Jul 16, 2024 Last Updated 4:46 PM, Jul 16, 2024

Escribe Francisco Moreira

El 25 de enero de 1987 falleció Nahuel Moreno, máximo dirigente del trotskismo latinoamericano. Dejó una extensa elaboración teórica y política de enorme actualidad. Izquierda Socialista y la UIT-CI reivindicamos su trayectoria y asumimos uno de sus principales legados: construir partidos revolucionarios y reconstruir la Cuarta Internacional.

En enero de 1987 falleció, a los 62 años, Hugo Miguel Bressano Capacete, más conocido como Nahuel Moreno. A su velorio asistieron varios miles de militantes y enviaron sus condolencias la mayoría de los partidos trotskistas del mundo, Madres de Plaza de Mayo, organizaciones sindicales y estudiantiles, así como importantes referentes de la cultura, como Luis Franco o Eduardo Pavlovsky.

Moreno fue el más destacado dirigente del movimiento trotskista de posguerra en Latinoamérica. Fue maestro de revolucionarios y fundador de una corriente política, el “morenismo”, que orgullosamente integramos y continuamos desarrollando desde Izquierda Socialista y la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI).

En sus cuarenta y cinco años de intervención en el trotskismo, Moreno dejó una extensa elaboración teórica y política que goza de enorme actualidad. Sus contribuciones al marxismo fueron variadas, desde incorporar los aportes de la psicología genética hasta la actualización del Programa de Transición al calor de las revoluciones de posguerra.1 Pero uno de sus planteos más importantes, en abierta polémica con el revisionismo en el movimiento trotskista que encabezó el dirigente europeo Ernest Mandel, fue la necesidad de construir partidos revolucionarios ligados a la clase trabajadora, y reconstruir la Cuarta Internacional, el partido mundial de la revolución socialista.

Trotskismo obrero e internacionalista

En 1942, con sólo dieciocho años, Moreno se incorporó a los círculos trotskistas que existían en la ciudad de Buenos Aires. En aquellos años, el trotskismo aún intentaba reorganizarse tras el golpe que había significado el asesinato de León Trotsky a manos de un agente estalinista en 1940. Los núcleos dispersos del trotskismo porteño solían militar poco y realizar largas reuniones de debate en los cafés céntricos.  

Moreno sacó la conclusión de que debía superarse la etapa del trotskismo de los bares y en 1944 fundó, junto a un grupo de jóvenes, el Grupo Obrero Marxista (GOM). El grupo se propuso, siguiendo las enseñanzas de Lenin y Trotsky, sentar las bases para construir un partido revolucionario, empalmando con “el movimiento obrero, acercándonos y penetrando en las organizaciones donde éste se encuentre, para intervenir en todos los conflictos de clase”.2 Tuvo su bautismo de fuego en enero de 1945, cuando estalló la huelga del frigorífico Anglo-Ciabasa en Avellaneda. El dirigente trotskista del sindicato de la madera, Mateo Fossa, les aconsejó que se pusieran al servicio de la huelga, sin pretender “bajar línea”. El respeto que se ganaron aquellos jóvenes por su compromiso con la huelga les permitió instalarse en Villa Pobladora en Avellaneda y comenzar a dirigir varios sindicatos en la zona. El GOM comenzó a funcionar en un conventillo y el club del barrio, donde realizaban charlas y cursos para los trabajadores, que abordaban temas desde la línea sindical hasta cursos básicos de marxismo y el partido. El grupo se forjó en medio del auge del peronismo, polemizando con los planteos de la conciliación de clases.

En 1948 Moreno viajó a París como delegado al segundo congreso de la Cuarta Internacional, que se estaba reorganizando. En 1951, en el tercer congreso, los dirigentes Michel Pablo y Ernest Mandel comenzaron a imponer una línea de capitulación al estalinismo (Tito en Yugoslavia, Mao en China, entre otros) y a los nacionalismos burgueses de Latinoamérica, Asia y África (Paz Estenssoro, Ben Bella y otros). Moreno alertó que la orientación oportunista de Pablo y Mandel llevaba a una línea revisionista de renunciar a la construcción de partidos revolucionarios y, a la larga, al hundimiento de la Cuarta Internacional. El triunfo de la revolución cubana en 1959 reavivó el debate. Moreno defendió la primera revolución que adoptó medidas de transición al socialismo en Latinoamérica, contra las posiciones sectarias. Pero enfrentó a la corriente mandelista que capitulaba a la dirección de Fidel Castro y el Partido Comunista. La burocracia cubana cedió al estalinismo y, décadas después, restauró el capitalismo.

