Jul 19, 2024 Last Updated 5:12 PM, Jul 19, 2024

Escribe Mónica Schlotthauer, diputada nacional Izquierda Socialista y candidata por el FIT Unidad.

Lo ocurrido en la última sesión en la Cámara de Diputados ratifica la necesidad de seguir teniendo diputadas y diputados de izquierda.

Tanto el Frente de Todos como el macrismo de Juntos por el Cambio impidieron que se debatiera el proyecto de ley que presentamos como moción junto a nuestro diputado Juan Carlos Giordano. Votaron en contra. El mismo dispone construir 500 mil viviendas populares creando dos millones de puestos de trabajo con la plata que se destina a la deuda externa. ¿Cómo no van a hacer falta diputadas y diputados de izquierda que postulen con más fuerza estas urgentes medidas?

En la misma sesión, el oficialismo peronista y la oposición patronal de Juntos también se unieron para votar una ley que permite el ingreso de tropas militares extranjeras a nuestro país para hacer ejercicios “amigables”. Se trata del ingreso de tropas y barcos del imperialismo norteamericano, Alemania, Italia y otros países capitalistas -quienes siendo parte de la OTAN apoyaron a los yanquis para ocupar Afganistán durante veinte años, provocando un desastre humanitario en ese país-, o de hacer ejercicios con el Ejército de Bolsonaro, donde hasta van a usar la llamada Hidrovía del Paraná. Solo desde Izquierda Socialista repudiamos semejante avasallamiento. ¿Quién si no?

Hemos denunciado también en la misma sesión la lavada de cara tanto del Frente de Todos como del macrismo, usando la ley de etiquetado frontal de alimentos para decir que de ahora en más va a haber una “alimentación sustentable”, algo completamente mentiroso. Si bien estamos a favor de que se pongan sellos negros a productos que matan, señalamos que para acceder a los alimentos hace falta un inmediato aumento de salarios y jubilaciones y castigar de verdad a los monopolios formadores de precios que suben todos los días los alimentos. Solo desde la izquierda hicimos esta denuncia.

Otro tanto ocurrió cuando denunciamos durante el tratamiento de la ley reconociendo derechos humanos a la gente en situación de calle, que no le ponen presupuesto, y la usan para lavarse la cara mientras terminan desalojando, como ocurrió con la represión violenta por parte de la policía de Kicillof y Espinoza contra vecinos de Ciudad Evita, La Matanza, o cuando Berni y Kicillof les mandaron las topadoras a las familias de Guernica al mejor estilo Macri.

En relación a los pagos de la deuda externa, tenemos que decir que todas las leyes que se vienen aprobando en el Congreso han tenido la anuencia del peronismo y del macrismo. El pasado lunes 1 de noviembre se pagaron otros 430 millones de dólares al Fondo Monetario, algo que solo repudiamos desde el FIT Unidad. Y si hay algo claro después de las elecciones es que tanto el Frente de Todos, los macristas de Juntos e incluso Milei y Espert se van a unir para votar el acuerdo con el FMI, con la sola oposición del Frente de Izquierda Unidad.

Por todo esto y mucho más, necesitamos que la izquierda siga en el Congreso. Porque el único voto útil el 14 de noviembre es al Frente de Izquierda Unidad.

La campaña electoral va entrando en sus últimas semanas. El gobierno peronista del Frente de Todos, por lo menos tal lo que muestran las encuestas, no parece levantar luego de la paliza que sufrió en las PASO. Lo que se llamó “el plan platita” no funciona. En realidad, porque resultó una mentira. Se anunció que “se había escuchado el mensaje de las urnas” y que “ahora sí, se le iba a poner plata en el bolsillo a la gente”. No sucedió. Los salarios y las jubilaciones siguen perdiendo, y cada vez más, frente a la inflación. La desocupación sigue siendo un flagelo creciente en los barrios populares. Y la miseria permanece en el escandaloso porcentaje de arriba del 40%. Encima, si hubo alguna modificación en el gobierno tras las PASO, fue la incorporación de impresentables como Juan Luis Manzur o Aníbal Fernández.

