400 hectáreas de bosque nativo se incendiaron a la vera del lago Nahuel Huapi.

La misma historia de todos los veranos en la Patagonia la estamos viviendo en Bariloche: uno de nuestros hermosos e importantes bosques se está consumiendo bajo las llamas. El Brazo Tristeza es una zona del Parque Nacional Nahuel Huapi que contiene tanto flora como fauna que no se encuentra en ninguna otra parte del mundo; árboles como Coihues,de una antigüedad promedio de 300 años, Cipreses de más de 500 y Alerces que rondan los 2500 años; es un bioma único el cual su historia milenaria se está incinerando rapidamente. Más del 71% del territorio ya fue arrasado. Parece extraño, que Prefectura aún no dio con las embarcaciones de lujo que estuvieron acampando y encendiendo fogatas en una zona prohibida, horas antes de que comenzara el voraz y desenfrenado fuego.

Pero, ¿qué se esconde detrás de los incendios? todo fuego es político. Hace años que los gobiernos buscan desarrollar en la Patagonia un sin fin de proyectos mineros, petroleros e inmobiliarios de la mano de las multinacionales. Las asambleas ambientalistas vienen denunciando los constantes focos intencionales en zonas protegidas, como en Parque Nacional Los Alerces, desde el año 2016; pero la situación se volvió absolutamente obscena de la mano del gobierno de Milei.“Que las grandes multinacionales del mundo hagan y deshagan lo que quieran” dijo y expresó su deseo de desfinanciar y desconocer los derechos laborales y herramientas a los organismos que combaten desde la primera línea al fuego, derogar las leyes que protegen el ambiente y los recursos naturales, el libre desmonte de zonas amarillas, rojas y su libre venta, tal como lo planteó en la fracasada Ley Ómnibus.

Estamos viviendo climas atípicos, donde las condiciones climáticas son cada vez más extremas. Argentina viene de 3 largos años de extensa sequía potenciada por diversos fenómenos meteorológicos. Este verano la ola de calor está afectando regiones que no suelen tener altas temperaturas. Desde el año 2016 en Bariloche, los niveles de precipitaciones anuales no alcanzan el promedio de la región (800 MM), esto claramente intensifica el estrés hídrico en los bosques. Así aconteció un récord histórico desde la década del 60, en enero la temperatura llegó a 36,4°C . Sin embargo, el ultraderechista de Milei, niega rotundamente el cambio climático, excusando que es un “invento del comunismo” (Discurso en la conferencia de Davos, 19/01/2024).

Hoy más que nunca le exigimos al gobierno que vuelque todos los recursos disponibles para combatir esta pesadilla recurrente que acontece en el verano a nuestros bosques.

Es urgente que se declare la emergencia regional por los incendios en el bosque barilochense para acelerar y multiplicar las tareas preventivas con patrullajes que eviten incendios intencionales. Lejos está la idea de que el municipio y la provincia generen un fondo monetario con un impuesto extraordinario de urgencia a los grandes emprendimientos inmobiliarios, hoteles y empresas de turismo instaladas en Bariloche.

¡Que se regularice la situación laboral de lxs trabajadores de Parques Nacionales!. Hay más de 130 efectivos del PN Nahuel Huapi que se mantienen en plan de lucha contra los anuncios de despido masivo del Gobierno Nacional.

Desde Izquierda Socialista y Ambiente en Lucha llamamos a la más amplia unidad para derrotar en las calles el plan de entrega y represión del gobierno de Milei.


Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad

Conocida la noticia, la militancia reunida en la Plaza de los dos Congresos estalló de alegría, al igual que en gran parte del país, contando con una amplia simpatía como se vio con los bocinazos y cacerolazos. “Unidad de los trabajadores, al que no le guste, se jode, se jode”, se cantó. No es para menos. Nos sentimos parte de este gran paso que se ha logrado.
El pedido de “pase a comisión” fue la forma elegante del gobierno por intentar tapar una derrota estrepitosa, ya que todo vuelve a fojas cero. “Dura derrota de Milei; Milei sin ley; El gobierno sufrió un duro revés”, son algunos de los titulares de los diarios de hoy. Un hecho inédito, ya que se trata del traspié de la primera ley de un gobierno recién electo. Los llamados de Pichetto para salvar al gobierno llegaron tarde. De 644 artículos habían quedado 300. Tan brutal es la ley que hasta las y los diputados de los gobernadores (los mismos que aplican el ajuste en sus provincias) terminaron retaceando el apoyo a gran parte de su articulado. Gobernadores “dialoguistas” que no tienen ninguna puja de fondo con el gobierno, sino que todos defienden a los grandes empresarios y están en contra del pueblo trabajador. Hasta la derechista Carolina Píparo votó en contra de uno de ellos. La suerte estaba echada. El todo o nada le fracasó a la ultraderecha en el gobierno.

