Jul 18, 2024 Last Updated 6:04 PM, Jul 17, 2024

Escribe Juliana García

Falleció Chicha Mariani, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo y su presidenta hasta noviembre de 1989, período en que se identificaron y restituyeron más de sesenta niñas y niños apropiados por la dictadura. Luchadora incansable durante más de 40 años buscando a su nieta Clara Anahí Mariani Teruggi.

Chicha siempre afirmó que la pelea por encontrar a su nieta estaba absolutamente ligada a encontrar a todos y cada uno de los nietos y nietas apropiados por la dictadura genocida y a ello dedicó toda su vida.

Muchas de las pruebas con las que se consiguió condenar a los genocidas hoy presos fueron aportadas por las investigaciones y trabajos de búsqueda organizados y realizados por Chicha. Fue ella la que impulsó a muchos científicos para que desarrollaran estudios de ADN que hoy conocemos como “índice de abuelidad”, que nos permiten tener la certeza científica e irrefutable acerca de la identidad de los y las jóvenes que recuperan su identidad y la que impulsó la creación del Banco Nacional de Datos Genéticos.

Chicha, junto a otras abuelas como Mirta Baravalle y Elsa Pavón fundaron luego la Asociación Anahí para seguir luchando y buscando la identidad de los nietos que nos faltan.

Lamentablemente Chicha falleció sin recuperar a su nieta Clara Anahí. El pacto de silencio de los genocidas no permitió que pudiera abrazar una vez más a su nieta. Los distintos gobiernos fueron y son responsables de que no se abrieran los archivos de la dictadura que podrían permitir avanzar en su búsqueda.

Ratificamos nuestro compromiso militante con Chicha de que seguiremos buscando a Clara Anahí y continuaremos su lucha: ¡por la reapertura de todos los archivos de la dictadura! ¡Ni olvido ni perdón! Cárcel común y efectiva para todos los apropiadores y genocidas. Contra la impunidad de ayer y de hoy.

Desde hace días, una misión del FMI está recorriendo las oficinas del Ministerio de Hacienda y del Banco Central. El Fondo Monetario está inspeccionando si efectivamente se empezó a cumplir con el mayor ajuste pactado con Macri por 500.000 millones de pesos. Es el ajuste que el gobierno nacional está acordando con los gobernadores y quiere plasmar en el presupuesto 2019. Esta “inspección” del FMI es la más clara demostración de lo que venimos diciendo desde nuestro partido y el Frente de Izquierda: los trabajadores son los señalados para que paguen la crisis capitalista, mientras la plata se sigue yendo para salvar a los especuladores y a los usureros de la deuda. La Argentina, con el pacto con el FMI, sigue dando pasos en una de las mayores entregas y saqueo del país, avanzando en la dependencia y semicolonización a manos de banqueros y multinacionales.

Lo que le “preocupa” al FMI no es la suba del dólar o que la inflación supere el 32% pulverizando salarios, jubilaciones y planes sociales, sino si se avanza en los despidos, los ataques a las jubilaciones, la paralización de la obra pública, la quita de los convenios colectivos y que se siga achicando el gasto social para destinar esos recursos a garantizar los pagos de la deuda. Las consecuencias son claras. “El ajuste mata”, dicen miles de docentes después de las muertes evitables de dos trabajadores de la educación en Moreno culpa de que las escuelas se caen a pedazos, mientras siguen las declaraciones de empresarios mafiosos corruptos que traficaron con la obra pública.

La otra cara de todo esto es el crecimiento de la protesta obrera y popular mientras se desarrollaba la misión del FMI. La represión contra los trabajadores del Astillero Río Santiago de este martes, a quienes les quitaron conquistas de años plasmadas en su convenio colectivo, ha generado una marcha de repudio masiva el día posterior en La Plata. Vidal y Macri usaron el aparato represivo no “para combatir el narcotráfico”, como dicen, sino para tirar gases y balas de goma contra trabajadores que defienden su salario. También la Prefectura reprimió a los trabajadores despedidos de Tandanor. Los docentes bonaerenses están en medio de una auténtica rebelión junto a estudiantes y padres reclamando que se hagan las obras en las escuelas. También luchan los profesores universitarios, que ya van por su tercera semana de paro, apoyados por los estudiantes. Se está peleando contra los despidos en Fabricaciones Militares. En Córdoba se dio la multitudinaria movilización de los trabajadores de Luz y Fuerza contra el cambio del convenio colectivo y el intento de privatización de la empresa de energía EPEC, ataques ordenados por el gobierno peronista de Schiaretti, lo que lleva a ratificar, como lo venimos denunciando desde la izquierda, que la oposición patronal donde gobierna aplica el mismo ajuste nacional.