En estos últimos días, el Frente de Todos aumentó sus discursos contra el FMI. Ya no sólo lo hizo Máximo Kirchner y La Cámpora. Hasta el propio presidente Alberto Fernández llegó a decir que “no íbamos a arrodillarnos frente al FMI”. Pero se trata de una mentira absoluta. Porque inmediatamente después vimos al presidente de la Nación y sus ministros tomando un avión rumbo a Europa, justamente para “arrodillarse” ante el FMI. Pero el único objetivo de esa gira era, justamente, avanzar con el acuerdo con el Fondo y el mayor ajuste consecuente. Claro que, a la vez, buscaban alguna “foto” o declaración que les permitiera seguir vendiendo espejitos de colores. No lo lograron con el Papa, y ni siquiera fueron recibidos por Joe Biden, que apenas se dignó darle la mano en la cumbre del G20. Finalmente, sacaron de la manga una supuesta inversión extranjera “limpia y ecológica” en hidrógeno verde. Seamos claros: ni generará los puestos de trabajo que se prometen, ni será limpia y ecológica. Resultará, si se llega a poner en marcha, un nuevo negocio al servicio de pulpos transnacionales para saquear nuestra riqueza.

No resulta extraño que, con todo esto, el gobierno esté preocupado porque teme que le costará muchísimo remontar la elección el 14 de noviembre. Y, dentro de esa realidad, está la probabilidad de que vuelva a verificarse una “fuga” de votos por izquierda, hacia el FIT Unidad.

Es que si el gobierno no despierta entusiasmo (más bien lo que prepondera es la bronca), son millones los trabajadores que tampoco ven la salida en Juntos por el Cambio. No solo porque fueron quienes, hasta hace apenas dos años, ajustaron y hambrearon al pueblo. Sus propuestas actuales, con la flexibilización laboral  a la cabeza, apuntan a seguir garantizando las ganancias de los grandes empresarios y quitarle derechos a los trabajadores.

El repudio a ambas fuerzas patronales permitió, en las PASO, el crecimiento de expresiones de ultraderecha como Milei en CABA y en menor medida Espert en la provincia de Buenos Aires. Pero el repudio a lo que llaman la casta política se va derritiendo día a día: ya antes, Milei había dicho que Patricia Bullrich no pertenecía a dicha “casta”. Ahora lanzó elogios hacia Macri. No nos debe llamar la atención: apenas pasen las elecciones, Milei y Espert votarán con Juntos por el Cambio y también el Frente de Todos el acuerdo que se cierre con el FMI.

Es por todo esto que resulta muy importante el resultado que logremos obtener como FIT Unidad.
El Frente de Izquierda ya hizo excelentes elecciones en las PASO, disputando la posibilidad de lograr diputadas y diputados en la provincia de Buenos Aires, CABA y Jujuy. Y tuvo muy buenos porcentajes en otras provincias. Posteriormente, realizó una muy buena elección en Neuquén Capital, obteniendo un nuevo concejal.

Por eso tenemos un enorme desafío en estos días que quedan. Hay que seguir peleando el voto en cada lugar de trabajo, estudio, con nuestros familiares, amigos y vecinos. Continuar constituyendo comités de apoyo. Difundir nuestras propuestas y, a la vez, ir creando la “cadena del voto”: que aquel que dice que nos va a votar, salga a decirlo, y a buscar otras personas que también lo hagan. Conseguir fiscales para defender nuestros votos el domingo 14, para lograr que luchadoras y luchadores entren al Congreso y a las legislaturas. Vamos entonces, con Nicolás del Caño, Romina del Plá, Juan Carlos Giordano, Mónica Schlottahuer, Rubén Pollo Sobrero y Graciela Calderón en Provincia de Buenos Aires; con Myriam Bregman, Gabriel Solano, Mercedes Trimarchi, Mercedes de Mendietta y Pablo Almeida en CABA; con Liliana Olivero en Córdoba; con Alejandro Vilca en Jujuy; y con las restantes candidatas y candidatos del FIT Unidad en todo el país.

