Jul 18, 2024 Last Updated 6:04 PM, Jul 17, 2024

Escribe José Castillo

El FMI ya impuso su primera exigencia: un ministro coordinador de Economía encargado de garantizar el ajuste. Al que ya se venía realizando se le sumará ahora el que reclama el Fondo. Todo al servicio de seguir pagando una deuda externa que en estos días volvió a incrementarse. Hay que conformar un gran movimiento nacional, obrero y popular, contra el acuerdo de Macri con el Fondo, planteando que la única salida es dejar de pagar la deuda externa

Finalmente asistimos a una semana de “calma cambiaria”. El dólar se estabilizó alrededor de 25 pesos y, por ahora, empieza a abandonar la tapa de los diarios, reemplazado por los 23 elegidos por Sampaoli para la Selección. Es hora, entonces, de hacer el recuento de los ganadores y perdedores de esta corrida.

Los grandes triunfadores fueron, como uno ya se imagina, los grandes pulpos de la especulación financiera. Venían haciendo millonadas con la bicicleta financiera. Luego el Banco Central les vendió dólares “baratos” a 20 o 21 para fugarlos. Y al final se los volvió a comprar a 24 para que vuelvan a pasarse a pesos y disfrutar de la nueva bicicleta, esa que se abre ahora con la tasa al 40%. Ganaron los monopolios exportadores, que retuvieron las divisas y ahora las cambian con un 25% de ganancia por la devaluación. Ganaron los bancos, a los que se les permite reducir al extremo lo que deben mantener de efectivo mínimo para garantizar los depósitos a cambio de comprar Lebac y hacer una gran diferencia con la supertasa de interés.

Del otro lado quedan los perdedores: los trabajadores, los jubilados, los que viven de changas o cobran planes sociales. Todos ya están viendo sus ingresos licuados por la mayor inflación y por el encarecimiento de cualquier tipo de crédito con las altas tasas de interés. Y a esto hay que sumarle la recesión que ya comenzó a sentirse, y que tendrá sus secuelas en términos de más desempleo y miseria.

La otra consecuencia: un mayor endeudamiento

El gobierno de Macri logró superar “exitosamente” el supermartes del 15 de mayo, cuando vencían Lebac por 670.000 millones de pesos, a cambio de renovarlos a una tasa por las nubes de 40%. Esos mayores intereses hay que cargarlos a la cuenta de la deuda argentina. A esto sumémosle la maniobra del ministro de Finanzas Luis Caputo, que logró más “financiamiento” colocando bonos llamados BOTE por casi 4.000 millones de dólares entre dos fondos buitres amigos del ministro, Templeton y BlackRock.

La realidad es que, para financiar tanto la bicicleta financiera como la posterior fuga de capitales, el gobierno de Macri sigue con su carrera loca de mayor endeudamiento. La deuda externa argentina total, sumando nación y provincias, en bonos nominados tanto en dólares como pesos, ya se acerca al monto impagable de 400.000 millones de dólares. El año pasado, sólo de intereses de esa deuda, se pagaron en efectivo 16.000 millones de dólares. Este año, ese monto se incrementará a 20.000 millones.

El acuerdo con el FMI llega para garantizar que se siga pagando

Ya se dieron los primeros pasos. La delegación argentina visitó Washington. Y el directorio del FMI “aprobó” iniciar las negociaciones para concretar el préstamo. Se habla de un monto de entre 20.000 y 30.000 millones de dólares, que el gobierno recibirá en tramos, previa estricta supervisión que se está cumpliendo con el ajuste que se establezca.

Más allá de que podamos tener una idea de cuáles serán los planteos del Fondo (ver “El acuerdo que se viene con el Fondo” en esta página), ya la Argentina está cumpliendo con la primera exigencia: nombrar un ministro “coordinador” único por encima de los demás en que se dividió el viejo Ministerio de Economía. La designación cayó en el actual ministro de Hacienda Nicolás Dujovne, tal vez por sus buenas relaciones con Christine Lagarde luego de que gastara 31.000 pesos -obviamente de fondos públicos-, en invitarla a cenar en una visita anterior. Dujovne tendrá la tarea de ser “el hombre del ajuste”: él será quien se comprometerá a “tachar” partidas, que significarán despidos, menos plata para educación, salud u obras públicas y todas las otras exigencias que aparezcan en el acuerdo con el FMI.

