Escribe Mariano Barba
Ante las magras jubilaciones, golpeadas por la “licuadora” de Milei, diputados peronistas, radicales, de la Coalición Cívica y de Hacemos Coalición Federal (Pichetto) presentaron y votaron una ley que determina una nueva fórmula de actualización calculada en base a la inflación mensual más una compensación extra - “empalme”- del 8,1%, por única vez.
Esta votación impulsada por la oposición patronal muestra la debilidad de Milei en el Congreso, que hasta ese momento no ha logrado que le aprueben ninguna ley oficialista, y tuvo como respuesta del presidente ultraderechista de “vetar” esta ley y descalificaciones como “degenerados fiscales” y “casta inmunda”.
Fuera del ruido del Congreso, el resultado de la caída del poder adquisitivo de las jubilaciones llevó a que el 86 % sea pobre y casi ocho de cada diez, indigentes. Una situación que se profundiza por la alta inflación desde diciembre y por la eliminación, con el DNU 70/24, de la fórmula de actualización existente para aplicar una actualización por decreto en la que no se considera la pérdida durante los primeros meses del gobierno de Milei.
En los últimos seis meses las jubilaciones de las categorías más bajas perdieron entre un 24,5 y 35,7% de su poder adquisitivo, que se suma al 32% perdido en los últimos cuatro años de Alberto, Cristina y Massa.
Sin embargo, la ley de la oposición patronal no responde a las necesidades de jubiladas y jubilados. Más allá del cachetazo político a Milei, la nueva fórmula es un parche más, ya que apenas alcanzaría a un incremento de 80.000 pesos. Por tal razón el Frente de Izquierda se abstuvo, señalando que ese proyecto no recupera en absoluto la pérdida salarial de los últimos meses y años.
En contraposición, el bloque del FIT Unidad presentó y defendió su propio proyecto que propone un haber jubilatorio que cubra la canasta básica (estimada en 800.000 pesos para mayo). Myriam Bregman defendió la abstención ante el proyecto patronal “en virtud de que el resultado no depende de nuestro voto y en consulta con las organizaciones de jubilados [...] se necesita una verdadera recomposición de haberes y no cuidar el déficit cero que pide el FMI”. Desde Izquierda Socialista respaldamos esta política y agregamos que el haber jubilatorio tiene que calcularse empezando con el 82 % móvil sobre el salario del activo. Porcentaje que en su momento fue vetado por Cristina Kirchner en el gobierno.
Escribe José Castillo
El presidente Javier Milei se comparó con Terminator, afirmando que está orgulloso de ser “el topo dentro del Estado” argentino. Sostuvo que está para destruirlo, porque lo odia. ¿Qué hay detrás de las palabras de Milei? ¿Qué es ese Estado que quiere destruir Milei? ¿Cuál es el que proponemos los socialistas?
“Soy el que destruye el Estado desde adentro. Es como estar infiltrado en las filas enemigas. La reforma del Estado la tiene que hacer alguien que odie el Estado, que viene del futuro para “destruir el socialismo”. Evidentemente que todas estas expresiones del presidente Javier Milei en un reportaje al medio norteamericano The Free Press pueden parecernos un delirio. Claro que no es el primero y el líder ultraderechista de La Libertad Avanza ya nos está acostumbrando a escuchar estas cosas.
Las afirmaciones de Milei ante una periodista que no sabía si le hablaba en serio y que no podía contener la risa no tienen desperdicio: “No hace falta que el mundo tenga que sufrir semejante debacle para escapar de las ideas del socialismo. Yo vengo de un futuro apocalíptico para evitarlo. Algo así como la historia de Terminator. Bueno, de hecho Schwarzenegger es libertario”.
Milei miente: ¿dónde está ese “socialismo que él quiere destruir”?
El presidente ultraderechista ve “socialismo” por todas partes. Así el problema de la Argentina sería que hace décadas está gobernada por “socialistas”. Hay “socialismo” en Europa…y hasta en los Estados Unidos de Biden. Y por supuesto, en una coincidencia notable, dice que el régimen dictatorial de Maduro es “socialismo”, y lo mismo serían las dictaduras chinas y cubana.
