Escribe Guido Poletti
El G20 se reunirá en nuestro país el 30 de noviembre y el 1° de diciembre próximos, con la presencia de los máximos jefes políticos de las potencias imperialistas, Donald Trump, entre ellos. Macri, el anfitrión, quiere mostrarles su capacidad de “buen alumno” para cumplir con las exigencias del FMI. Hay que movilizarse masivamente para repudiar esta cumbre de los saqueadores mundiales de los pueblos.
A fin de noviembre se realizará en Buenos Aires la reunión del G20. Estarán presentes los líderes imperialistas más repudiados del mundo, entre ellos el presidente yanqui Donald Trump y la canciller alemana Angela Merkel, junto con los jefes del gobierno ruso Vladimir Putin, el francés Emmanuel Macron, el chino Xi Jinping, la británica Theresa May y el japonés Shinzo Abe, entre otros. Cada uno trae sus caprichos y exigencias exóticas, como la del príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed Bin Salman, que reclama que los inodoros y bidés sean exclusivamente de la marca inglesa Kholer.
También participarán funcionarios de primera línea del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Organización Mundial del Comercio (OMC) y las Naciones Unidas (ONU). Sufriremos una auténtica invasión: llegarán 5.000 custodios con sus autos blindados (incluida la llamada “bestia” que traslada al presidente Trump), lanchas, helicópteros y sistemas de ciberdefensa. Se cerrarán aeropuertos y zonas enteras de la ciudad. ¡Macri decretó feriado el viernes 30 para facilitar el megaoperativo militarizado que se pondrá en práctica! Se trata de una gran “asamblea del imperialismo”, de los verdaderos dueños del mundo. Vienen a ratificar las políticas de ajuste y saqueo que se están aplicando en todo el planeta, a garantizar la continuidad de las superganancias de las multinacionales y los astronómicos pagos de la deuda externa.
Macri los presenta como salvadores, cuando son repudiados en sus propios países, tal como le acaba de suceder a Trump en las recientes elecciones; a Angela Merkel, obligada a ponerle fecha a su retiro, o en China, donde se viene dando una oleada de huelgas por los salarios de hambre. Sin hablar del absoluto repudio que generan en los pueblos de los países sometidos a sus políticas imperialistas.
El objetivo inmediato del gobierno de Cambiemos es llegar a la cumbre sin paros ni movilizaciones a la vista, para poder mostrarle al mundo que es capaz de llevar adelante el superajuste exigido por el FMI. Por eso se apresuró a hacer aprobar en el Congreso el presupuesto 2019, que contiene la gran mayoría de las medidas reclamadas por el Fondo. Para lo que cuenta una vez más con el apoyo inestimable del peronismo, que le da los votos necesarios. Y también de la burocracia de la CGT que, a cambio de un bono miserable, le garantizó al gobierno el levantamiento de toda medida de fuerza.
La cumbre imperialista del G20 también genera la excusa perfecta para que ex presidentes como Cristina Kirchner, Dilma Rousseff y Pepe Mugica, el actual vicepresidente boliviano Álvaro García Linera, o el ex candidato brasileño Fernando Hadad encabecen una suerte de “contracumbre” llamada Foro Mundial del Pensamiento Crítico. Buscan “lavarse la cara”, haciendo una vez más gala del doble discurso del “progresismo”, como si ellos mismos, cuando fueron gobierno, no hubieran pagado puntillosamente la deuda externa o permitido que los pulpos transnacionales petroleros y megamineros saquearan las riquezas de los países. Motivos por los cuales sufrieron repudios, como acaba de suceder con el PT en las recientes elecciones de Brasil, lamentablemente, provocando el triunfo de expresiones de ultraderecha como la de Bolsonaro.
