El sindicalismo combativo estuvo en primera fila resistiendo el nuevo ajuste del gobierno de Macri. Los ferroviarios del Sarmiento, los Suteba multicolores, Ademys, el Sutna junto con otras listas opositoras y cuerpos de delegados nos movilizamos el 29 de noviembre y el 6 de diciembre masivamente contra la reforma laboral. A posteriori, estuvimos repudiando el ajuste a los jubilados en las multitudinarias jornadas del 14 y el 18 de diciembre. Frente a la traición y borrada de la CGT, realizamos paros allí donde dirigimos, promovimos asambleas y organizamos a miles de compañeros que se movilizaron en las distintas marchas.
Muchos compañeros se preguntan el motivo por el cual, a pesar de las multitudinarias manifestaciones y de la creciente bronca popular que expresa el repudio de millones, la ley de reforma previsional terminó finalmente aprobándose.
EscribeJosé Castillo
Crece la bronca y la movilización
Se palpa en el aire que hubo un gran cambio después de las movilizaciones del jueves 14 y el lunes 18 de diciembre. La bronca contra el gobierno aumentó muchísimo. En los lugares de trabajo, en los barrios, surge la pregunta: ¿cómo quedó el gobierno? Porque por un lado es cierto que logró hacer aprobar la reforma previsional y luego el conjunto del paquete impositivo y el presupuesto 2018 (aunque no la reforma laboral, por la que tuvo que resignarse a tratarla en 2018). Algunos podrán pensar que esto “fortaleció” al gobierno. De hecho, esta es la imagen que tratan de mostrar Macri y sus ministros.
Después del masivo repudio al robo a los jubilados
Macri logró, con la complicidad de sectores del peronismo, hacer pasar las leyes de ajuste, principalmente el robo a los jubilados. Pero la contrapartida fue un repudio masivo: centenares de miles salieron a las calles en las jornadas del 14 y el 18 de diciembre. Millones rechazan las “reformas”.
Escribe Martín Fú
Hace unas semanas se conoció el escandaloso acuerdo de la UOM, congelando los sueldos de los trabajadores metalúrgicos hasta 2020 con la promesa de no despedir a ningún metalúrgico. Con el aval de la gobernadora Bertone, las cámaras del sector y el sindicato, este leonino pacto incluía un compromiso para mejorar la competitividad y productividad, es decir, aparte de congelar los salarios se aumentarían los ritmos de producción.