Pongamos las cosas en claro. En todos esos lugares hay gobiernos capitalistas. En nuestro país jamás gobernamos los socialistas. No son “socialistas” los peronistas (ni los kirchneristas ni de ningún otro sector), ni tampoco, como delira Milei, los radicales u otras fuerzas (recordemos que cuando era candidato el actual presidente llegó a tildar de “comunista” a Horacio Rodríguez Larreta). No hay socialismo en el Brasil de Lula. Tampoco en el estado español, más allá de la etiqueta del partido de Pedro Sánchez. Y los socialistas revolucionarios, que durante décadas luchamos contra el falso socialismo de Stalin en la URSS, decimos con toda la autoridad que nos da haber dado esa pelea desde la década del 20 del siglo pasado, que tampoco hay socialismo en la China, ni en Cuba, ni en la Venezuela de Maduro. Son países, en cambio, en los que gobiernan dictaduras capitalistas.
Para dejarlo en claro: socialismo no es sinónimo de más presencia del Estado. Puede haber un “enorme” estado represivo y al servicio de los negocios capitalistas. ¿Cuál es el Estado más grande del mismo y con más déficit fiscal del planeta? Sin duda, los Estados Unidos, la principal potencia del capitalismo imperialista del planeta.
¿A quién “odia” Milei?
“La reforma del Estado la tiene que hacer alguien que odie el Estado”, sostuvo el presidente en un pasaje del reportaje. De nuevo, Milei miente. No es cierto que él odia a todo lo que sea estatal por el mero hecho de serlo. Le encanta por ejemplo, el fortalecimiento del aparato represivo del Estado. Le encanta disfrazarse con uniforme, como ya lo ha hecho un par de veces. A dicho una y mil veces que el Estado sí debe entrometerse en las decisiones de los cuerpos de las mujeres, prohibiendo el aborto. O que debe aparecer en las aulas, “prohibiendo” el libre debate de ideas o la libertad de cátedra de los docentes.
Precisemos, si Milei no odia “al estado”, ¿a quién odia? Milei “odia” a las y los trabajadores, a los que perciben una jubilación, a los sectores empobrecidos y marginados. Los odia y desprecia, por “débiles” por “no haber sido ganadores” como los empresarios, que, según el presidente ultraderechista “son auténticos benefactores de la humanidad”, como ha dicho repetidas veces. Milei no parece odiar que el Estado se entrometa cuando los trabajadores de un gremio consiguieron un aumento en un negociación paritaria, y aparece la secretaría de Trabajo (del ministerio de Capital Humano de Pettovello) y “no homologa” ese aumento, violando el “libre acuerdo” alcanzado entre las partes.
Insistimos, Milei no odia al Estado en general. Con su misoginia y homolesbotransfobia odia a las mujeres y disidencias. Milei no odia que el Estado le pague un sueldo supermillonario a su hermana, o dos sueldos a la familia de su amigo Manuel Adorni. O a los fabricantes de trolls que pululan por la Casa Rosada.Tampoco parece “odiar” que, tras el amague demagógico de hacer un par de vuelos en aviones comerciales, se la pase viajando a “visitas privadas” en Europa y Estados Unidos gastando dos millones de dólares promedio por cada uno de esos traslados. Para eso, evidentemente, no hay “motosierra”. No odia a Eurnekian, ni a Paolo Rocca de Techint, ni a Macri, ni a Galperin. Todos empresarios que se hicieron millonarios gracias a las prebendas, subsidios y privilegios que les regaló el Estado argentino.
¿Qué defendemos? ¿Qué tipo de estado queremos?
Los socialistas tenemos absolutamente claro que este Estado es capitalista y al servicio de los grandes empresarios, los banqueros y el FMI. Sabemos que ellos lo utilizan para enriquecerse, y que, a su vez, enriquecen con mil mecanismos a los políticos patronales que los sirven (desde los sueldos millonarios de los diputados, senadores, ministros, gobernadores y secretarios, hasta las coimas y la complicidad con los mismos empresarios en la corrupción). Tenemos absolutamente en claro que es el pueblo trabajador quien financia al Estado, pagando la mayoría de los impuestos (como el IVA, por ejemplo), mientras que los grandes empresarios y los ricos son jugadores y evasores seriales. Sabemos también, que más de una vez el Estado, a través de las órdenes de sus gobiernos en concreto, sólo aparece para reprimir la protesta popular.