Tenemos que repudiar la cumbre imperialista y la presencia de Trump y los otros líderes en nuestro país. Tal como lo venimos planteando y organizando desde el Frente de Izquierda y el sindicalismo combativo tenemos que preparar una marcha lo más amplia y masiva posible para el viernes 30. Denunciando el saqueo y la superexplotación de las multinacionales de la que estos gobernantes son sus representantes. Plantea la ruptura con el FMI. Esta movilización también es parte de la lucha contra nuestro ajuste, el de Macri y los gobernadores, exigido por el Fondo y los mismos gobiernos que se darán cita para la reunión del G20. Y aprovecha la presencia de Trump, socio privilegiado de los genocidas sionistas que otra vez están bombardeando la Franja de Gaza, para gritar bien fuerte nuestra solidaridad con la lucha del pueblo palestino. ¡No al G20! ¡Fuera los jefes imperialistas de Argentina! ¡No al pago de la deuda externa!
Escribe Nicolás Núñez Legislador electo Izquierda Socialista/FIT • CABA
Roger Waters brindó una conferencia en el teatro Bambalinas el jueves 8 de noviembre. El evento fue organizado por el Comité Argentino en Apoyo al Pueblo Palestino, del cual Izquierda Socialista es parte. En representación de nuestro partido asistieron el diputado Juan Carlos Giordano y la legisladora electa por CABA, Laura Marrone. Estuvieron presentes la familia de Santiago Maldonado y distintos organismos de derechos humanos. El artista y compositor habló centralmente de Palestina: “Hay que iluminar estas causas en todo el mundo porque la verdadera historia del pueblo palestino no se cuenta”.
Roger Waters está de gira por Argentina y Latinoamérica. En cada lugar que pasa deja su rastro. Fue una grata sorpresa poder compartir el hecho inédito de tener al cantante y compositor explayándose por más de una hora sobre la causa palestina y otros temas de interés, más allá de su música. El teatro estaba lleno. Se dieron cita representantes de las organizaciones que somos parte del Comité en Apoyo al Pueblo Palestino en Argentina, entre ellas la dirigente Tilda Rabi, el embajador de Palestina en Argentina, Adolfo Pérez Esquivel, Sergio Maldonado y Estela Carlotto.
“Desde 2006 estoy involucrado en el movimiento BDS* contra Israel (Boicot, Desinversión, Sanciones). El pueblo palestino sufre el sistema de apartheid, de segregación. Hay que terminar con todos los asentamientos y muros de Israel sobre Palestina. Y lograr un Estado único democrático, independiente, sin predominio de una religión o raza, como se vivió durante años conviviendo pacíficamente musulmanes, judíos y otras religiones”, señaló.
“Hay que iluminar estas causas justas para que triunfen en el mundo. Esta lucha es difícil pero la vamos a ganar”, agregó. Y recomendó: “Hay que difundir todo esto para ir convenciendo a quienes todavía no lo ven. El hecho de que la selección argentina no haya jugado en Israel fue muy importante. Son muchos los judíos que dicen ‘esto no tiene nada que ver conmigo’ cuando ven las atrocidades y muertes de niños palestinos. No se puede permitir el actual genocidio contra el pueblo palestino”.
Una de las preguntas que le formularon fue sobre la campaña que le hacen de antisemita. “¿Antisemita yo? Están locos. El hecho de que esté en esta campaña contra Israel no tiene nada que ver con que esté en contra de los judíos. Tergiversan y desinforman. Mirá, te pongo un ejemplo. Yo vengo de una familia donde mi madre siempre luchó por los derechos humanos. El pueblo judío sufrió la represión atroz de los nazis. Siempre estuve en contra de lo que pasó en Auschwitz y los campos de concentración. De niño lo viví a través de la historia de mi abuela. Pero lo que me pregunto es cómo ese mismo pueblo que ha sido víctima de un genocidio ahora se arroga el derecho a hacer lo mismo con otro. No puede ser”.
En otra parte de su relato repudió a Donald Trump: “No me gusta hablar de Trump porque me revuelve el estómago (NdeR: Waters calificó a Trump de “cerdo” y “sin cerebro” en el recital en La Plata). Es el que quiere mudar la capital de Israel a Jerusalén. Estados Unidos no es una democracia, es un espejismo de democracia. Es un sistema al servicio de los de arriba, de acumular riqueza para unos pocos, donde no se invierte en salud o educación sino para que el complejo industrial militar siga con sus grandes negocios para las corporaciones”.
