Escribe José "Pepe" Benegas, concejal de Izquierda Socialista/FIT Unidad
La provincia de Neuquén se ve conmovida por la separación transitoria de la Vicegobernadora Gloria Ruiz acusada de actos de corrupción junto a varios de sus familiares, que utilizaron sus puestos en la Legislatura para obtener beneficios personales y también enriquecerse. El gobernador Rolando Figueroa, del partido Comunidad, la eligió como compañera de fórmula para las elecciones del año pasado cuando triunfaron.
La denuncia contra Gloria Ruiz es por el desvió de fondos a cuentas personales vía su hermano, y haber ingresado a la legislatura a más de una decena de familiares directos. El hecho político que dispara el enfrentamiento entre distintos sectores del gobierno fue el destino a darle a los 6.700 millones de pesos que se reintegraban a la legislatura en el nuevo presupuesto. La vicegobernadora quería el uso discrecional de esos fondos y otro sector de diputados buscaban otro destino. En cualquiera de esas dos propuestas, esos fondos no iban a cubrir las necesidades más acuciantes de los trabajadores y sectores populares de la provincia.
Este hecho de corrupción no es un caso aislado, quienes hoy se rasgan las vestiduras para denunciar corrupción formaron parte de gobiernos que fueron absolutamente corruptos. Hace unos años tuvimos al ex gobernador Jorge Sapag que se llevó 5 millones de dólares a Andorra, sospechado de ser dinero proveniente de las petroleras para favorecerlas en diferentes concesiones. Pero más cercanos en el tiempo tenemos la estafa de los planes sociales, con diferentes funcionarios del MPN denunciados por robarle a quienes más lo necesitan. Todos a nivel provincial.
A nivel nacional tenemos ejemplos de todos los colores, los Macri con el Correo o los Panamá Papers, los Kirchner con sus hoteles, los bolsos de López o la causa cuadernos, y quienes hoy están con Milei como Caputo con la estafa de la deuda externa, o Petovello que se robó la comida de las organizaciones sociales y la dejo pudrirse en galpones. Por eso es hipócrita que dirigentes y diputados que integran espacios políticos involucrados en todos hechos de corrupción, ahora se arroguen superioridad moral para juzgar hechos similares que en otro momento callaron.
No solo en el ámbito político se da la corrupción, bien sabemos que mes a mes, empresas multinacionales pagan su cuota para asegurarse futuros negocios y que nadie vigile lo que extraen y lo que declaran saqueando nuestras riquezas de gas y petróleo; los narcos hacen lo mismo con policías, jueces y políticos. La corrupción es transversal a todos estos políticos patronales cuando se trata de hacer negocios capitalistas, porque el sistema es corrupto desde el momento en que fomenta el despojo, la explotación y el robo descarado. Estos casos no son investigados ni sancionados en esta provincia.
Desde Izquierda Socialista siempre hemos tenido la misma posición con quienes son acusados de corrupción, que se invierta la carga de la prueba, que demuestren su inocencia y que en caso de culpabilidad vayan a la cárcel y devuelvan lo robado. Lo mismo proponemos para este caso que alcanza al ejecutivo provincial. Por eso desde Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda no vamos respaldar ninguna de las posiciones que se expresaron en la legislatura porque no convalidamos que entre ellos mismo se juzguen en un recinto donde todos votan en conjunto los planes de ajuste en la provincia. Es un choque entre distintos sectores que integran la coalición de gobierno y no vamos a involucrarnos en esa interna, por eso reclamamos que se constituya una comisión investigadora independiente.
Javier Milei está viviendo su “veranito financiero”. Gracias a los privilegios que les dio a quienes fugaron y evadieron por décadas, logró recaudar 23.000 millones de dólares, que alimentaron los negocios de los especuladores de la bolsa de valores, los bancos y achicaron provisoriamente la brecha entre el dólar oficial y los paralelos. Todo ello fue festejado por el establishment económico nacional e internacional, como se vio en las reuniones del gobierno en el exterior de estas semanas. Los pulpos acreedores ven más certeza de cobrar sus próximos vencimientos que son millonarios, por eso aumenta su “confianza”.