El hambre, la explotación y la miseria en el mundo capitalista se siguieron profundizando. Las conquistas logradas por heroicas luchas y rebeliones de las masas, fueron una y otra vez dilapidadas por la traición de sus direcciones mayoritarias. Todos estos acontecimientos dieron la razón a Moreno, ratificando la urgente necesidad de unir a los revolucionarios, construir partidos independientes de la clase obrera y reconstruir la Cuarta Internacional para pelear por gobiernos de trabajadores y el socialismo, única solución de fondo para los males que engendra el capitalismo.

La actualidad del morenismo

Los años posteriores a la muerte de Moreno estuvieron atravesados por enormes cambios sociales y políticos. En el siglo XXI continúa el ascenso de las masas, con luchas y rebeliones a lo largo y ancho del planeta, que enfrentan las terribles consecuencias del capitalismo, logrando muchas veces enormes triunfos. Ejemplos actuales de ello son el movimiento internacional en defensa del ambiente y el movimiento de mujeres y disidencias, las movilizaciones en Cuba, las recientes huelgas en Europa, Sudáfrica y Ecuador o la rebelión en Kazajistán.  

Pero el capitalismo decadente aún no ha caído, porque al frente de las luchas y rebeliones surgen direcciones que vuelven a instalar la idea de que existe una salida para las masas en los marcos del capitalismo. Así pasaron y fracasaron experiencias que plantearon un “capitalismo con rostro humano”, “cambiar el mundo sin tomar el poder”, o el falso “socialismo del siglo XXI” en Venezuela con Chávez y Maduro, mientras la dictadura capitalista china se sigue diciendo “socialista”.  

Frente a estas direcciones, que preparan nuevas frustraciones para las masas, cobran enorme actualidad las enseñanzas de Moreno. Izquierda Socialista impulsa la construcción de un partido revolucionario enraizado en la clase trabajadora y sus luchas cotidianas, que impulse la lucha contra el gobierno peronista, el macrismo y todas las variantes patronales, los burócratas cómplices y traidores.  Asumimos la pelea por unir a los revolucionarios, siendo impulsores del Frente de Izquierda desde su nacimiento en 2011. La UIT-CI hace un llamado permanente a unir a los revolucionarios con un programa revolucionario en el camino de reconstrucción de la Cuarta Internacional. Seguimos convencidos, como Moreno, de que la salida de fondo para las masas sólo será posible con nuevos dirigentes, con partidos revolucionarios que encabecen la toma del poder por los trabajadores, para expropiar a la burguesía y al imperialismo y luchar por el socialismo en todo el mundo.3


1. Para conocer la obra de Nahuel Moreno visitar www.nahuelmoreno.org
2. Nahuel Moreno. “El Partido” en Problemas de Organización. CEHUS, Buenos Aires, 2017.
3. Para conocer la vida de Nahuel Moreno ver el documental “Nahuel Moreno: una vida, infinitas luchas” en www.youtube.com/izquierdasocialista

Este martes 25 de enero hicimos desde Izquierda Socialista y la UIT-CI un emotivo homenaje a nuestro maestro Nahuel Moreno. Fue frente a su tumba, en el cementerio de la Chacarita, Buenos Aires, donde descansan sus restos. Se descubrió una placa recordatoria y se pusieron ramos de rosas rojas. El homenaje fue seguido en directo en todo Latinoamérica, Centroamérica y el Caribe, México, Estados Unidos, Europa y en Turquía.

Juan Carlos Giordano, al comienzo, recordó este día tan especial para los revolucionarios, a 35 años de su muerte, ratificando que seguimos rescatando su legado.