Un periodista de TN dijo anoche “Milei está en llamas”. Le avisaron del resultado a las tres de la mañana y empezó a tuitear acaloradamente. Estaba en Israel, dándole el apoyo al genocidio sionista contra el pueblo palestino.
Milei dice “la casta se puso en contra del cambio que los argentinos votamos en las urnas”. El mismo latiguillo justificativo de siempre pero que por estas horas hace aguas. Primero, porque gran parte de lo que Milei llama “casta” de políticos patronales que vienen actuando desde la dictadura hasta acá, se integraron a su propio gobierno. Segundo, porque si bien millones, hartos del gobierno anterior, votaron equívocamente a Milei creyendo que podría haber un cambio favorable, a dos meses empiezan a ver que no lo hay. Todo lo contrario. Milei ha redoblado el ajuste que ya venía aplicando el gobierno anterior de Alberto Fernández, Cristina y Massa.
En el día de ayer se vio por televisión el repudio popular en los entrevistados ante el aumento salvaje del transporte en el AMBA del 250%. El salario en diciembre perdió el 13% real. El propio gobierno reconoce que la pobreza ya alcanza al 50%. Son las consecuencias de la estanflación anunciada por Milei al servicio del FMI, es decir, recesión con una inflación desenfrenada fogoneada por el propio gobierno, dando vía libre para la “libertad de precios” y con feroces tarifazos como se vendrán con la luz y el gas, con su consiguiente e inédita pérdida salarial y jubilatoria en tan poco tiempo.

La ley cayó en medio del crecimiento de la protesta social. El 24 de enero hubo un paro con una gran movilización que fue arrancado a los dirigentes de la CGT. Repudio que había comenzado el 20 de diciembre donde el sindicalismo combativo y la izquierda ganaron la Plaza de Mayo contra el protocolo represivo de Bullrich. Después se dieron los masivos cacerolazos y la marcha de la CGT a Tribunales el 27 de Diciembre. Crecieron las asambleas barriales, los espacios unitarios nacionales como Unidos por la Cultura, se dieron distintas medidas de lucha en algunos lugares de trabajo contra los despidos, contra los recortes en los ferrocarriles por parte del Cuerpo de Delegados combativo ferroviario del Sarmiento, paro en Bridgestone contra los despidos, etcétera. Esta lucha y el creciente malestar social fueron esenciales para obligar al retroceso de la ley.

“La votación o no de la ley no va a cambiar el rumbo económico”, dijo el macrista Ministro de Economía, Luis Caputo. Está claro. El gobierno no va a cambiar. Por eso hay que aprovechar que esta derrota del gobierno tonifica la pelea contra el mayor ajuste y la represión, mostrando que se puede ganar. Hay que seguirla contra cualquier intento del gobierno de volver con la ley ómnibus, contra el DNU y el conjunto del plan motosierra, contra los tarifazos, los despidos y fundamentalmente por un aumento inmediato de salarios y jubilaciones. Para todo esto hay que seguir exigiendo a la CGT y CTA un nuevo paro general y plan de lucha nacional. La CGT estuvo borrada después del paro del 24 cuando Daer había dicho “vamos a seguir la lucha”. La CGT no estuvo en los días claves frente al Congreso donde las y los luchadores y la izquierda repudiamos el inicio del tratamiento de la ley y sufrimos la represión. Desde cada lugar de trabajo, asamblea y marcha hay que seguir haciendo esa exigencia.

Desde Izquierda Socialista saludamos a las y los luchadores por este gran paso que hemos dado. Reivindicando el rol del Frente de Izquierda Unidad, con sus bancas dando la pelea en el Congreso y en las calles, mientras el peronismo le dio votos a Milei como el de los tucumanos, Scioli se unió al gobierno y solo algunos dirigentes sindicales del kirchnerismo tímidamente participaron de la concentración del jueves 1 pero sin llamar a movilizar con fuerza para que caiga la ley. Llamamos a fortalecer al Frente de Izquierda con políticas unitarias, por un plan económico obrero y popular, por romper con el FMI y dejar de pagar la deuda externa y por un gobierno de las y de los trabajadores y de la izquierda con una Argentina Socialista. Manteniendo bien alto la guardia para seguir enfrentando el plan motosierra de Milei.

7 de febrero de 2024

 

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