Después de las elecciones tendremos enormes desafíos. Estará planteado para el pueblo trabajador cómo enfrentar el mayor ajuste que se viene, de la mano del acuerdo con el FMI. Por eso es fundamental fortalecer al Frente de Izquierda Unidad. Lograr que siga habiendo diputadas y diputados de izquierda en el Congreso Nacional y las legislaturas provinciales. Así estaremos más fuertes para dar la pelea, por el futuro de los trabajadores, la juventud, las mujeres y las disidencias. Porque estará planteado más que nunca el dilema: deuda y FMI o salario, trabajo, educación, salud y vivienda.


Escribe Mónica Schlotthauer, diputada nacional por Izquierda Socialista / FIT Unidad

Mientras Máximo Kirchner y el presidente Alberto Fernández discursean contra el Fondo Monetario y el pago de la deuda externa, el propio presidente viaja a Europa con su ministro Martín Guzmán y otros funcionarios para avanzar en la firma del acuerdo con el FMI.

Lo dijo el presidente Alberto Fernández en el acto homenaje por el aniversario del fallecimiento de Néstor Kirchner: “no nos vamos a arrodillar ante el FMI”. Al mismo tiempo, La Cámpora inauguró un nuevo cantito contra el Fondo. ¿Es que acaso el gobierno del Frente de Todos está evaluando romper con el organismo y dejar de pagar la deuda externa? Nada más alejado de la realidad. Veamos los hechos.

Casi directamente después del acto, el presidente Fernández abordó el avión que lo llevó primero a Italia a la reunión del G20 y luego a la cumbre climática de Glasgow. En ambas reuniones el objetivo principal del gobierno peronista fue avanzar lo más posible en la firma del acuerdo con el FMI. Para ello concurrieron el ministro de Relaciones Exteriores Santiago Cafiero, el de Economía Martín Guzmán, incluso la delegación se vio reforzada con la presencia del secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Béliz. No es una novedad. En la reunión anterior, hace apenas diez días en Washington, también estuvieron presentes el jefe de Gabinete Juan Luis Manzur y el presidente del Banco Central Miguel Pesce. El presidente Fernández le dedicó un tiempo sustancial de su visita a reunirse con la titular del FMI Kristalina Georgieva. Es un secreto a voces que toda la presión diplomática de nuestro país en la declaración final del G20 fue para que se incluyera un párrafo donde se dice que el FMI “estudiaría” los niveles de las tasas de interés que se le cobran a los países deudores como la Argentina. Ni siquiera dice que hay un compromiso de bajar las tasas, a pesar de lo cual el gobierno lo presentó como un gran “triunfo” diplomático. Lo otro que se encargó de difundir la Cancillería fue el apretón de manos entre Alberto Fernández y Joe Biden, luego que el gobierno fracasara en lograr siquiera ser recibido por el presidente yanqui.

En síntesis, el gobierno de Alberto Fernández fue literalmente a ponerse de rodillas frente al establishment político y económico internacional, mendigando que, al menos, nos resten “una moneda” de la millonada que se le debe al FMI. Recordemos que es producto del préstamo tomado por el gobierno de Macri, que fue usado en su totalidad para financiar la fuga de capitales.

El gobierno del Frente de Todos, que en la campaña electoral de hace dos años arrancó diciendo que “bajo ningún concepto iba a firmar un acuerdo que implicara un ajuste”, pasó a elaborar ya el año pasado, y mucho más este, un presupuesto con reducción de déficit fiscal y partidas sociales, a la medida de las exigencias del FMI.

Este año viró desde las declaraciones del 25 de mayo de que había que suspender todos los pagos de deuda durante la pandemia, a las órdenes de Cristina de destinar el dinero enviado por el Fondo para atender la pandemia a pagar vencimientos de dicho organismo. Así se hizo con los 1.800 millones de dólares abonados en agosto, los 400 que se pagan esta semana y los nuevos 1.800 que se pagarán en diciembre.