Fue destacada la presencia de Amelia, compañera de Moreno y madre de sus hijes, Clarita y Arturo. También estuvo presente una delegación del PSTU (LIT-CI)encabezada por Eduardo Barragán, dirigente internacionalista desde la época de Moreno. En nombre de los dirigentes de Izquierda Socialista fue mencionada especialmente nuestra compañera Mercedes Petit, quien trabajó estrechamente junto a Moreno en las elaboraciones teórico-políticas.

El homenaje central estuvo a cargo de Miguel Sorans, dirigente de Izquierda Socialista y miembro del Secretariado de la UIT-CI (ver su discurso a continuación). Sorans repasó el legado de Moreno, desde que ligó al trotskismo argentino al movimiento obrero, pasando por su lucha inclaudicable contra los gobiernos de turno, el estalinismo, las corrientes traidoras del movimiento obrero, su combate tanto al oportunismo como al sectarismo. Rescató la vigencia de la consigna trotskista “socialismo o catástrofe” y la pelea al interior del trotskismo contra el revisionismo. “Hoy el morenismo sigue vivo y es una de las principales corrientes del trotskismo mundial”, sentenció, y remarcó que “existen miles de militantes en el mundo que se reivindican morenistas”.

Como esencial, dijo que Moreno “fue un hombre de acción revolucionaria. Su obsesión fue hacer avanzar a la clase trabajadora en su lucha internacional para terminar con el capitalismo imperialista, Su obsesión era que triunfe la revolución socialista, Y para ello convirtió en su eje de vida la pelea por solucionar el problema de la falta de dirección revolucionaria. Por eso su gran legado es la lucha por construir el partido y la internacional. Esa fue su enseñanza central”.

Sorans, al final, recordó la anécdota sobre qué fue lo que convenció al gran dirigente obrero textil Elías Rodríguez a entrar a la corriente morenista en los años ´40. Elías le preguntó a Moreno: “¿Ustedes qué proponen”?... “Que gobiernen los trabajadores”, fue la respuesta. El mismo anhelo que nos embarga ahora, por el cual seguimos peleando e inculcando al fragor de los procesos revolucionarios.

Al finalizar y al grito ¡Nahuel Moreno, presente! y ¡hasta el Socialismo siempre!, se cantaron las estrofas de la internacional. De esta manera, compañeras y compañeros de amplia trayectoria de nuestra corriente junto a las nuevas generaciones que se han incorporado en estos años a nuestro partido reivindicamos a nuestro maestro. A 35 años de su lamentable muerte temprana a sus 62 años allá por 1987, seguimos recogiendo su mensaje, legado y programa. El compromiso es seguir de ahora en más dando un paso al frente en “la construcción del partido y la internacional”, como cantamos a viva voz.  
 
 




Homenaje a 35 años de la muerte de Nahuel Moreno

Discurso de Miguel Sorans, dirigente de Izquierda Socialista y la UIT-CI

Venimos de dos años difíciles por los sufrimientos y limitaciones que nos ha puesto la pandemia del covid19. Pero, desde Izquierda Socialista y la UIT-CI, seguimos nuestra lucha junto a la clase trabajadora y los sectores populares. Tuvimos que aprender cosas nuevas como usar la virtualidad para relacionarnos. Gracias a eso hoy este acto de homenaje a Nahuel Moreno lo estamos transmitiendo en directo a distintas partes del mundo. Nos están siguiendo en toda Latinoamérica, Centroamerica y el Caribe, en México, Estados Unidos, Europa, en Turquia.

Pese a la Pandemia hemos tenido grandes logros como que en noviembre, en Argentina, se empezara a hablar en la prensa burguesa de la “izquierda trotskista”. Por la gran votación lograda por el FIT Unidad que se convirtió en tercera fuerza nacional.

Las nuevas generaciones de la clase obrera y la juventud deben saber que fue Nahuel Moreno el que, desde 1944, se lanzó a construir en Argentina el trotskismo en el movimiento obrero. Su pequeño grupo de jóvenes se inició apoyando la huelga del frigorifico Anglo Ciabasa en Avellaneda. Asi nació el trostkismo obrero en la Argentina. Asi empezó a construirse un partido socialista revolucionario en pleno auge del peronismo. Pero siendo muy joven rápidamente vio la necesidad del internacionalismo y por eso viajó en 1948 a Europa para sumarse a las filas de la Cuarta Internacional que había fundado Trotsky.