A todo esto, lo repudiable y vergonzoso, mientras los trabajadores luchan a brazo partido contra el ajuste, es el rol traidor de la cúpula de la CGT que se reunió con el gobierno prometiéndole no solo que ni siquiera iba a haber una marchita ante la nueva visita del FMI sino que se entrevistarían con esos chupasangres. Lo graficó el diario La Nación en una crónica: “Cara a cara, en una charla guiada por la cordialidad y en la que no hubo contrapuntos ni momentos de tensión, el triunvirato de la CGT se reunió durante 90 minutos con el jefe de la misión del FMI Roberto Cardarelli”. Recordemos que cuando vino Lagarde, la CGT le envió una carta para pedirle una reunión.

Por otro lado, hubo un acto del sector sindical que responde a Hugo Moyano denominado “Multisectorial del 21F”, fecha que ya nadie recuerda porque fue puesta en virtud de la marcha que se hizo en febrero y después no le dieron ningún tipo de continuidad. En ese acto habló Moyano pero no se refirió a ninguna lucha en curso ni mencionó la palabra paro general. Moyano viene de sacarse una foto con Cristina Kirchner, más preocupado por zafar ambos de sus causas judiciales que de apoyar a los trabajadores.

En contraste con esto, la mesa nacional del sindicalismo combativo surgida del plenario nacional de Lanús de junio pasado, se reunió y emitió una nueva declaración dándole el apoyo a todas las luchas y denunciando la actitud de la burocracia sindical, exigiendo una vez más que la CGT rompa la tregua con el gobierno y llame a un paro de 36 horas con movilización a Plaza de Mayo junto a las CTA, como primer paso de un plan de lucha nacional para derrotar al ajuste de Macri y el FMI. Por su parte, el Pollo Sobrero viajó a Córdoba para dar el apoyo a los trabajadores de Luz y Fuerza, entre tantas actividades y plenarios que se harán en las próximas semanas. Y el Frente de Izquierda hizo un acto en repudio a la visita del FMI frente al Banco Central el pasado viernes 17. Las consignas para luchar son claras: abajo el ajuste de Macri, el FMI y los gobernadores, paro de 36 horas y no pago de la deuda externa.

 

Agosto arrancó con todo, subió el pasaje de los colectivos en la Capital y el Gran Buenos Aires. El subte pasó de 7,50 pesos nada más ni nada menos que a 12,50 (un alza de 67%). Se dio el tarifazo de 22% en la luz. Ahora aumentó nuevamente la nafta 5% ¡por séptima vez en el año! Ya hay zonas del país donde la premium está arriba de los 40 pesos. También subieron las prepagas 7,5%. Y, por supuesto, siguen por las nubes los precios de los artículos de primera necesidad.

No hay plata que alcance. Las consultoras privadas ya hablan de una inflación para todo 2018 cercana al 35%. ¡Y pensar que hace un par de semanas querían arreglarnos con un 15% en cuotas! La realidad es que los sueldos se están pulverizando, y esto ni siquiera se arregla con los reajustes que alcanzaron algunos gremios.

¡Tiene que haber un aumento salarial de emergencia! Ningún trabajador debe ganar menos que el valor de la canasta familiar, hoy valuada en 20.000 pesos. Y hay que reabrir inmediatamente todas las paritarias, sin techo, para que los salarios recuperen todo lo que perdieron y, de acá en más, se ajusten mensualmente según la inflación.

Para pelear por esto, y contra todas las medidas de ajuste de Macri y el FMI, tenemos que reclamarle a la CGT y las CTA un paro general de 36 horas, como primer paso de un plan de lucha. Y oponer al programa económico de hambre del Fondo Monetario un plan alternativo, obrero y popular, que comience por dejar de pagar la deuda externa y poner todo ese dinero para resolver las más urgentes necesidades de trabajo, salario, educación, salud y vivienda.

Escribe Guido Poletti

La ex presidenta rompió el silencio… para juntarse con Ricardo Pignanelli y Hugo Moyano. “Se verá la posibilidad de unificar el peronismo para volver a ser gobierno”, declaró el camionero a la salida del encuentro. Todas las fracciones del peronismo, incluido el kirchnerismo, van mostrando día a día que no son salida frente al ajuste de Macri y el FMI.

No se le venía escuchando una sola palabra a Cristina en los últimos meses. Ni sobre el acuerdo con el FMI, ni sobre las medidas de ajuste. Algunos dirigentes kirchneristas la excusaban diciendo que se trataba de una “táctica inteligente”: “Macri se hunde con sus medidas de ajuste, ¿para qué va a hablar Cristina si en silencio sube en las encuestas?”. Así mostraban el nulo interés de todo este sector por salir a pelear contra el ajuste del gobierno y el FMI, dejando todo para un etéreo “2019 electoral”. Pero ahora resulta que Cristina decidió salir del ostracismo y mostrarse... con lo peor y más repudiado de la burocracia sindical. 