Los trabajadores argentinos vamos a ser ajustados, entonces, para que se siga pagando la deuda. El acuerdo Macri-FMI será el que lo garantizará. Tenemos que salir a enfrentarlo, o este mayor ajuste nos comerá vivos. Hay que poner en pie ya mismo un gran movimiento nacional, obrero y popular contra este acuerdo. Planteando que la única salida es romper con el Fondo y dejar de pagar la deuda externa. Para que la crisis la paguen quienes la provocaron y no los trabajadores.


El acuerdo que se viene con el Fondo

Mientras Macri y su ministro Dujovne siguen insistiendo con la mentira de que el Fondo “no nos pondrá condicionamientos”, los economistas y políticos patronales de todos los signos (incluso muchos oficialistas) reconocen que no hay acuerdo con el Fondo que no tenga su respectivo “plan de ajuste”. El año pasado hubo una misión del FMI que se dedicó a auditar la economía argentina y luego elaboró “recomendaciones”. Ahí aparece lo que ahora se transformará en exigencias: ajustar el sistema jubilatorio (aumentando la edad para acceder al beneficio, haciendo que las actuales jubilaciones pierdan poder adquisitivo por ajustarse por debajo de la inflación o eliminando ciertos regímenes especiales como el de docentes), reducir el gasto con una velocidad mayor a la que se viene haciendo, afectando erogaciones sociales tales como salud, educación o vivienda, además de echar a miles de empleados públicos y avanzar con la reforma laboral, liquidando los convenios colectivos y las conquistas que los trabajadores ganaron durante décadas.

Al ajuste que Macri ya viene realizando en sus dos años y medio de mandato se le suman ahora los costos de la devaluación y la corrida de estos días, que significarán más inflación y recesión. A todo eso tendremos que agregarle el plan de ajuste pactado con el Fondo. Sobran razones para salir a enfrentar todo esto impulsando un gran movimiento obrero y popular contra el FMI, exigiendo paro y plan de lucha hasta derrotar este acuerdo.

Escribe Juan Carlos Giordano, Diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT

El gobierno convocó a un acuerdo nacional a gobernadores y dirigentes políticos patronales del peronismo. El objetivo es “bajar el déficit” ahora y achicar el “gasto” del presupuesto 2019, es decir, un ajuste permanente por exigencia del FMI. Los supuestos “opositores” le dieron un guiño a Macri.

Macri convocó a un “gran acuerdo nacional”. Ante su debilidad manifiesta y el repudio popular al acuerdo con el FMI de la gran mayoría del pueblo trabajador, el gobierno apunta a una negociación por arriba entre los gobernadores, los políticos de la oposición patronal (peronismo en sus distintas variantes) y la CGT para avalar el mayor ajuste que se viene. La CGT ya avisó que no va a fijar ningún paro nacional “en horas difíciles”. Luis Barrionuevo, burócrata y titular del PJ intervenido, ha dicho que va a “ayudar al gobierno”.

El acuerdo, según trascendió, no va a tener un boom mediático. Lo grafican de esta manera: “No hay que imaginar una mesa, un cartel, una escenificación. No hay un señor PJ, un señor sindicalismo, un señor empresario”.

Va a ser un acuerdo por abajo porque nadie quiere quedar pegado a semejante foto donde, sentados en una mesa, se comprometan a un mayor ajuste. Alguien del riñón peronista dijo: “Le vamos a dar las herramientas a Macri pero no a comprometernos”. Es decir, apoyo, pero que no se note. El peronismo tiene predisposición para seguir acordando con el gobierno de manera “crítica”, como dicen, para ir ganando votitos en vistas a las elecciones de 2019.

¡No me dejes afuera!

“El diálogo no debe ser motivado por un ajuste que exija el FMI”, dijo el jefe del bloque Justicialista en Diputados y hombre de Urtubey, Pablo Kosiner. Este dirigente quiere “un diálogo permanente” con el gobierno no solo para aceptar las condiciones del organismo internacional usurero. 
El presidente del PJ bonaerense, Gustavo Menéndez, por su parte señaló: “En un acuerdo todas las partes ceden algo. Si el gobierno quiere imponer la agenda va mal, si quiere consensuar es otra cosa”. ¿Muy claro, no? Le está diciendo a Macri “dame un caramelito y yo te sigo apoyando”.