Del otro lado de esta euforia de los ricos, está la realidad del pueblo trabajador y sectores populares. Los salarios siguen sin alcanzar a cubrir lo mínimo indispensable, las jubilaciones continúan en niveles de indigencia, la desocupación aumenta, la pobreza y la indigencia también crecen.
¿Por qué, pese a que sigue creciendo la bronca popular ante el ajuste, e incluso a que durante este año se dieron grandes luchas y gigantescas movilizaciones, Milei logró hacer pasar partes sustanciales de su plan motosierra? La respuesta, lamentablemente, es clarísima: porque desde mayo la burocracia de la CGT le tendió una tregua al gobierno. Así dejó aisladas las luchas. Por eso pasaron la Ley Bases primero, y luego el oficialismo logró avanzar con los vetos a la recomposición jubilatoria y al financiamiento universitario. No hubo paro general ante la inmensa lucha universitaria, pero tampoco ante la larga lucha de los aeronáuticos ni ante ninguno de los conflictos. La presencia de las columnas de la CGT en las más importantes marchas, cuando estuvieron, fue meramente formal.
Desde el sindicalismo combativo y la izquierda, hace meses que denunciamos este hecho y reclamamos que terminen con la tregua. Pero ahora, la burocracia cegetista directamente ha explicitado esta alianza. Desmintiendo primero cualquier posibilidad de medida de fuerza, aunque sea acotada, como la que venía anunciando Pablo Moyano. Festejando que Milei “llame al diálogo” en una mesa tripartita gobierno-patronales-burocracia y diciendo que la situación “está mejorando”.
Esta mayor complicidad de la burocracia cegetista ha profundizado la crisis en la cúpula de la central obrera, provocando la renuncia de Pablo Moyano. Que no es la primera, ya que anteriormente también se había dado la de Mario Manrique, del Smata, a la secretaría gremial. Otros referentes kirchneristas, como Sergio Palazzo (bancarios) o Abel Furlán (UOM), sin embargo, permanecen en sus cargos en la conducción de la CGT. Del mismo modo que Hugo Moyano ratificó la continuidad de la presencia de Camioneros en la conducción de la CGT, reemplazando con otro dirigente de su sindicato a su hijo Pablo.
Sería un error analizar la profundización de la tregua de la burocracia cegetista y la crisis que produjo, aisladamente de la situación del peronismo. Que hoy, ya bajo la conducción formal del PJ en manos de Cristina, se juega centralmente al desgaste de la figura de Milei canalizando electoralmente la bronca el año próximo, mientras no da un solo paso para enfrentar el ajuste en curso. La “agenda” política del peronismo recorre las chicanas, con idas y vueltas, en el Congreso, o los actos de Cristina Fernández donde lo prioritario es su victimización ante la quita a su jubilación de privilegio o sus causas judiciales.
Ante esta realidad, miles y miles de compañeras y compañeros se preguntan qué hacer. ¿A dónde va Pablo Moyano con su renuncia? Es correcto reclamarle a los dirigentes de la CGT que salgan a pelear contra el gobierno. Y que hay que construir un plan de lucha y concretarlo en la acción, porque la base ha demostrado que cuando se es consecuente, responde, como se vio en los distintos paros y movilizaciones de este año. Sin embargo, en vez de recurrir a la base para dar esa batalla, Pablo Moyano prioriza la recomposición del peronismo con su actual política, y más candidatos sindicales en las listas del 2025, como lo expresó en sus declaraciones.