Moreno se destacó por muchas cosas. Por sus aportes teóricos y políticos, por su capacidad de trabajo, por su integridad moral, pero por sobre todo, Nahuel Moreno fue un hombre de acción. De acción revolucionaria. Su obsesión fue hacer avanzar a la clase trabajadora en su lucha internacional para terminar con el capitalismo imperialista, Su obsesión era que triunfe la revolución socialista, Y para ello convirtió su eje de vida en la pelea por solucionar el problema de la falta de dirección revolucionaria. Por eso su gran legado es la lucha por construir el partido y la internacional. Esa fue su enseñanza central.

Fue nuestro maestro en la pelea por sacar al trotskismo de la marginalidad y para ello siempre combatió las posturas oportunistas y sectarias en el seno del movimiento trotskista.

El legado teórico y político de Nahuel Moreno sigue vigente. Sus elaboraciones siguen teniendo gran actualidad para las nuevas generaciones de revolucionarios.

En toda su obra escrita combatió siempre a los sectores de la izquierda y del trotskismo revisionista, como Ernest Mandel, que pronosticaban que el capitalismo podía aún crecer y desarrollarse. Moreno insistia en lo opuesto en que el sistema capitalista-imperialista, desde 1968, estaba en su decadencia y una crisis crónica de su economía. A 35 años de su fallecimiento vemos que la humanidad sufre una hecatombe por la superexplotación, la miseria y por la pandemia. El capitalismo vive la peor crisis de su historia. La consecuencia la sufren las masas con miles de millones de personas en la pobreza absoluta. O con el agravamiento del desastre ambiental capitalista. Por eso Moreno retomó la advertencia de Trotsky de Socialismo o Catástrofe!  Alternativa que sigue vigente.

Parte de la actualidad de su legado fue la lucha contra las claudicaciones de amplios sectores del trotskismo a las direcciones de izquierda reformista como la dirección cubana. Dio una batalla intransigente contra los gobiernos de colaboración de clases y por la independencia de clase. Nahuel Moreno denunció la claudicación de los hermanos Fidel y Raúl Castro a la burocracia de la ex URSS. Alertó sobre su adaptación a su política de pacto con el imperialismo y de conciliación de clases. Por ejemplo, Moreno denunció en 1979 la traición del castrismo a la revolución de Nicaragua, avalando el pacto de Daniel Ortega y el FSLN con la burguesía encabezada por Violeta Chamorro.

Pasaron décadas de la desaparición de Moreno y los hechos le volvieron a dar la razón. Apoyar a esas direcciones era llevar al desastre a la clase trabajadora y a la vanguardia revolucionaria.  El castrismo siguió su camino de traiciones restaurando el capitalismo en Cuba y avalando al gobierno de Hugo Chávez (luego de Nicolás Maduro), que sostuvo una estructura económica capitalista en Venezuela, mientras hacían discursos sobre un falso “Socialismo del Siglo XXI”. Muchos sectores del trotskismo y de la izquierda volvieron a tropezar con la misma piedra, en especial el mandelismo que apoyó, en sus primeros años, al gobierno de Lula (hasta le dio ministros), luego a Chávez-Maduro y también a Syriza en Grecia. Luego de años se ha puesto en evidencia el fracaso de esos gobiernos seudo “progresistas”. Más que nunca siguen vigentes las enseñanzas de Nahuel Moreno de seguir la lucha intransigente contra esos gobiernos y por la independencia de clase. Ahora es el turno de los gobiernos como el del MAS en Bolivia, del peronismo en Argentina, de Pedro Castillo en Perú o el que se aproxima de Boric en Chile o el posible de Lula en Brasil.