Sergio Uñac, el delfín de Gioja y gobernador de San Juan, quien se ufana a los cuatro vientos diciendo que “acompaña institucionalmente al presidente Macri”, al ser preguntado sobre qué opina del acuerdo con el FMI, dijo: “No emito opinión, hay que ver los condicionantes”. ¡Uñac coincide con Macri y la titular de ese organismo chupasangre que puede haber un FMI bueno!

El gobernador kirchnerista de Río Negro, Alberto Weretilneck, agregó: “Macri planteó que esta oportunidad que se abría con el FMI tenía que ser aprovechada correctamente” (sic). Y la gobernadora de Catamarca, Lucía Corpacci, si bien no hizo declaraciones posreunión en la Rosada con el oficialismo, dio lugar a versiones que dijeron que “Corpacci siempre estuvo en sintonía con nosotros. Siempre apoya” (Clarín, 19/5). Textuales de los propios gobernadores y dirigentes peronistas sobre el tema.

El FIT se opone a cualquier acuerdo

Al contrario de lo que hace el peronismo en sus distintas variantes, el Frente de Izquierda ha rechazado públicamente cualquier acuerdo con el gobierno. Si bien algunos de los dirigentes patronales del peronismo critican para la televisión al FMI, avalan un diálogo con el gobierno para hacer pasar el ajuste. El FIT, en cambio, llama a derrotar el pacto Macri-FMI como lo señaló en una declaración que transcribimos en la contratapa de esta edición. Exige un paro general para derrotarlo y levanta medidas de fondo al servicio del pueblo trabajador. Una prueba más de que a Macri solo lo están enfrentando los trabajadores y la izquierda, no el peronismo ni nadie de la oposición patronal.


Tarifazos y FMI: Schiaretti, a favor

Escribe Claudio Funes

El gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, dio su respaldo a Macri y defendió los tarifazos. Hasta insistió en pedirle al Senado que no apruebe el proyecto que limita las tarifas a pesar de que es completamente insuficiente. “El Congreso no se tiene que meter con las tarifas”, dijo. De cotillón.

Como si esto fuera poco, apoyó el acuerdo con el FMI. Con la excusa de cuidar la gobernabilidad, es un claro cómplice del gobierno. Y junto a otros gobernadores, el massismo y el randazzismo, Schiaretti es parte del peronismo que intenta reinventarse para volver a engañar al pueblo trabajador y ser opción al macrismo en las elecciones de 2019. Está claro. El peronismo no es salida.


¿Qué fue el Gran Acuerdo Nacional?

En 1971, el general Alejandro Agustín Lanusse, presidente de facto, fue el creador de la idea del Gran Acuerdo Nacional (GAN). Producto de la onda expansiva de aquella enorme lucha del año 1969, que fue el Cordobazo, Lanusse debía preparar su retirada.

El GAN fue el instrumento final de un gobierno herido de muerte por las movilizaciones obreras y populares de la época. Buscaba una salida ordenada e institucional para preservar los intereses del imperialismo, las grandes patronales y continuar descargando la crisis sobre el pueblo trabajador. Fue un pacto con radicales y peronistas.

Hoy, a pesar de la complicidad de la oposición patronal y la burocracia traidora que frena las luchas, el acuerdo de Macri con el FMI no ha hecho más que profundizar y acelerar el rechazo de las masas hacia su gobierno, que ha entrado en crisis. El nuevo GAN de Macri es una caricatura devaluada de aquel.

 

Las imágenes valen más que mil palabras. Los trabajadores del subte fueron reprimidos, sus delegados detenidos y están con amenazas de desafuero. La UTA, mientras tanto, tras haber firmado una paritaria por el 15% en cuotas, no solo no los apoya, sino que los criminaliza, denunciándolos como “no representativos” de sus compañeros. Hace un par de días tuvimos otra represión, a los despedidos de Cresta Roja, y antes, a los trabajadores del INTI. Más atrás en el tiempo también habían sido reprimidos los mineros de Río Turbio, que finalmente consiguieron la reincorporación de 160 compañeros. Todos estos hechos son una síntesis de a dónde nos quiere llevar el pacto de Macri con el FMI y su ajuste.