Queremos ser absolutamente claros: el peronismo, principal fuerza patronal opositora, no es la salida para enfrentar el feroz ajuste que sigue llevando adelante el gobierno ultraderechista de Milei. Nosotros, desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad, conjuntamente con nuestras compañeras y compañeros de la Corriente Sindical A Luchar y el resto del sindicalismo combativo, estamos convencidos que la pelea hay que darla ahora. Apoyando todas y cada una de las luchas en curso, buscando coordinarlas y fortalecerlas para que triunfen, planteando la más amplia unidad de acción, con absolutamente todos los que quieran salir a dar la pelea. Y al mismo tiempo, exigiendo a la burocracia de la CGT que rompa la tregua y llame a un nuevo paro nacional y un plan de lucha. En este sentido es que, de concretarse en los próximos días, llamamos a participar de las acciones convocadas por las CTA, los movimientos sociales y otros sectores para el 5 de diciembre, concurriendo con una columna independiente.
Pero también sabemos que está planteada la lucha política. Porque Milei pasa su ajuste diciendo que “no hay otra salida” y muchos gobernadores, incluso del propio peronismo, también colaboran de hecho ajustando en sus propias provincias. Es que todos, como lo confesó recientemente la propia Cristina, son defensores del “capitalismo”, que en nuestro país quiere decir partidarios de reconocer y seguir pagando la deuda externa y acordar con el FMI, como hizo el propio peronismo cuando estuvo en el gobierno.
El Frente de Izquierda Unidad, por el contrario, postula la necesidad de un programa alternativo, de emergencia, obrero y popular, denunciando que sí hay plata, al revés de lo que dice Milei, y que ésta se puede obtener única y exclusivamente si dejamos de pagar la deuda externa, rompemos con el FMI y ponemos todos esos recursos al servicio de que haya salarios dignos, empleo genuino, salud, educación y vivienda.
Escribe José Castillo
El presidente ultraderechista argentino continua su cruzada “anticomunista” en sus discursos en el exterior. Ahora repitió la mentira de que nuestro país era la primera potencia del mundo a fines del siglo XIX y luego “cayó” en el socialismo. Una falsedad absoluta. Nuestro país se hunde justamente por lo contrario: su dependencia del capitalismo imperialista.
Finalmente Javier Milei logró sus “quince minutos de fama” junto a Donald Trump. Fueron literalmente eso: quince minutos. Eso fue lo que la organización de la Conservative Political Action Conference (CPAC) le dio al presidente argentino, además de un saludo, con elogios incluido, del propio mandatario electo yanqui.
Todo sucedió en Mar a Lago, en la mansión donde se festejaba el triunfo de Trump. Allí Milei se despachó: “La Argentina sufrió el socialismo [...] Es una gran alegría saber que en Estados Unidos primaron el sentido común y la razón sobre el delirio comunista y la agenda woke y de planificación centralizada. Es una alegría porque como argentino conozco de primera mano las consecuencias del socialismo y eso me trae mucha felicidad. En Argentina hace 120 años nos regíamos por el capitalismo y la libre empresa. Con el PBI per cápita más alto del mundo. Competíamos cabeza a cabeza con Australia y Estados Unidos”.
Vamos por partes. Milei repite sus mentiras, siguiendo el consejo de Joseph Goebbels (el ministro de propaganda de Adolf Hitler), que insistía: “miente, miente, que algo quedará”. Argentina nunca fue primera potencia del mundo, ni de lejos. A fines del siglo XIX y principios del XX, desde Roca en adelante, la época a la que se refiere Milei, se dieron el genocidio de los pueblos originarios, con los que se rindieron vendidos como siervos a las familias ricas de Buenos Aires, la superexplotación de los trabajadores inmigrantes, como denunciaron las nacientes organizaciones anarquistas y socialistas de la época, o de los propios trabajadores nativos, a los que se le pagaba con vales, como en La Forestal. En esa supuesta Argentina próspera, decenas de miles de nuevas proletarias y proletarios se hacinaban en los conventillos. La política de la época se limitaba a repartirse los cargos entre las familias oligárquicas, mientras las elecciones se realizaban con fraudes escandalosos.