Por supuesto, nunca pasaron de discursos los planteos de que se pagaría “a 20 años”. El FMI, siguiendo estrictamente sus estatutos, exige cancelar la deuda en diez años, comenzando a devolver el capital a partir de 2026. Pero los intereses hay que pagarlos a partir de  los seis meses posteriores a la firma del acuerdo.

Ahora hay muy serios rumores de que, para firmar el acuerdo, el Fondo estaría exigiendo avanzar con una devaluación. Y, tal como era de esperar, reaparecen los planteos de que se avance con reformas fiscales, previsionales y laborales. Traducido: hambrear a los presentes y futuros jubilados e ir a fondo con la flexibilización laboral requerida por las patronales.

No hay, entonces, ruptura posible con el Fondo. Sí, lo decimos con todas las letras: el gobierno se va a arrodillar ante el FMI. Más aún, va a contar, al hacerlo, con el apoyo de Juntos por el Cambio y también de Milei y Espert. Ahí va a desaparecer tanto “la grieta” como la “casta política”.

No te dejes engañar: los únicos que de verdad exigimos la ruptura con el FMI y el no pago de la deuda externa somos el Frente de Izquierda Unidad. De ahí saldrán los recursos para resolver las más urgentes necesidades populares. Para fortalecer esta alternativa, te pedimos que el próximo domingo 14 nos votes, para que así siga habiendo diputadas y diputados de izquierda.  

Mientras siguen las negociaciones con el Fondo van cayendo los vencimientos, que son pagados en efectivo. A los 1.800 millones de dólares abonados en agosto, se le sumaron esta semana otros 400, que ni siquiera amortizan el capital de la deuda: son intereses por atrasos en el pago. Y a esto se le sumarán otros 1.892 el 22 de diciembre. Recapitulando: 4.000 millones de dólares, 800.000 millones de pesos, casi lo mismo que todo lo que se puso este año para la pandemia. Con ese dinero se podrían pagar dos rondas enteras de IFE a nueve millones de personas por 40.000 pesos. Una demostración clarísima de lo que venimos denunciando: la prioridad al FMI por sobre las necesidades del pueblo trabajador.


Escribe Mercedes de Mendieta, legisladora porteña y candidata a diputada nacional por Izquierda Socialista/FIT Unidad

Muchas compañeras y compañeros nos plantean sus dudas sobre las consecuencias de romper con el FMI y dejar de pagar la deuda externa. ¿Qué consecuencias nos traería?

Si seguimos pagando la deuda externa no hay futuro para el pueblo trabajador. Es una bola de nieve infernal que sigue creciendo. Más pagamos, más debemos. Las consecuencias, gobierno tras gobierno, están a la vista. En 1974 teníamos un 4% de pobreza, hoy estamos arriba del 40%. Es la foto más gráfica de las consecuencias del endeudamiento externo. A esto hay que sumarle los planes de ajuste que nos impone el FMI, justamente con el objetivo de ir pagando vencimiento tras vencimiento.

Ahora estamos otra vez a las puertas de la firma de un nuevo acuerdo con el Fondo. Como todos los que firmó la Argentina en su historia, o como absolutamente todos los que se les impusieron a los distintos países sometidos al imperialismo del mundo, sólo crearán más pobreza, marginación, desempleo, peores salarios y retroceso en la salud y la educación públicas. No hay ninguna posibilidad de un “acuerdo progresista”, aunque el gobierno de Alberto Fernández quiera vendernos este argumento.

¿Qué hacer? Desde el Frente de Izquierda Unidad somos categóricos: suspender inmediatamente todo pago de deuda externa y romper los lazos políticos y económicos que nos someten al FMI. ¡Ahí está el dinero y la independencia económica que necesitamos para lanzar un programa alternativo que atienda las más urgentes necesidades populares!