Pero, como nos enseñó Moreno, lo importante es que la lucha de las masas no ha cesado. Y como él lo dijo “La lucha por el Socialismo no es fácil… Pero no hay Dios que diga que no podemos triunfar”. Pese a los dos años de pandemia millones en el mundo salen a la calle para enfrentar los planes de ajuste y saqueo. Desde la rebelión popular chilena, la de Colombia el año pasado, las protestas del 11 de julio en Cuba, la heroica resistencia del pueblo palestino, las huelgas obreras en el estado español, Italia o Francia o la reciente La rebelión popular en Kazajistan. Esta es la base para seguir construyendo nuestros partidos y la Internacional

35 años después, el morenismo sigue vivo y sigue siendo una de las principales corrientes del trotskismo mundial. Las elaboraciones de Moreno siguen teniendo gran actualidad para las nuevas generaciones de revolucionarios. Existen miles de militantes en el mundo que se reivindican morenistas. Se siguen editando sus obras en distintos idiomas. Este año nuestros compañeros de Turquía editarán en turco su libro Las revoluciones del Siglo XX. 

Desde Izquierda Socialista y la UIT-CI seguimos su legado.

Como lo aprendimos de Moreno, seguimos construyendo una organización internacional, como la UIT-CI, combatiendo toda autoproclamación y sectarismo. Seguimos bregando por la reconstrucción de la IV Internacional. Moreno nunca consideró que su organización internacional era ya la Cuarta. Siempre luchó por la unidad del trotskismo principista y la unidad de los revolucionarios, incluso aunque no se dijeran trotskistas. Por eso desde la UIT-CI seguimos bregando por nuevas unidades intercambiando con organizaciones y militantes revolucionarios de Portugal, Italia, Colombia, Cuba, Nicaragua o de Africa del Norte y Medio Oriente.

En Argentina seguimos sus enseñanzas construyendo Izquierda Socialista, apoyando las luchas contra el gobierno del peronismo de Alberto y Cristina Fernández buscando una nueva dirección política y sindical. Con el Pollo Sobrero y las y los ferroviarios buscamos unir al sindicalismo combativo y apoyando el desarrollo del FIT, peleamos por una alternativa unitaria de independencia de clase frente al peronismo, a Juntos por el Cambio y a la ultraderecha de Milei.

El crecimiento del FITU y de la izquierda trotskista ha hecho que muchos se pregunten y nos pregunten: ¿qué es el trotskismo?. Y para responder es bueno volver a recordar la anécdota que contaba el viejo dirigente obrero Elías Rodríguez de cómo lo había captado Moreno al partido en los años 40. El dijo que le preguntó: “Moreno, ustedes, ¿qué proponen?”. “´Nosotros proponemos que gobiernen los trabajadores`, le contestó. Y a Elías le pareció que eso era lo correcto, e ingresó al partido. En síntesis, eso es el trotskismo, esa es la tarea de Izquierda Socialista y la UIT-CI. La lucha por un gobierno de la clase obrera para lograr una Argentina Socialista y un mundo Socialista

Este el mejor homenaje que le podemos rendir a Nahuel Moreno!

Seguimos construyendo el partido y la Internacional!

Gracias, compañeras y compañeros

 

Escribe Francisco Moreira

El 19 y 20 de diciembre de 2001, la rebelión popular echó a De la Rúa, derrotó el plan de ajuste del gobierno y el imperialismo, y golpeó al régimen político basado en el bipartidismo PJ-UCR. Pero la traición de las direcciones, la CGT y la CTA y la falta de una dirección revolucionaria reconocida por las masas permitieron “frenar” el Argentinazo, dejando importantes enseñanzas que tomamos desde Izquierda Socialista en el FIT Unidad.    
 
En 1999, ganó las elecciones la Alianza (UCR/Frepaso), asumiendo como presidente el radical Fernando De la Rúa, quien pese a su discurso “progresista”, profundizó el modelo menemista de ajuste y saqueo del país. Para 2001, la desocupación golpeaba a 2,5 millones de trabajadores (18,3%), y junto con la caída del salario, hundían a catorce millones en la pobreza. En marzo de ese año, el presidente nombraría al ex funcionario de la dictadura y del menemismo, Domingo Cavallo, como ministro de Economía. Éste recibiría “superpoderes” en el Congreso, con el aval del PJ, para establecer un acuerdo con el FMI y lanzar su plan de “déficit cero” para garantizar el pago de la deuda externa. El resultado fue calamitoso: la quiebra de las provincias y el atraso en los pagos de salarios y jubilaciones. En diciembre, los anuncios de un nuevo ajuste y el “corralito” bancario, que impedía retirar los ahorros a los trabajadores y la clase media, después de que las multinacionales hubieran fugado miles de millones de dólares, precipitaron los acontecimientos.
 