No vamos a escribir el currículum entero del burócrata Pignanelli. Digamos simplemente que fue, hasta hace pocos meses, uno de los jefes sindicales “mimados” del gobierno de Macri. Decenas de veces se mostró con Macri y lo acompañó en sus visitas a las plantas automotrices. El Smata está a la cabeza de la flexibilización laboral gremio por gremio, en un acuerdo total con las terminales autopartistas y el Ministerio de Trabajo. Este es el personaje con el que se reunió Cristina Kirchner. Para completar el panorama, también estuvo presente Hugo Moyano, que hizo las declaraciones citadas más arriba, definiendo el evento como un “primer paso” para la unificación electoral de todo el peronismo.

El kirchnerismo no abandona lo que fue la característica central durante su gobierno: el doble discurso. Mientras varios de sus dirigentes hacen encendidos planteos contra “el ajuste y el FMI”, Agustín Rossi, el otro “presidenciable” de ese sector por fuera de Cristina, afirma que de ser gobierno “por supuesto que respetarán el acuerdo con el FMI, del que sólo exigen que pase por el Congreso”. Y ni qué hablar de Alicia Kirchner, ejecutora a rajatabla de un ajuste en Santa Cruz incluso más duro que el planteado por el FMI. Sus dirigentes sindicales, como la Corriente Federal en la CGT o la CTA de Yaski tampoco hacen nada por apoyar las luchas o impulsar el paro general. En síntesis, el kirchnerismo, hoy además enchastrado con las nuevas denuncias de corrupción de los “cuadernos”, no representa ninguna salida para la clase trabajadora.

Tampoco el sector denominado “peronismo federal”, referenciado fundamentalmente en el jefe de senadores Miguel Angel Pichetto y en los gobernadores –que hoy deshojan la margarita buscando el equilibrio entre mostrar un discurso “opositor” con vistas al 2019 y garantizar la “gobernabilidad” negociando el ajuste provincia por provincia–plantean que hay que votarle el presupuesto del año próximo al gobierno, donde quedarán refrendadas el grueso de las exigencias del FMI. Sus “presidenciables”, Urtubey y Schiaretti, no le escapan a fotos con el propio presidente Macri, y se esfuerzan en mostrarse “racionales” ante banqueros, empresarios y el propio FMI. Sin olvidarnos de sumar acá a los peronistas del Frente Renovador, con Sergio Massa a la cabeza.

Tanto los peronistas “federales” como los “renovadores” aparecen como “el peronismo sin Cristina”. Claro que entre ambos se ubican los “partidarios de la unidad”, que llaman a “no excluir a nadie”: ahí están el gobernador de San Juan Sergio Uñac y el ex duhaldista Felipe Solá, entre otros.

Esta es la realidad del peronismo hoy. El de los burócratas sindicales que le garantizan la tregua al gobierno, dejando aislados a los que salen a luchar. Y el de los dirigentes políticos que ajustan en sus provincias y le votaron todas las leyes a Macri. Con sus alas de discursos “más duros” o “más moderados”. Posan de opositores, pero en las reuniones “serias” con empresarios o representantes del imperialismo les aseguran que seguirán con el plan del FMI y que cumplirán a rajatabla los pagos de deuda. Todos juntos conforman el peronismo que “va por la unidad” para el 2019. La foto de Cristina con Pignanelli y Moyano es parte de esa política.

Nada bueno puede salir de aquí para los trabajadores. El peronismo no es salida en ninguna de sus variantes por separado ni “todos juntos”. Porque tenemos que pelear ahora, y no “en 2019”, contra el ajuste de Macri y el FMI. Y los burócratas como Pignanelli y Moyano son los que lo impiden, negándose a darle continuidad al paro del 25 de junio. Por eso la verdadera alternativa viene por el lado del sindicalismo combativo y la izquierda. Porque reclamamos el paro de 36 horas y un plan de lucha para derrotar el ajuste. Porque somos los únicos que, además, decimos que es necesario un programa alternativo que arranca por dejar de pagar la deuda externa, romper con el Fondo Monetario y poner todos esos recursos para resolver las más urgentes necesidades populares.

La gobernadora “que está por las dos vidas” reivindicó no haber ido a la escuela de Moreno luego de la explosión donde murieron la docente y el auxiliar. Dijo que su estilo “no es ir en el momento del hecho, sino cuando se apagan las cámaras”. Y agregó: “A mí no me han visto nunca después de un hecho de inseguridad o de un accidente de tránsito abrazando a alguna familia en el momento del hecho” ante una entrevista de Lanata.

El “estilo” de la gobernadora, de los aportantes truchos, es que no fue a la escuela por miedo a ser repudiada por su responsabilidad política en las muertes. Pero sí es su “estilo” hacer sus repudiables timbreos en vistas a las elecciones. O como se la vio el mismo día en que velaban los restos de Sandra y Rubén, fotografiarse con Macri anunciando “créditos” para los jubilados. Por eso los docentes cantan “no fue tragedia, no fue casual, es el ajuste del gobierno de Vidal”.

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