Están dispuestos a hacerlo pasar a toda costa, con “mano dura”, incluso con palazos, balas de goma y gas pimienta. Para ello cuentan con la complicidad de buena parte de la burocracia sindical.

Al ajuste que ya se venía dando con los tarifazos y la inflación ahora se le sumó el alza de precios de estos días, con remarcaciones desaforadas por todas partes. Ya cualquier trabajador sabe que aceptar el techo salarial de 15% es resignarse a perder una porción importante de su poder adquisitivo. Y todo esto antes de que se firme el acuerdo con el Fondo, que nadie duda significará un mayor ajuste. Esto alimenta la bronca. La imagen del gobierno está en su peor momento, como lo pudieron comprobar los propios funcionarios de Cambiemos en sus “timbreos” del fin de semana pasado, donde fueron repudiados, verificándose lo que ya señalaban todas las encuestas: que la inmensa mayoría está en contra de cualquier acuerdo con el FMI.

En los lugares de trabajo crece el debate acerca de qué hacer para enfrentar todo esto. Mientras tanto se siguen dando duras luchas, como la de los docentes de Neuquén, que llevan un mes y medio de paro; o el resto de la docencia, que este miércoles 23 realizará una marcha federal a Plaza de Mayo, o el ya mencionado de los compañeros del subte. Frente a esta realidad, el rol de la mayoría de la directiva de la CGT le sigue salvando las papas al gobierno. En estos días, el triunviro Héctor Daer llegó a decir: “No descartamos el paro, pero por ahora no es el momento”.

¡Increíble! ¿Cómo que ahora no es el momento? Si con la inflación pulverizando salarios y jubilaciones, con trabajadores reprimidos y presos, con un plan de ajuste del FMI en puerta “no es el momento”, ¿cuándo va a ser? Lo concreto es que continúan buscando excusas para ganar tiempo y no hacer nada: la burocracia de la CGT se reúne y convoca a otra reunión, que a la vez llama a una ronda de consultas con la Iglesia y los empresarios. La clásica “calesita” para justificar su inmovilismo. La oposición peronista en sus diversas versiones, por su parte, sigue desojando la margarita en su reacomodamiento con la mirada en 2019. Así algunos se reúnen con Macri e incluso le dan la razón en que “el gobierno tiene la potestad en decidir sobre las tarifas”, como Schiaretti y Urtubey. Otros, más vivos, viendo cómo crece el repudio al macrismo, se radicalizan en sus discursos. Pero ninguno plantea una sola medida para salir a enfrentar ahora el ajuste. Todos, en nombre de la “gobernabilidad”, se juegan a sostener a Macri y, en todo caso, apuntar sus expectativas a las elecciones de 2019.

Desde el peronismo kirchnerista es de donde se escuchan planteos altisonantes contra el FMI y las políticas de ajuste de Macri. Lo mismo desde la CTA y la Corriente Federal de la CGT. Hace unos días Pablo Moyano planteó que “es necesario un paro antes del mundial”. Pero hasta el día de hoy todo queda en palabras. De nuevo, es un planteo “para llevarlo a una reunión de la directiva de la CGT”. Nadie lo concreta ni se plantea organizarlo. Como lo escuchamos reclamado a gritos por los compañeros del subte, de ATEN y tantos otros.