No es ese el Estado que defendemos. Lo que apoyamos, luchamos por mantener y acrecentar, son las conquistas del pueblo trabajador: la educación pública, gratuita, laica, científica y de calidad en todos los niveles; el acceso a la salud pública; las jubilaciones y pensiones, en un sistema estatal y solidario; la existencia de empresas públicas como los ferrocarriles o Aerolíneas Argentinas, para tener comunicaciones que no se definan por si da o no ganancias llegar al lugar de destino sino por las reales necesidades de la población; YPF, para que las transnacionales no saqueen nuestras riquezas de gas y petróleo; el Banco Nación, el único que llega hasta el último rincón del país; los medios públicos de comunicación, para que no quedemos condenados a recibir información únicamente de los monopolios privados multimediáticos.
Al mismo tiempo, hay una parte del gasto público que sí, queremos destruir. Es lo que Milei, por el contrario, defiende con uñas y dientes.
Esa “parte del Estado” que nosotros queremos destruir es, aunque se invisibilice y mienta al respecto, en lo que se gasta más. ¡Ahorremos entonces, sí, en los pagos de deuda externa!, la principal partida del gasto público, dejando de pagarla. Terminemos con los subsidios a las empresas privatizadas. Bajemos los sueldos de los funcionarios, haciendo que cobren lo mismo que un trabajador especializado. Terminemos con las exenciones impositivas y privilegios a los grandes empresarios.
Mientras peleamos por todas estas medidas, decimos además que nuestra salida de fondo es construir otro Estado, obrero y socialista. ¿Por dónde empezar? Por lo básico, porque gobiernen las y los trabajadores y la izquierda, y ya no más los políticos patronales que nos vienen hundiendo y hambreando desde hace décadas. Ese gobierno, además de tomar todas las medidas que enunciamos más arriba, nacionalizará la banca y el comercio exterior, expropiará a los monopolios capitalistas, y por sobre todo, planificará democráticamente la economía, para que los recursos se apliquen a las reales necesidades populares y no a lo que dicte el mercado, que siempre elige “donde hay más ganancia”, en vez de dónde realmente hay una urgencia popular que resolver.
Ese gobierno entonces comenzará a construir ese nuevo estado, obrero y socialista, profundamente democrático, donde la salud la discutirán y decidirán las y los trabajadores de clínicas y hospitales, el transporte los ferroviarios y otros trabajadores del sector, la educación las y los docentes, y así sucesivamente, todos coordinando y debatiendo con las necesidades de cada comunidad. Un gobierno y un estado que empoderará a las mujeres y disidencias para que junto con el capitalismo caiga también la sociedad patriarcal. Un gobierno y un estado que romperá con el imperialismo, para unirse al resto de los pueblos sometidos del planeta, en la construcción de una nueva sociedad, donde podamos ser socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres. Un socialismo que ningún Terminator será capaz de destruir.
Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad
El diputado nacional Máximo Kirchner (peronismo de Unión por la Patria) brindó un largo reportaje en AM750. Habló de todo. Y sorprendió con su frase central: “el mayor responsable de esta situación es Macri”. ¿Pero cómo? ¿No es que está gobernando el siniestro de Milei?
Máximo argumenta que Milei es la continuidad del modelo de Macri porque La Libertad Avanza puso a los macristas Caputo y Patricia Bullrich. Sin embargo, Milei es un salto en el mayor ajuste, sometimiento y entrega del país. Pero si fuera así, el hijo de la ex vicepresidenta debería explicar por qué el peronismo con su doble discurso pidió el voto en 2019 para “combatir a la derecha de Macri” y terminó avalando el mafioso endeudamiento macrista por 45.000 millones de dólares.
Otra frase de Máximo fue su definición de Milei, como “conservador, insensible”. ¿Lo llama conservador a Milei cuando se abraza con todo facho que anda por el mundo como el primer ministro israelí Netanyahu asesino del pueblo palestino? ¿Le falta “sensibilidad” a Milei o aplica un consciente plan motosierra contra el pueblo trabajador?
De Pettovello dijo que no tiene la capacidad para el cargo, pero “quizás con el tiempo puede mejorar” (Página12, 8/6). ¿Mejorar en qué? Es casi delirante lo que dice Máximo Kirchner. Sobre la Ley Bases dijo que pide “eliminar el capítulo de incentivos a los grandes inversores denominado RIGI”. ¿Solo eso? ¿Y la reforma laboral, el impuesto al salario, las privatizaciones? Es decir, no está en contra de toda la ley, por eso está consensuando modificaciones parciales con Lousteau y otros opositores amigables del gobierno, señalando que estos acuerdos abren “una luz de esperanza”.