Roger Waters es un apasionado y propagandista de la causa palestina. En su último disco “Is this the life we really want?” (¿Es ésta la vida que realmente queremos?) se refiere a otros dramas del mundo actual, como la crisis de los refugiados de Medio Oriente. También es vocero de denuncias contra este injusto sistema capitalista que explota a millones. “Es un sistema que acumula riqueza para unos pocos. Los de arriba, los oligarcas, están destruyendo el planeta, cuando se trata de nuestro hogar. Hay recursos suficientes para erradicar los grandes males, garantizar la salud y la educación para todo el mundo, pero solo les interesa acumular riquezas y matar al que tiene piel oscura”.
Cuando le preguntaron cómo están las luchas, contestó: “Ellos (por los de arriba) están asustados. No nos están ganando. Me acuerdo cuando ganó Ronald Reagan en Estados Unidos. Un actor horrible que se transformó en presidente. Fue la cara visible del llamado neoliberalismo junto con la Thatcher. Lo denunciamos. Ahora todos saben lo que es el neoliberalismo, el colonialismo. Vamos ganando. Vamos logrando que millones lo vean”.
El último disco compuesto por Waters en Pink Floyd fue “The final cut”. Está cruzado por la guerra de Malvinas y el ascenso de Thatcher y Reagan. Allí el clima predominante era de completo pesimismo. Claramente el mundo no ha mejorado desde entonces, pero el involucramiento en la lucha concreta del pueblo palestino le ha dado ahora a Waters un optimismo militante para sumarse a la denuncia de las atrocidades contra los palestinos.
(*) BDS: movimiento mundial que hace campaña por un boicot económico, político, académico, cultural y deportivo contra Israel.
Sobre su recital en San Pablo, donde repudió a Bolsonaro, comentó: “Un amigo me dijo que tenía que decir Ele Não. Y lo dije. Generó furor. La policía me dijo que estaba incitando a la violencia y a los saqueos. Es que en mis temas musicales y en el escenario me refiero a la cruda realidad donde voy”.
En otro pasaje le preguntaron sobre los cambios y la resistencia de los pueblos. “Tengo esperanza. Creo en la revolución de los pueblos, que se levanten. Por ejemplo, en la última elección se eligieron de diputadas a las asesoras de Michelle Franco (NdeR: concejala de izquierda del PSOL, mujer, negra y feminista, asesinada en una favela de Río de Janeiro por la represión). Si la gente elige de esa manera puede haber cambios”.
“Muchos de los que votan a Trump creen que los negros en Estados Unidos deberían ser esclavos porque los blancos son superiores. Esto de la supremacía de la raza es aterrador. Yo siempre les digo lo mismo: todos somos africanos. Por lo que sé y se ha comprobado, hace 750.000 años surgimos de Africa e inundamos el mundo. Muchas veces cuando saludo digo: hola, soy africano”.
“Soy un ateo radical. No creo en Dios. Dios nunca existió ni existirá. Pero respeto a quienes son creyentes. Lo que no puedo soportar es a quienes usan la religión como dispositivo para dirigir a las personas”. E hizo referencia sobre el rol nocivo de las iglesias evangélicas y el poder, especialmente en Estados Unidos.
Editorial
“La CGT acordó un bono de fin de año de “hasta $5.000” y se enfría la posibilidad de un nuevo paro”. Así reflejaron los medios la noticia. “El objetivo es evitar tensiones en lo que resta del año”, dijeron otros. “Acevedo de la Unión industrial había adelantado que su opción era el bono antes que la reapertura de las paritarias”, dijo un tercero. Está claro. El famoso bono es una burla pactada por la CGT con el gobierno y los empresarios para evitar un inmediato aumento de emergencia para todos los trabajadores y la reapertura de las paritarias.
El bono surge después que algunos gremios lograran aumentos de 40% y ante el terror de las patronales de que se pueda ir a la reapertura de las paritarias. De ahí salieron la reunión tripartita y el bono, funcional a los grandes empresarios y a la burocracia, que ahora tiene la excusa para no hacer el paro.