Una rebelión obrera y popular espontánea

El 19 de diciembre se generalizaron los saqueos a supermercados en las principales ciudades del país. Ese mismo día, decenas de miles comenzaron a organizarse en las barriadas obreras y populares del conurbano bonaerense y de Capital para rechazar el ajuste con cacerolazos masivos. La respuesta del gobierno no se hizo esperar y, con el apoyo del PJ, declaró el “estado de sitio”. La prohibición de reclamar desató la bronca popular. Espontáneamente decenas de miles se movilizaron a Plaza de Mayo y se enfrentaron con la policía. En la madrugada del 20 de diciembre renunció Cavallo. Pero la movilización y las barricadas para enfrentar la represión policial, a pesar de los 39 asesinados, continuaron al grito de “¡que se vayan todos, que no quede ni uno solo!”. Por la tarde, De la Rúa anunció su renuncia, huyendo en helicóptero desde el techo de la Casa Rosada.

La movilización revolucionaria de las masas tumbó al gobierno y su plan de ajuste, obligando al presidente “interino” Adolfo Rodríguez Saá (PJ) a anunciar el no pago de la deuda externa al FMI, arrancándole más de dos millones de planes sociales para los desocupados y a congelar las tarifas de los servicios públicos privatizados, entre otras medidas. A los pocos días, una nueva marcha a Plaza de Mayo derrocará a Rodríguez Saá. De hecho, cinco presidentes pasaron en poco más de una semana, donde primó el vacío de gobierno. Eduardo Duhalde (PJ), quien asumió a fin de año, estuvo todo el mes de enero al borde de la caída, jaqueado por marchas y reclamos.
 
El Argentinazo “congelado”

Los protagonistas del Argentinazo fueron jóvenes, desocupados, la clase media y también  trabajadores, que participaron a pesar de la traición de la CGT (Daer y Moyano) y la CTA. Un nuevo activismo independiente, que no reconocía a ninguna dirección tradicional que fueron contra el régimen político bipartidista del PJ y la UCR con la consigna “sin peronistas y sin radicales vamos a vivir mejor”. Éste se fue nucleando en las asambleas, sobre todo en los barrios porteños y localidades del conurbano, que surgieron al calor de la lucha, y en la Asamblea Interbarrial de Parque Centenario, que elaboró un programa de gobierno alternativo al servicio de los trabajadores y el pueblo.

Durante el Argentinazo, nuestra corriente intervino de lleno en los cacerolazos, movilizaciones, piquetes, barricadas y asambleas barriales. Primero, impulsando el “fuera Cavallo y De la Rúa”. Tras la caída del gobierno, impulsando el reclamo por un plan de emergencia obrero y popular y una salida de fondo: que gobiernen los trabajadores y el pueblo, con consignas como “que gobiernen los trabajadores, las asambleas barriales y la izquierda”. Pero la traición de las burocracias sindicales, sumada a la inexperiencia del activismo y la falta de una dirección revolucionaria reconocida por el movimiento de masas,  permitieron maniobrar al imperialismo, la burguesía y sus partidos (PJ-UCR) para recomponer el golpeado régimen político, imponer el orden y “congelar” el Argentinazo.
 
Las enseñanzas del Argentinazo

Con Duhalde, al principio, y Néstor y Cristina Kirchner, después, volvieron los políticos patronales corruptos, sus jueces adeptos y los empresarios prebendarios del estado. En 2005, Néstor pagó la deuda externa al FMI. Cristina siguió sus pasos, convirtiéndose en “pagadora serial” de la deuda. También habilitaron nuevas formas de saqueo de nuestros recursos, como la megaminería contaminante. Tras cuatro años de desastre macrista (PRO-UCR), volvió Frente de Todos (PJ) con las promesas de Alberto Fernández y Cristina de activar la economía, privilegiar a los jubilados por sobre el FMI y “llenar la heladera” de los trabajadores. Nada de eso ocurrió. Aún son muchísimos los problemas estructurales que siguen sin resolverse: más del 40% de pobreza, inflación superior al 50% que se come los salarios, trabajo precario, déficit de viviendas, hospitales y escuelas que se caen a pedazos.