Y, después, ¿la Argentina sufrió el socialismo? ¿A qué se refiere Milei? En nuestro país jamás hubo gobierno socialista alguno. Siempre gobernaron distintas expresiones patronales, más o menos cercanas a los distintos capitalismos imperialistas que nos dominaron históricamente (primero el inglés y luego el yanqui), garantizando sus negocios y, como aliados secundarios, los de las patronales nativas. Sin duda Milei se refiere a la distintas conquistas sociales que se fueron dando a lo largo del siglo XX, logradas con la lucha del pueblo trabajador, y que hoy él quiere quitar (derecho a huelga, jubilaciones, salario mínimo, negociaciones colectivas). Incluyendo las nuevas conquistas populares de las últimas décadas: juicio y castigo a los genocidas de la dictadura, matrimonio igualitario, ley de identidad de género, interrupción voluntaria del embarazo, ESI, violencia contra las mujeres y disidencias, derechos de los pueblos originarios, por citar los más importantes.
El discurso de Milei toma tintes delirantes pero peligrosos cuando afirma: “Debemos convertirnos nuevamente en un faro del mundo, porque el mundo ha sido sumergido en una oscuridad profunda y exige a gritos ser iluminado. Me imagino un mundo con Estados Unidos liderando en el norte, la Argentina en el sur, Italia en la vieja Europa e Israel como centinela en la frontera de Medio Oriente”.
Frente a estos planteos ultraderechistas, nosotros afirmamos: la salida para el pueblo trabajador argentino, pero también para el mundo, es justamente terminar con el capitalismo imperialista, que está hundiendo al planeta en la miseria, la crisis económica y ambiental y las masacres como las que se perpetra en Palestina. Se trata de imponer el verdadero socialismo, que nada tiene que ver con lo que delirantemente interpreta Milei, pero tampoco con el stalinismo ni con las dictaduras capitalistas que hoy se apropiaron de ese nombre, como en China, Cuba o Venezuela. El verdadero socialismo, el nuestro, es el gobierno de las y los trabajadores, expropiando a los grandes capitalistas y planificando democráticamente la economía para resolver así las más urgentes necesidades populares. Construyendo una sociedad, como decía Rosa Luxemburgo, donde seamos “socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”.
Escribe José Castillo
En la reunión del G20 no fueron todo discursos y expresiones diferenciadas de Milei contra todo lo que no fuera ultraderecha.
Cuando llegó la hora del pragmatismo, el presidente argentino retomó un clásico de los primeros mandatarios argentinos: la entrega de nuestros recursos.
En la reunión con Xi Jinping no hubo ningún problema en acordar e incluso sacarse una foto amigable con el dictador chino. Los temas fueron la continuidad del préstamo swap y la promesa china de votar a favor un mayor endeudamiento argentino con el FMI (o sea más deuda externa). También el jefe de Estado chino mostró interés por la privatización del Belgrano Cargas (que incluye tres líneas ferroviarias y 7.600 kilómetros de vías), además de reactivar la obra de las represas Cepernic-Kirchner en Santa Cruz. Corriendo de atrás, por el previsible veto yanqui, los chinos también se postulan para la privatización de la Hidrovía del Paraná.
En la reunión con Giorgia Meloni, además de alagarse mutuamente por las comunes afinidades con la ultraderecha (el partido de la primera ministra italiana es descendiente directo del neofascismo que surgió tras la caída y muerte de Benito Mussolini), también hubo tiempo para hablar de “negocios”, o sea del clásico saqueo de nuestros recursos. Meloni se llevó la promesa de que Enel seguirá al frente de Edesur (la empresa eléctrica de peor servicio y con el récord de apagones masivos), y de que se prorrogará la concesión de El Chocón, también en manos de capitales italianos.
Por otro lado, cabe destacar la reunión en el G20 de los ministros de Economía de Argentina y Brasil, donde acordaron el envío del gas de Vaca Muerta a este último país, garantizando así un negocio permanente para las transnacionales que operan con el fracking en Neuquén.
Y, por último, se dio el demorado encuentro de Milei con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, para empezar a preparar el nuevo acuerdo para el año próximo, léase las nuevas exigencias de mayor ajuste.