Es necesario salir ya mismo a enfrentar el ajuste. Hay que conformar un gran movimiento nacional, obrero y popular contra el pacto Macri-FMI y por el no pago de la deuda. Para llevarlo adelante desde el Frente de Izquierda hemos tenido la iniciativa de lanzar una campaña con una declaración unificada que reproducimos en las páginas de este periódico, y un petitorio para firmar masivamente, planteando salir con todo a las calles, poniendo mesas donde expliquemos las consecuencias del pacto, y terminando con actos en todo el país. Reclamando, como también lo hace el sindicalismo combativo, que se convoque ya mismo a un paro nacional y a un plan de lucha para derrotar el ajuste y el pacto Macri-FMI. Es la tarea urgente de estos día

 

 
 
 
 
 
 

Las imágenes valen más que mil palabras. Los trabajadores del subte fueron reprimidos, sus delegados detenidos y están con amenazas de desafuero. La UTA, mientras tanto, tras haber firmado una paritaria por el 15% en cuotas, no solo no los apoya, sino que los criminaliza, denunciándolos como “no representativos” de sus compañeros. Hace un par de días tuvimos otra represión, a los despedidos de Cresta Roja, y antes, a los trabajadores del INTI. Más atrás en el tiempo también habían sido reprimidos los mineros de Río Turbio, que finalmente consiguieron la reincorporación de 160 compañeros. Todos estos hechos son una síntesis de a dónde nos quiere llevar el pacto de Macri con el FMI y su ajuste.

Están dispuestos a hacerlo pasar a toda costa, con “mano dura”, incluso con palazos, balas de goma y gas pimienta. Para ello cuentan con la complicidad de buena parte de la burocracia sindical.

Al ajuste que ya se venía dando con los tarifazos y la inflación ahora se le sumó el alza de precios de estos días, con remarcaciones desaforadas por todas partes. Ya cualquier trabajador sabe que aceptar el techo salarial de 15% es resignarse a perder una porción importante de su poder adquisitivo. Y todo esto antes de que se firme el acuerdo con el Fondo, que nadie duda significará un mayor ajuste. Esto alimenta la bronca. La imagen del gobierno está en su peor momento, como lo pudieron comprobar los propios funcionarios de Cambiemos en sus “timbreos” del fin de semana pasado, donde fueron repudiados, verificándose lo que ya señalaban todas las encuestas: que la inmensa mayoría está en contra de cualquier acuerdo con el FMI.

En los lugares de trabajo crece el debate acerca de qué hacer para enfrentar todo esto. Mientras tanto se siguen dando duras luchas, como la de los docentes de Neuquén, que llevan un mes y medio de paro; o el resto de la docencia, que este miércoles 23 realizará una marcha federal a Plaza de Mayo, o el ya mencionado de los compañeros del subte. Frente a esta realidad, el rol de la mayoría de la directiva de la CGT le sigue salvando las papas al gobierno. En estos días, el triunviro Héctor Daer llegó a decir: “No descartamos el paro, pero por ahora no es el momento”.

¡Increíble! ¿Cómo que ahora no es el momento? Si con la inflación pulverizando salarios y jubilaciones, con trabajadores reprimidos y presos, con un plan de ajuste del FMI en puerta “no es el momento”, ¿cuándo va a ser? Lo concreto es que continúan buscando excusas para ganar tiempo y no hacer nada: la burocracia de la CGT se reúne y convoca a otra reunión, que a la vez llama a una ronda de consultas con la Iglesia y los empresarios. La clásica “calesita” para justificar su inmovilismo. La oposición peronista en sus diversas versiones, por su parte, sigue desojando la margarita en su reacomodamiento con la mirada en 2019. Así algunos se reúnen con Macri e incluso le dan la razón en que “el gobierno tiene la potestad en decidir sobre las tarifas”, como Schiaretti y Urtubey. Otros, más vivos, viendo cómo crece el repudio al macrismo, se radicalizan en sus discursos. Pero ninguno plantea una sola medida para salir a enfrentar ahora el ajuste. Todos, en nombre de la “gobernabilidad”, se juegan a sostener a Macri y, en todo caso, apuntar sus expectativas a las elecciones de 2019.

Desde el peronismo kirchnerista es de donde se escuchan planteos altisonantes contra el FMI y las políticas de ajuste de Macri. Lo mismo desde la CTA y la Corriente Federal de la CGT. Hace unos días Pablo Moyano planteó que “es necesario un paro antes del mundial”. Pero hasta el día de hoy todo queda en palabras. De nuevo, es un planteo “para llevarlo a una reunión de la directiva de la CGT”. Nadie lo concreta ni se plantea organizarlo. Como lo escuchamos reclamado a gritos por los compañeros del subte, de ATEN y tantos otros.