El famoso bono será solo para los privados (¿y los docentes, estatales y profesionales de la salud?), voluntario y, en el mejor de los casos, se pagará en dos cuotas, una en noviembre y otra en enero de 2019. A tal punto es un paliativo miserable que el propio ministro Sica lo denominó “compensación extraordinaria no remunerativa”. O sea, un pago tendiente a morigerar posibles protestas ante la tremenda carestía de la vida, no para nivelar la pérdida salarial con la terrible inflación que, en las propias proyecciones del gobierno y del FMI, rondará entre 48% y 50% anual.
En relación con los despidos (en una economía recesiva, con pérdidas de puestos de trabajo donde en septiembre se registró la mayor tasa de desocupación en la gestión de Cambiemos y la más alta en los últimos doce años), la CGT, según Daer, acordó que “si algún empresario tiene que despedir a algún trabajador tiene que haber un paso previo en la Secretaría de Trabajo y allí se discutirá si se puede resolver esa cuestión”. ¡Una canallada completa! Ninguna prohibición, freno o limitación a los despidos, sino que se notifique previamente al Ministerio de Trabajo, el mismo que viene actuando al servicio de las patronales.
La CGT, con este acuerdo que se formalizará vía un decreto, está siendo cómplice, una vez más, del robo salarial a millones de trabajadores. Es esta misma burocracia sindical que pactó un 15% en las paritarias. Luego, ante la bronca desde abajo, algunos gremios lograron un 10% más, llegando al insuficiente 25%. Luego camioneros, judiciales, bancarios y otros obtuvieron un 40%. Para evitar que esto se generalice inventaron el bono.
De conjunto se habla de una pérdida salarial de 15% promedio, ni qué hablar para los trabajadores en negro o informales, jubilados y planes sociales. Esa pérdida salarial implica una transferencia directa del bolsillo de los trabajadores y jubilados a las arcas gananciales de los grandes empresarios. Para ellos gobierna Macri.
Mientras la CGT pacta un bono miserable que alejaría un posible paro general, el peronismo le vota el presupuesto de ajuste. Esto muestra que la complicidad con el ajuste de Macri del peronismo en sus distintas variantes y la burocracia sindical peronista es total. Desde el Frente de Izquierda y el sindicalismo venimos denunciando permanentemente que si el ajuste de Macri puede pasar es por la complicidad de la oposición patronal y los dirigentes sindicales vendidos. Por eso el pasado 24 de octubre, cuando se votó el presupuesto en Diputados, la CGT no convocó y el sector sindical de Moyano no se hizo ver por la plaza porque se jugó a la misa en Luján con los curas retrógrados. Todos le allanaron el camino a Macri para cumplir con el FMI.
Repudiamos el nuevo pacto de la CGT a espalda de los trabajadores. Mucho más si el famoso bono es a cambio de levantar un posible paro general. Desde la izquierda llamamos a hacer lo opuesto. Hay que reclamar un aumento salarial de emergencia y que se reabran las paritarias. Hay que lograr que los salarios equiparen a la inflación, como lo hicieron los docentes de Aten Neuquén, con una indexación trimestral de acuerdo a la inflación real. Por un 100% de aumento para los jubilados y planes sociales. Por la prohibición de los despidos y la anulación de los tarifazos.
El famoso diálogo de la CGT con el gobierno está al servicio de las patronales. Mientras la CGT “dialoga y pacta” avanzan el robo salarial y los despidos. Hay que hacer asambleas y plenarios de delegados para exigir a la CGT que abandone el pacto y la tregua con el gobierno y convoque a un nuevo paro de 48 horas con movilización a Plaza de Mayo como inicio de un plan de lucha nacional por el salario, contra los despidos y el ajuste de Macri junto al frente sindical de Moyano y las CTA.
Mientras damos esa pelea, señalamos que cada vez queda más claro el rol cómplice del peronismo. Pichetto, Massa, Schiaretti y Urtubey son el sostén del ajuste de Macri y el FMI. Pichetto defendió el presupuesto del FMI al mejor estilo Macri y convalidó la represión del 24 al mejor estilo Bullrich. Hace falta otra opción política que postule un plan económico alternativo y un gobierno de los trabajadores y la izquierda.