En síntesis, Milei viaja y sigue su cruzada ultraderechista, viendo y denunciando “comunistas” a diestra y siniestra, pero esta vez se hizo un tiempito para la entrega de la Argentina. Clara expresión de cipayismo.
Escribe Adolfo Santos
En un acto político con una escenografía que rememoraba las tristemente célebres puestas en escena fascistas de Benito Mussolini, con banderolas verticales donde se leía: “Dios, Patria, Familia, Propiedad y Libertad”, dirigentes ligados al gobierno ultraderechista de Milei, lanzaron la agrupación “Las Fuerzas del Cielo”.
En un tono entre patético y militarista, Daniel Parisini, uno de sus principales referentes, más conocido como el Gordo Dan, dijo desde la tribuna que esta organización “será el brazo armado de La Libertad Avanza (LLA), la guardia pretoriana del presidente Javier Milei”. Como era de esperarse, las declaraciones causaron bastante revuelo. Sobre todo, porque entre los presentes había muchas figuras que ocupan importantes cargos en el gobierno, son apadrinadas por Santiago Caputo, uno de los más influyentes asesores de Milei, y cuentan con importantes recursos económicos para actuar.
Conocidos como la Banda de San Miguel, entre otros, son parte de este grupo el diputado provincial Agustín Romo (LLA); el secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo (con fuerte influencia en la Cancillería); el diputado nacional Santiago Santurio; el director de Comunicación Digital de Presidencia “Juan Doe”; el subsecretario de Asuntos Universitarios, Alejandro “Gallego” Álvarez; y el escritor anti derechos Agustín Laje, principal referente de la Fundación Faro, que cuenta con el financiamiento de sectores del empresariado nacional que pagaron entre 25 mil y 100 mil dólares para ocupar una mesa en una cena de gala en el Yacht Club Puerto Madero el día de su lanzamiento.
Sería ocioso discutir cuáles serán “las verdaderas armas” de este grupo de ultraderecha y contra quiénes las van a utilizar finalmente. Hoy hay violencia desde el propio gobierno que actúa con crueldad contra las y los trabajadores, jubiladas y jubilados, sectores populares, mujeres y disidencias y aplica un violento plan de ajuste y retira derechos. Y también hay disputas internas en LLA de Provincia de Buenos Aires en vista a las próximas legislativas. De un lado Santiago Caputo y la Banda de San Miguel, y del otro Karina Milei, Martín Menem y su puntero Sebastián Pareja, para quien la Banda de San Miguel “no representa ni dos macetas de territorio”, se lanzan amenazas.
No podemos ignorar estas manifestaciones de la ultraderecha. Son fachos, violentos que avanzan amparados por la protección de un gobierno que viene destilando odio desde el primer día y que insufla actos de provocación permanente diciendo: “van a correr, zurdos de mierda”. Y que también va contra periodistas, escritores, los movimientos sociales, la lucha de las mujeres y disidencias y las organizaciones sociales. Milei es un misógino, negacionista del genocidio de la última dictadura militar e insulta y amenaza a todo el que no piensa como él. Y encontró una funcionaria a su medida en Patricia Bullrich para reprimir la protesta y acusar de “terroristas” a los que luchan.
Desde Izquierda Socialista/FIT Unidad, nos sumamos al Proyecto de Resolución presentado por la bancada del Frente de Izquierda en la Cámara de Diputados que expresa un claro “repudio a las dichos llevados adelante en la reunión de lanzamiento de la agrupación Fuerzas del Cielo a conformarse como el brazo armado de LLA” y compartimos “el llamado a las organizaciones políticas, sociales, sindicales, estudiantiles, de derechos humanos y personalidades de distintos ámbitos a repudiar esta incitación a la persecución política por tratarse de un hecho de extrema gravedad y peligrosidad, cuyo objetivo es perseguir a las voces opositoras, atacar a las y los que luchan e impedir la protesta social”.