¿Qué consecuencias nos traería?

Existe una enorme y total coincidencia entre el Frente de Todos, Juntos por el Cambio y también Milei y Espert: que es imposible dejar de pagar la deuda y romper con el Fondo. Por supuesto, Juntos por el Cambio y los libertarios dicen que el pacto con el FMI nos obligaría ajustar y que eso es la salida para la economía. El Frente de Todos, con su típico doble discurso, dice que “no nos vamos a poner de rodillas con el Fondo”, afirmando que van a negociar duro para finalmente llegar a un acuerdo que no implique un ajuste. Como dijimos más arriba, eso no existe. De lo que no cabe duda es que sí pagaremos. “Siempre pagamos, somos pagadores seriales”, confesó no hace mucho la vicepresidente Cristina Fernández.

Pero, ¿y si no pagamos? ¿Y si nos vamos de la negociación y rompemos con el Fondo? Ahí de nuevo todos, peronistas, macristas y libertarios coinciden en que “nos caemos del mundo”, “vendrán las consecuencias”, “nos aislamos” y los mil y un males.

Mentira. Lo decimos tajantemente. No es cierto que no se puede dejar de pagar la deuda. Un estudio de dos economistas reconocidos a nivel internacional, Carmen Reinhort y Kenneth Rogoff, han relevado 800 casos de no pagos de deuda desde el siglo XIX hasta hoy. Hay ejemplos de todo tipo. Pero nos vamos a concentrar en uno que nos toca de cerca: en diciembre de 2001, la movilización del Argentinazo impuso el no pago de la deuda. En 2002 ese dinero que ya estaba presupuestado para entregárselo a los pulpos acreedores fue el que se utilizó para pagar dos millones de planes a quienes no tenían ningún tipo de cobertura frente a la desocupación. Y en los años siguientes, hasta que el kirchnerismo impuso volver a pagar la deuda en 2005, hubo superávit fiscal (lo que se recaudaba era más que lo que se gastaba) lo que permitió que, duras luchas mediante, se lograra recuperar un poco el salario y el empleo. Durante todo ese período, nadie “bloqueó” ni “sancionó” a nuestro país.

Por supuesto, mientras no se paga la deuda ni se arregla con el Fondo, no entran más fondos especulativos, ni aumenta el endeudamiento. Esto sólo es un problema para los que viven de las superganancias que generan esos negocios.
Lo mismo con respecto al FMI. Digamos de entrada que, cuando se creó el Fondo al final de la Segunda Guerra Mundial, la Argentina no ingresó, ni lo hizo en los diez años posteriores. Recién con el golpe gorila de 1955, la dictadura de Aramburu hizo que entráramos a ese organismo. A partir de ahí, cada acuerdo con el Fondo significó un plan de ajuste. Esto se agudizó después cuando la dictadura genocida creó la deuda externa que sufrimos aún hoy. Todos los acuerdos posteriores con el FMI obligaron a feroces ajustes con el objetivo de pagar los vencimientos de dicha deuda, que siguió creciendo hasta el infinito.

La propuesta del FIT Unidad es posible y necesaria

En síntesis, cualquier consecuencia que pueda surgir del no pago de la deuda o de la ruptura con el FMI, perjudicará mucho más a los pulpos acreedores que al pueblo trabajador. Incluso, en el caso que el establishment internacional y el imperialismo amenacen con alguna sanción, desde nuestro país  le opondremos el llamado a la conformación de un Club de deudores latinoamericanos, ya que el flagelo de la deuda nos afecta a todos de conjunto. Si nuestras riquezas, en vez de ser saqueadas, se utilizan para atender las necesidades conjuntas de nuestros pueblos, tendremos recursos de sobra para resolver las urgentes necesidades de salario, trabajo, salud, educación y vivienda que tenemos pendientes. Esta es la propuesta que postulamos desde el Frente de Izquierda Unidad. Te invitamos a fortalecerla con tu voto.

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