Izquierda Socialista llama junto al FIT a repudiar frente al Congreso el próximo 14 la votación del presupuesto en el Senado y a marchar unitariamente contra la venida de los representantes del G20 y Donald Trump a fin de mes. Al servicio de esta pelea estará puesto el acto que haremos en Ferro el próximo 8 de diciembre.
El pasado 24 de octubre nuevamente el gobierno, a través de la ministra Bullrich, lanzó una brutal represión contra quienes manifestábamos contra el Presupuesto 2019. Lo hizo con gases, balas de goma, bastonazos y motocicletas que oficiaron como caballería motociclistas. La represión fue acompañada por una cacería, donde cualquier transeúnte ocasional fue una potencial presa de la furia policial. Dentro del Congreso la sesión se suspendió en dos oportunidades durante la refriega y hasta el mismo presidente de la Cámara, Emilio Monzó, reconoció la represión contra los manifestantes que en algunos casos hasta fueron perseguidos y reprimidos desde Congreso hasta Constitución. Así lo vivió la columna de Izquierda Socialista, que junto a su militancia se retiró hasta 9 de Julio y San Juan perseguida por la policía y sus balas por más de quince cuadras.
Mientras el gobierno acusaba a la izquierda de “violenta”, Cambiemos junto al PJ votaba el ajuste para 2019. La violencia y el caos contra el pueblo trabajador se “cocinó” en la sesión. Pichetto, del PJ, enterado de la detención de cuatro ciudadanos extranjeros, pidió su expulsión del país al mejor estilo Bullrich, mostrando que el ajuste y la represión son de Macri y del peronismo. Fueron detenidos un ciudadano turco, dos venezolanos y un paraguayo. Contra el turco Anil Baran, que no participaba de la marcha, se descargó una campaña relacionándolo por su perfil de Facebook con el Frente de Izquierda -del cual Izquierda Socialista es parte- o por su simpatía por el Che. El gobierno ha anunciado nuevamente su idea de endurecer las penas a la protesta social. Izquierda Socialista repudia esta campaña contra los que luchan y la izquierda.
Escribe Mariana Morena
Los jefes de las potencias mundiales van a reunirse en Buenos Aires a fines de noviembre. Macri, como anfitrión, busca un fuerte apoyo del imperialismo a su pacto mafioso con el FMI. Tenemos que ser miles en las calles rechazando la “vuelta de la Argentina al mundo”, que sólo significa más saqueo y ajuste por parte del imperialismo.
El 30 de noviembre y el 1° de diciembre Buenos Aires será sede de la cumbre de líderes del Grupo de los 20 (G20). La reunión ocurrirá justo cuando se conoce que nunca en la historia se registró un número tan elevado de multimillonarios, con fortunas por un total de 8,9 billones de dólares (más del doble del PBI alemán), mientras se da el éxodo de una caravana multitudinaria de migrantes centroamericanos que huyen de la extrema pobreza y caos social en sus países, avanzando hacia Estados Unidos pese a las amenazas del racista y xenófobo Donald Trump, que ya apostó su ejército en la frontera y amenaza responder con balas. Esta desigualdad escandalosa no es más que el resultado de los negocios y políticas de saqueo que vienen a redoblar Trump, Merkel, Putin, el chino Xi Jinping y la plana mayor del imperialismo en la Cumbre del G20, sin dudar en seguir garantizándoles superganancias a ricos, bancos y multinacionales. ¡No podemos dejar de manifestarles nuestro repudio a los responsables del hambre, la miseria y el sufrimiento de millones de seres humanos!
¿Qué es el G20?