Es necesario salir ya mismo a enfrentar el ajuste. Hay que conformar un gran movimiento nacional, obrero y popular contra el pacto Macri-FMI y por el no pago de la deuda. Para llevarlo adelante desde el Frente de Izquierda hemos tenido la iniciativa de lanzar una campaña con una declaración unificada que reproducimos en las páginas de este periódico, y un petitorio para firmar masivamente, planteando salir con todo a las calles, poniendo mesas donde expliquemos las consecuencias del pacto, y terminando con actos en todo el país. Reclamando, como también lo hace el sindicalismo combativo, que se convoque ya mismo a un paro nacional y a un plan de lucha para derrotar el ajuste y el pacto Macri-FMI. Es la tarea urgente de estos días.

Escribe José Castillo

Nos quieren hacer pagar el desastre ocasionado por el feroz endeudamiento del gobierno de Macri y la bicicleta financiera que enriqueció en estos dos años a los especuladores, ahora sumándole el plan de ajuste del FMI. No podemos permitirlo. Tenemos que movilizarnos para enfrentarlo exigiendo paro nacional y plan de lucha, mientras le oponemos un plan económico alternativo, obrero y popular que priorice las más urgentes necesidades de salario, trabajo, educación, vivienda y salud.

1. Aumento salarial de emergencia

La devaluación y los tarifazos están pulverizando los salarios y las jubilaciones. Ya se habla de una inflación cercana al 30% anual. Hay que romper el techo salarial de 15% y exigir que se reabran las paritarias. Ningún trabajador debe ganar menos de 28.000 pesos, ajustado mensualmente por la inflación. Aumento de emergencia para los jubilados y 82% móvil. No a la reforma laboral antiobrera que sólo sirve para engordar las ganancias de las patronales

2. No al FMI. Plata para trabajo, salud, educación y vivienda, no para la deuda 

El gobierno de Macri ya nos endeudó en más de 130.000 millones de dólares. El endeudamiento se acerca a los 400.000 millones de dólares y cada vez pagamos más de intereses. Ahora con la devaluación todo es un tembladeral, desnudándose que hay vencimientos de cortísimo plazo inmanejables, como los actuales de las Lebac. El gobierno de Macri, después de regalarle a los especuladores 13.000 millones de dólares de reservas en dos meses, ahora acude al FMI, lo que llevará a un mayor ajuste. Basta de ajuste para pagar a los acreedores y financiar la bicicleta financiera. Hay que suspender inmediatamente los pagos de deuda externa y volcar todos esos recursos a un plan de obras públicas que, al mismo tiempo que genere trabajo genuino, sirva para resolver las más urgentes necesidades populares.

3. Basta de timba financiera. Nacionalización de la banca y el comercio exterior

Hay que terminar con la fuga de capitales y los negocios de los buitres especuladores con el dólar. Hay que decir basta a los negocios de los monopolios exportadores que saquean al país y luego fugan los dólares y no desperdiciar divisas en importaciones innecesarias. El ahorro popular debe ser protegido. Y la banca debe estar al servicio de otorgar créditos para el consumo popular, el acceso a la vivienda y la financiación de obras necesarias para el real desarrollo del país.

4. Abajo los tarifazos, que se reestaticen todas las privatizadas bajo control de trabajadores y usuarios

Eliminación de los aumentos de tarifas. Tarifa social para todos los que la necesiten. Ni aumentos de tarifas impagables ni subsidios a las empresas privatizadas para garantizarles sus superganancias. Hay que rescindir todos los contratos y reestatizar esas empresas que hace más de 25 años brindan servicios pésimos, nunca invirtieron un peso y sólo se limitaron a saquear nuestro gas y petróleo.

5. Que la crisis la paguen quienes la provocan y se llevan las superganancias

Macri les sacó las retenciones a los monopolios exportadores y les dio miles de facilidades y exenciones a los grandes empresarios, que tienen miles de trabajadores en negro y ni siquiera depositan los aportes patronales. Mientras tanto, el pueblo paga 21% de IVA, el más injusto de los impuestos. Hay que eliminar el IVA a los productos de la canasta familiar y reemplazarlo por más impuestos para los ricos, las grandes empresas y los especuladores financieros.

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