Jul 19, 2024 Last Updated 5:27 PM, Jul 19, 2024


Escribe Pablo Almeida, legislador CABA y delegado general ATE Ministerio de Economía

Juntos de Macri y Rodriguez Larreta, viene enfatizando en las declaraciones de sus principales dirigentes sobre la necesidad de avanzar en nuestro país en una reforma laboral que avance en contra de derechos laborales básicos.
Después de los dichos de Horacio Rodriguez Larreta y la presentación del radical Martín Lousteau de un proyecto en el Senado para terminar con las indemnizaciones, en la última semana se sumó otra de las principales voces de la oposición patronal. A tono con las demandas de todas las cámaras empresarias,  Elisa Carrió relató sin ponerse colorada lo costoso que le resulta despedir empleadas domésticas.

La excusa sería que de esta forma se favorecería a las Pymes y se incrementaría la creación de puestos de trabajo registrados. Una falsedad completa al servicio de las grandes patronales que se repite como mantra frente a problemas acuciantes como el desempleo y el extendido trabajo precario.

La realidad de las últimas décadas echa por la borda con los argumentos de estos dirigentes de Juntos por el Cambio. Nunca la reducción de obligaciones patronales o la disminución de derechos laborales han redundado en mayor creación de puestos de trabajo. Todo por el contrario, la experiencia histórica de las crisis económicas sea en los  noventa, en el 2001 o durante la pandemia del coronavirus indica que las y los trabajadores con menos derechos laborales son los primeros en ser despedidos cuando las “papas queman”.

El otro argumento de que esto se hace para salvar a las pequeñas y medianas empresas tampoco se comprueba en la realidad. Son las grandes empresas, multinacionales en su gran mayoría, las que utilizan de mascarada a las Pymes para hacer pasar sus planes flexibilizadores.

Una vez más queda claro que significan Juntos por el Cambio y sus candidatos para los trabajadores. No son alternativa al gobierno peronista de Fernandez. Por el contrario son  también responsables de la miseria y la pérdida de derechos. En las próximas elecciones es importante fortalecer la única salida para comenzar a superar la crisis del pueblo trabajador. Votando a la unidad de la  izquierda, representada por el FIT Unidad en todo el país.


Escribe Liliana Olivero, candidata a diputada nacional por Izquierda Socialista / FIT Unidad

El proyecto de presupuesto 2022 enviado por el ministro Martín Guzmán al Congreso está hecho siguiendo las exigencias de ajuste del Fondo. Plantea reducir el gasto y un crecimiento de la economía menor aún al de este año. Es todo un programa de hambre y saqueo de nuestros recursos al servicio de seguir pagando la deuda externa.

En un acto en San Miguel de Tucumán, el presidente Alberto Fernández afirmó: “a la deuda le decimos que no, al desendeudamiento le decimos que sí, siempre y cuando no sea a costa del hambre y la miseria de nuestro pueblo. A los especuladores financieros les decimos que no y a los que quieren sembrar una patria con producción, desarrollo, a la pyme, al comerciante, al que necesita el apoyo del Estado, a ese le decimos que sí”.

Se trata del súmun del doble discurso. Habría que avisarle al presidente, si todavía no se enteró, que el proyecto de presupuesto nacional enviado al Congreso por el gobierno dice exactamente lo contrario. Ahí está planteado destinar cinco veces más para pagos de deuda que para construcción de viviendas. Se reducen las partidas que corresponden a las sentencias ganadas por los jubilados, además de que, obviamente, no se calcula recuperar en absoluto el haber jubilatorio. El gasto público seguirá reduciéndose, porque así lo exige el acuerdo a la firma con el FMI. Del mismo modo que se reducen los subsidios a las empresas de servicios públicos privatizados, no porque se proyecte que estas ganen menos, sino porque se compensará con nuevos tarifazos, que como mínimo serán del orden del 25 al 30%. El monto de obra pública, ya este año muy bajo, tendrá un “incremento” de centavos, por lo que el Frente de Todos no piensa recurrir a esta herramienta para resolver el drama de la desocupación. Y, por supuesto, se eliminan todas las partidas vinculadas a atender las consecuencias sanitarias o sociales del Covid-19.

El propio gobierno se da cuenta de las consecuencias de este ajuste. Por eso proyecta un crecimiento económico menor al de este año. En síntesis: el Frente de Todos sabe, y lo deja por escrito en su proyecto de presupuesto, que las consecuencias de aplicar el ajuste que exige el FMI serán que terminaremos el año que viene sin todavía haber recuperado el nivel económico que teníamos a fines de 2019, cuando subió este gobierno, y que ya llevábamos dos años de recesión.

En el mensaje que acompaña el proyecto se vuelve a hacer la misma maniobra de este año. Se sostiene que habrá una recuperación de los salarios reales porque se calcula que tendrán un incremento del 35%, contra una inflación del 33%. Cuando sabemos que la realidad será que la carestía del año próximo no será menor al 45%. Por lo que los ingresos de los trabajadores volverán a quedar pulverizados, como ya viene sucediendo sistemáticamente desde hace al menos cuatro años.