El G20 es un foro donde se reúnen desde 1999 los jefes de Estado, ministros de Finanzas y presidentes de los bancos centrales buscando garantizar el saqueo imperialista en medio del caos mundial que ellos mismos provocan. Tal es la crisis que, a partir de 2009 en Pittsburgh, se decidió que el G20 reemplazara en adelante al G8 y que ampliara su agenda temática. Actualmente cuenta con los siete países más industrializados -Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Japón-, más Rusia (países que integran el llamado G8), junto con Australia, otros diez países denominados “emergentes” -Arabia Saudita, Argentina, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Sudáfrica y Turquía- y la Unión Europea como bloque económico. Suelen sumar cada año como invitados al Estado español, un país o dos invitados por la presidencia (Chile y Holanda este año), dos países africanos y dos representantes de otros bloques regionales.
Los miembros del G20 representan el 85% del producto bruto global y el 75% del comercio internacional, una muestra clarísima de la hegemonía imperialista. Además, participan de la cumbre una decena de organizaciones internacionales socias en el saqueo, como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial de Comercio y la Organización de las Naciones Unidas, entre otros. Y se desarrollan en paralelo reuniones de organizaciones empresariales, no gubernamentales (ONG), los llamados “think-tanks” (normalmente agrupamientos de lobby de grandes multinacionales), científicas, sindicales, de mujeres y jóvenes líderes, todos legitimando y lavándole la cara a la reunión de los líderes imperialistas y a su explotación y opresión.
¡Basta de ser colonia de los yanquis!
Es la primera vez que el G20 se desarrolla en un país de Sudamérica, con más de cincuenta reuniones que precedieron a la cumbre a lo largo del año. En junio de 2016, a pocos meses de asumir, Macri postuló a la Argentina para su presidencia como señal de una “mayor apertura” al gran capital trasnacional. Tan solo dos años después quedó demostrado que la famosa “vuelta al mundo” que Macri pregonaba es totalmente incompatible con la “pobreza cero”. Por el contrario, hasta sus funcionarios tienen que reconocer que cada vez hay más recesión, miseria, desempleo y caída salarial.
Ahora que el gobierno de Cambiemos es ampliamente repudiado, busca hacer visible el apoyo de las potencias imperialistas para seguir profundizando el plan de mayor ajuste y saqueo que el FMI le exigió con el presupuesto 2019 a cambio de prestarle más plata para seguir endeudándonos. ¡Macri busca que le “bendigan” más saqueo, más hambre, más dependencia y pagos de la deuda!
Llamamos a una gran movilización unitaria en repudio a esta escandalosa cumbre de los jefes imperialistas, como ocurrió el año pasado en Hamburgo y cada vez que pasean sus comitivas por el mundo. Repudiamos a Macri, que una vez más se enorgullece de posar arrodillado frente a sus dictados de ajuste y saqueo al pueblo trabajador, de la mano de los gobernadores peronistas que lo acompañan en el ajuste y la represión.
Fuera Trump y el G20 de la Argentina, los mayores terroristas del mundo! ¡Abajo el presupuesto de Macri, el FMI y los gobernadores! ¡Ruptura con el FMI y los lazos que nos atan al imperialismo! ¡No al pago de la deuda! Por un frente de países deudores para no pagar y dar pasos hacia una segunda independencia.
Macri decretó feriado el viernes 30 para el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires. La capital va a estar militarizada por un megaoperativo de seguridad bajo el comando de la ministra Bullrich, a un costo de 1.500 millones de pesos (del total de 3.000 millones para la organización del G20 en el año). Empleará 20.000 mil efectivos de las cuatro fuerzas federales, la policía bonaerense y de la Ciudad, e incluirá agentes de inteligencia, autos blindados, cámaras de seguridad, sistema de ciberdefensa, radares, lanchas, helicópteros, aviones de vigilancia, con aeropuertos cerrados y las fuerzas armadas controlando el espacio aéreo. Habrá agentes y funcionarios especialmente entrenados en EE.UU., Reino Unido, Francia, Israel y China. Trump, Putin y Xi Jinping sumarán casi 5.000 custodios y habrá una base militar yanqui operando en territorio uruguayo. ¡Una maquinaria exorbitante para seguridad de los mayores terroristas del mundo mientras el gobierno culpa a los trabajadores de los cortes de calles por las protestas y quiere erradicar a los “extranjeros” que luchan!