La nota remata con un Máximo Kirchner diciendo “hay proyectos que funcionaron”, como el pacto secreto que selló Cristina Fernández con Chevron en Vaca Muerta. “Fue uno de los aceleradores de la producción de Vaca Muerta […] en Santa Cruz, la producción de oro y plata […] con participación del Estado, están sacando minerales en la Argentina hace 27 años”. O sea, reivindica el saqueo, la contaminación y el fracking con el verso del famoso “Estado presente”.
Los dichos de Máximo Kirchner muestran una vez más que el peronismo y el kirchnerismo en particular no son alternativa para el pueblo trabajador ante la entrega de Milei.
Escribe Mariano Barba
Participamos de la conferencia de prensa realizada en repudio a la arremetida de la justicia, por orden del gobierno de Milei, contra las organizaciones piqueteras, que llegó al allanamiento del local del Partido Obrero (PO). Es muy grave este accionar, porque se dirigieron directamente contra el local central de uno de los partidos integrantes del Frente de Izquierda. Con el argumento que buscaban a la editorial Rumbos, que no existe en ese lugar, se revisaron las instalaciones del local y secuestraron material e hicieron filmaciones propias del espionaje. Hoy los compañeros del PO están denunciando que hubo una investigación previa de la policía, que identificó a su local central previo allanamiento, lo que tira por tierra el argumento de la editorial.
Junto a decenas de organizaciones repudiamos absolutamente el allanamiento perpetrado. Fuimos a la sede del PO a llevar la solidaridad de Izquierda Socialista y lo hicimos con una delegación integrada por nuestros dirigentes Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo, la legisladora Mercedes Trimarchi, Pablo Almeida delegado general del ministerio de Economía, Jorge Adaro, secretario gremial de Ademys y Fernanda López, dirigenta de Unión y Lucha Barrial.
A medida que crece la lucha contra el plan motosierra de Milei se va profundizando el ataque a las organizaciones sociales-piqueteras y a la izquierda porque en las calles enfrentamos diariamente el ajustazo del gobierno. Repudiar este accionar represivo es una de las principales tareas que tenemos por delante la clase trabajadora, las organizaciones políticas y los organismos de derechos humanos para que no crezca ni se repitan estos atropellos antidemocráticos.
Escribe Atilio Salusso
Sangría paranoica
La sangría en el ministerio de Pettovello es brutal. “La calesita de funcionarios es moneda corriente en esa mega cartera”, dice La Nación. Ya volaron 38.
El viernes pasado renunció Fernando Szereszevsky, el jefe de asesores. Dijo que fue por “temas familiares” (fue menemista y manager de Charly García). “Desde que asumí sabía que en mayo tenía que trabajar en la gira de Ratones Paranoicos. Los viajes y compromisos privados son incompatibles con la gestión”. ¡Qué equipo!
20.000 dólares
La senadora por Neuquén, Lucila Crexell, fue denunciada por votar a favor de la Ley Bases a cambió del cargo de embajadora ante la Unesco, en París. La senadora, que viene diciendo que le gustaría desde hace años ocupar ese cargo, lo va a hacer de la mano del gobierno ultraderechista de Milei, percibiendo 20.000 billetes verdes por mes, un equivalente a 200 jubilaciones. Hasta el periodista oficialista Jonatan Viale dijo: “¡no era que este gobierno no tenía nada que ver con los manejos de la casta!”
Almacenero
Apuntalar a Pettovello no es fácil. Milei tuvo que hacerlo varias veces. Ahora se sumaron dos. Una, “Pato” Bullrich. Tildó de “almacenero” al juez Casanello por intimar al gobierno a que entregue los alimentos encanutados. Dos, Guillermo Francos, quién dijo: “¿Pero qué se cree la justicia? Acá hay separación de poderes”. Sin embargo, deberían agradecerle a Casanello, el mismo que lleva las causas penales que criminalizan a las organizaciones piqueteras. ¡Que se entreguen ya los alimentos a los comedores populares!
Ñoquis OEI
“Un pelotón de ñoquis, sobresueldos, prestanombres y rugbiers beneficiados”. Otro de los escándalos de Pettovello. La ministra firmó 32 convenios con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) por 20.000 millones de pesos para la compra de 5 millones de unidades de alimentos. Y desde la secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia de su cartera, tercerizaron la contratación de personal donde se detectaron sobresueldos, incluso con rugbiers que cobran y no trabajan del club La Salle. Pesos que eran cambiados a dólares para la “caja” política libertaria. La corrupción ultraderechista a full.