Todo es para ponerse a tono con el acuerdo con el FMI

El motivo de este presupuesto con ajuste mayor aún al del año en curso, es clarísimo. Se busca poner los números de la economía en línea con las exigencias del FMI. Esa es la prioridad del gobierno, como se manifiesta en que justamente esta semana, todo el gabinete económico, el del Banco Central y el mismísimo flamante jefe de gabinete Juan Manzur hayan viajado a Washington para avanzar en el acuerdo con el Fondo. Más allá de que se firme ahora o inmediatamente después de las elecciones, su objetivo será garantizar el repago de los casi 50.000 millones de dólares que se le adeudan al organismo. Y acá, como marca toda la experiencia histórica de programas similares, o más recientemente los acuerdos firmados con el Fondo por países como Ucrania, El Líbano o Ecuador, la realidad es una sola: ajustes, garantía para el saqueo, reformas laborales y jubilatorias. En suma: más hambre y miseria para el pueblo trabajador con el objeto de garantizar los dólares de la deuda externa.

¿Cómo va a terminar todo esto? Ya lo anticipamos: el Frente de Todos, Juntos por el Cambio y también Milei y Espert votando unidos a favor del plan de ajuste con el FMI.
Del otro lado, sólo nos opondremos los diputados del Frente de Izquierda Unidad. Por eso es fundamental que exista una bancada de izquierda en el Congreso. Ayudanos a lograrlo.  





Escribe Graciela Calderón, candidata a diputada provincial de provincia de Buenos Aires por Izquierda Socialista /FIT Unidad

“Cada dólar al FMI se lo saca a los trabajadores”. La frase pertenece al diputado nacional y máximo dirigente de La Cámpora Máximo Kirchner. No podríamos estar más de acuerdo con la afirmación. Que está en línea con lo que varios dirigentes kirchneristas firmaron en la declaración del 25 de mayo pasado. O que también puede escucharse en el washapp de Fernanda Vallejos.

Nadie puede decir que el kirchnerismo “no sabe” de las consecuencias de los pagos de deuda o de adonde nos lleva un nuevo acuerdo con el Fondo.

Sin embargo, todo esto no son más que declaraciones para la tribuna. La propia vicepresidenta Cristina Fernández, madre de Máximo, fue la que afirmó que el dinero enviado por el FMI para atender la pandemia debía dedicarse a pagar los vencimientos con el propio Fondo. Cosa que efectivamente sucedió en la segunda quincena de agosto, cuando se abonaron en efectivo 1.900 millones de dólares. También Cristina avala la actual negociación con este organismo que lleva adelante el ministro Martín Guzmán, ahora “reforzado” por el nuevo jefe de gabinete Juan Manzur, que llegó a ese cargo a propuesta de la propia vicepresidenta.

La conclusión es clara: hay que terminar con el doble discurso. ¡Basta de decir una cosa y hacer lo contrario! Solo el Frente de Izquierda Unidad tiene un discurso transparente: afirmamos que no hay salida si seguimos pagando la deuda y firmamos el acuerdo con el Fondo. Por eso planteamos suspender inmediatamente los pagos y romper todos los lazos políticos y económicos con el FMI. Única forma de poner en marcha un programa alternativo, obrero y popular, al servicio del pueblo trabajador.
                    

Se está montando una base militar (según el informe oficial) del ejército  de Estados Unidos financiado por el Comando Sur, que fue acordada con el gobierno de la provincia. Se la pinta  como de  “ayuda humanitaria” ya que de presentarse como base militar necesitaría la aprobación del Congreso de la Nación. La base se está instalando en un punto estratégico en la ciudad de Neuquén ya que está a la vera de la Autovía Norte donde nace la ruta del Petróleo camino a Vaca Muerta y a 500 metros de una comunidad mapuche. Será para cuidar a Chevron y las multinacionales. Desde Izquierda Socialista/FIT Unidad fuimos parte de la caravana de la Multisectorial que repudió y exigió que se detenga la construcción de la base.

Corresponsal

En la sesión del martes 5 de octubre se iba a tratar el proyecto de ley conocido como Etiquetado frontal que tiene media sanción del Senado. Sin embargo, no se pudo debatir porque el bloque de Juntos por el Cambio y varios diputados del peronismo y el Frente de Todos no se presentaron a la sesión.

El proyecto dispone un sistema de etiquetado con octógonos negros para los alimentos que tengan exceso de azúcares y de sodio según parámetros definidos por la Organización Panamericana de Salud (OPS). Si bien el proyecto es un paso adelante en el acceso a la información respecto de productos que son tremendamente nocivos para la salud (con la oposición de la Cámara de Comercio Yanqui, la Copal, Arcor, Molinos, Kellogs, Coca Cola, etcétera), el único bloque que ha garantizado sin fisuras el apoyo al proyecto fue el del Frente de Izquierda Unidad con las bancas de Mónica Schlotthauer y Juan Carlos Giordano de Izquierda Socialista. No pasó lo mismo con el macrismo de “Juntos” que envió un par de diputados a la sesión, ni con el peronismo que ni siquiera garantizó la presencia de todas sus bancas. Cinco de sus diputados faltaron a la cita: Alume Sbodio Karim Augusto (San Luis); Figueroa Alcira (Salta); Mosqueda Juan (Chaco); Martiarena José Luis (Jujuy); Navarro Graciela (Santiago del Estero). Para denunciar estas maniobras y para seguir impulsando este reclamo es que la izquierda tiene que estar en el Congreso. Por eso te pedimos que el próximo 14 de noviembre acompañes con tu voto al Frente de Izquierda Unidad.

Corresponsal

 

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