El acuerdo que preparan Alberto y Cristina con el FMI, con el apoyo de Junto por el Cambio, pretende asestar un nuevo golpe contra los trabajadores y los sectores populares. Pero, a pesar de todo, las brasas del Argentinazo aún siguen prendidas. Millones rompieron este año con el gobierno peronista, quien recibió una dura derrota electoral, porque la mayoría ya no se come el verso del doble discurso. La perspectiva es que más temprano que tarde, millones vuelvan a poner a la orden del día las consignas del Argentinazo. Pero para que esta vez sí “se vayan todos” será necesaria una nueva dirección revolucionaria, con peso y prestigio entre los trabajadores y luchadores. Esa perspectiva llamamos a fortalecer desde Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad. La elección histórica del FIT Unidad, con la conquista de cuatro diputados nacionales, legisladores provinciales y concejales en el conurbano, la masiva movilización a Plaza de Mayo contra el ajuste y el acuerdo con el FMI, y la intervención en cada lucha obrera y popular, están llamadas a forjar la alternativa política capaz de imponer el gobierno de los trabajadores y la pelea por el socialismo en los próximos “argentinazos”.

Escribe Francisco Moreira

Durante el Argentinazo hubo un gran ausente: el movimiento obrero organizado. Esto no se debió a la falta de disposición para la lucha de las bases, sino a la traición de las burocracias de la CGT y la CTA. Mientras miles de trabajadores ganaban las calles junto a los desocupados y la clase media, la CGT, por entonces dividida en las conducciones de Héctor Daer y Hugo Moyano, no emitió palabra. Amagaron con realizar un paro, que después levantaron, y se arrojaron a los brazos de los sucesivos gobiernos para frenar las movilizaciones. El odio de los trabajadores se hizo escuchar con el cantito: “¡adónde está, que no se ve, esa traidora CGT!”. Igual actitud asumió la CTA, que el 19 buscó por todos los medios evitar la movilización de estatales, docentes y trabajadores de la salud. Pero, en abierta oposición, nuevos dirigentes gremiales combativos, que habían arrancado seccionales y comisiones internas a la burocracia, se foguearon en aquellas jornadas históricas. Entre ellos se destacaron: la Unión Ferroviaria seccional Oeste, con Rubén “Pollo” Sobrero a la cabeza, Suteba La Matanza y la Cicop (médicos bonaerenses). Hoy, las burocracias traidoras de la CGT y la CTA sostienen un pacto con el gobierno de Alberto y Cristina para aplicar el ajuste y cerrar un acuerdo de entrega con el FMI. Juegan el mismo rol pérfido que durante el Argentinazo, poniendo una losa sobre los trabajadores y aislando a quienes salen a luchar. Por eso hay que fortalecer la pelea por nuevas direcciones sindicales combativas y democráticas, peleando por listas unitarias en las elecciones sindicales, y la coordinación de las luchas junto al Plenario del Sindicalismo Combativo.   

 


Escribe Francisco Moreira

Ramón Puerta, dirigente peronista misionero, quien por entonces comandaba el Senado, recibió la renuncia de De la Rúa y asumió la presidencia por tres días durante el Argentinazo. En una reciente entrevista que concedió al diario Clarín (11/12) expuso la posición que durante aquellas jornadas tuvieron Néstor y Cristina Kirchner: “Cuando renuncia Rodríguez Saá […] se va muy mal y perdemos los legisladores de San Luis. También los de Santa Cruz, porque Néstor Kirchner, al igual que yo, era un gran defensor de Domingo Cavallo, por eso se enoja cuando el Adolfo en la CGT anuncia que rompe el acuerdo con el Fondo Monetario y declara el default, terminando con el 1 a 1. Kirchner y Cristina se van por dos meses y no los vimos más”. La realidad es que los Kirchner apoyaron hasta el final la convertibilidad de Cavallo; ese fue su rol en esas jornadas.



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