Jul 16, 2024 Last Updated 4:46 PM, Jul 16, 2024


Escribe Mercedes de Mendieta, diputada nacional electa Izquierda Socialista/ FIT Unidad

Los primeros nombres del gabinete de terror de Milei son personajes, donde algunos fueron funcionarios de distintos gobiernos patronales y otros, siempre estuvieron al servicio de los bancos y multinacionales que hicieron enormes ganancias hambreando a la clase trabajadora. Nada “nuevo”, todos conformarán el equipo del ajuste para tratar de implementar el plan motosierra contra el pueblo trabajador y sectores populares.

Emilio Ocampo estará a cargo del Banco Central, uno de los defensores de la dolarización. Trabajó en Morgan Stanley, uno de los grandes bancos de inversiones yanqui (buitres) que usufructúan con las deudas externas, y pertenece a la Fundación Libertad y Progreso (que preside Alberto Benegas Lynch, diputado electo por La Libertad Avanza -LLA-, quien declaró: “Que tengamos una ley del aborto me parece la salvajada más espantosa”).

Federico Sturzenegger se nombra como posible ministro de Economía. Del equipo de Macri, del de Menem y del de De la Rúa, dónde jugó un rol central en el megacanje que incrementó la deuda externa. Durante el gobierno de Juntos por el Cambio creó los créditos UVA y está denunciado por la estafa del préstamo del FMI.

Miguel Ángel Toma estaría a cargo de la AFI, fue el jefe de Seguridad interior con Menem y secretario de inteligencia de Duhalde. Como directivo del Grupo Techint (con Macri) justificó los despidos de 1.400 trabajadores.

Carolina Píparo estará a cargo de la ANSES. Fue la candidata a gobernadora en la provincia de Buenos Aires y referenta de la mano dura. Sandra Pettovello estaría a cargo del nuevo ministerio de Capital Humano, fue militante de la Ucede y de PRO. Su rol será degradar a secretarías las carteras de Educación, Salud, Trabajo y Desarrollo Social.

La nueva canciller sería Diana Mondino. Defensora de la venta de órganos, de la privatización y de la entrega de Malvinas a los ingleses. Recientemente comparó el tener “piojos” con el matrimonio igualitario.

El especulador financiero Ramiro Marra se haría cargo de la AFIP. En 2019 peleó una banca dentro de la “casta” junto a Lavagna. Fue inversionista de IRSA, la principal constructora amiga de PRO y beneficiada con todo tipo de negociados con el espacio público.

La Secretaría de Gobierno sería para su hermana, Karina Milei, una figura clave de LLA durante toda la campaña electoral. Es relacionista pública y organizadora de eventos. El propio Javier Milei la comparó con “el profeta” Moisés.

Para completar, suman a un “panquecazo”, Florencio Randazzo. Fue ministro de Transporte de Cristina Kirchner, candidato a vicepresidente junto a Schiaretti y podría terminar siendo presidente de la cámara de diputados o secretario de Transporte.
                                                                                                

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, felicitó al presidente electo Javier Milei por Twitter: “Felicitaciones al presidente electo Javier Milei. Esperamos trabajar estrechamente con él y su administración en el próximo período”.

En las primeras semanas de mandato, el presidente electo deberá afrontar vencimientos de deuda por unos 2.850 millones de dólares, suma que saldrá de un ajuste superior al actual. El organismo respalda a Milei en los ajustes “drásticos, sin gradualismo” para pagar la deuda externa a costa del hambre de las mayorías.

Por eso, la salida es el camino opuesto, romper con el FMI y utilizar esos recursos para poner en marcha un plan económico obrero y popular para resolver las más urgentes necesidades de la clase trabajadora y sectores populares.

Escribe Adolfo Santos

Impactados por el resultado electoral del domingo 19 de noviembre, los dirigentes peronistas buscan una explicación frente a la derrota a manos del ultraderechista Javier Milei. Muchos de ellos, culpan a los medios y otros, a los propios votantes que no habrían sido capaces de comprender el peligro que significaba el candidato de La Libertad Avanza. Lejos de eso, creemos que el mayor responsable del triunfo de Milei, es el propio gobierno peronista y sus políticas nefastas.

No se podía esperar un resultado diferente con un gobierno peronista que frustró ampliamente las expectativas de las y los trabajadores y sectores populares. No tuvimos las “heladeras llenas” prometidas después de los cuatro años del desastroso gobierno Macri. Al contrario, el Frente de Todos, ahora Unión por la Patria, encabezado por Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa, profundizaron la decadencia. De la mano del Fondo Monetario aplicaron nuevos ajustes para cumplir con los acuerdos y nos impusieron una inflación de más de 140% que pulveriza salarios y jubilaciones y nos somete a una pobreza que supera el 40%. Un brutal ajuste hecho con la complicidad de la CGT, las CTA y el conjunto de la traidora burocracia sindical.

Esa es la principal explicación del resultado electoral, fue un voto castigo ante una situación económica insoportable. Aunque hay más motivos para rechazar al gobierno peronista, la inseguridad, la corrupción y dirigentes viviendo como millonarios, ajenos a las principales necesidades del pueblo trabajador. Fue un voto esencialmente contra el gobierno y la falta de políticas de fondo para resolver los graves problemas sociales, lo que no significa necesariamente un apoyo a las propuestas ultraderechistas de Milei. No importó que Massa haya ganado el debate, que Milei sea tildado de desequilibrado o que hablara con Conan, su perro muerto, primó el hartazgo y el repudio a las propuestas políticas que nos gobiernan hace décadas y a quienes las aplicaron. Esas son las principales razones que indujeron a que el voto se canalice equivocadamente hacia un ultraderechista tipo Bolsonaro cuyo fracaso ya se evidenció en Brasil.

El peronismo no es salida

Frente a este resultado es importante sacar conclusiones. En primer lugar, que el peronismo como referente de la clase trabajadora y las demandas populares ya no es alternativa. Sus relaciones estrechas con el Fondo Monetario lo atan a los intereses del sistema financiero internacional, y sus gobiernos estuvieron marcados por la dependencia económica y política.

Sus políticas al servicio de los bancos demostraron, una vez más, que, al igual que los partidos que integran Juntos por el Cambio, gobiernan para los intereses de los poderosos. La defensa del extractivismo de las multinacionales, por ejemplo, ubica al peronismo en la vereda opuesta a las luchas ambientales.

Es un partido patronal que se construye con el apoyo de los grandes empresarios, por eso es probable que un sector de la dirigencia peronista busque un lugar al lado del nuevo gobierno y acompañe parte de las reformas reaccionarias que viene planteando Milei. Prueba de ello son algunas declaraciones de los burócratas sindicales peronistas (ver "Cavalieri, Barrionuevo y el nefasto papel de la burocracia sindical peronista").

Con el gobierno peronista de Alberto, Cristina y Massa profundizaron la crisis económica-social y no cumplieron con la  promesasde la “heladera llena”. Es evidente que el peronismo no es la herramienta que necesita la clase trabajadora, las y los jubilados, las mujeres y la juventud para enfrentar el nuevo gobierno ultraderechista encabezado por Milei y mejorar la situación de la clase trabajadora y sectores populares.  

De los últimos veinte años, el peronismo kirchnerista gobernó dieciséis, sin embargo no hizo cambios económicos estructurales para resolver los graves problemas sociales del país. Cristina sostiene que el capitalismo es “el sistema económico de producción de bienes y servicios que se ha demostrado más eficiente”, en esto coincide con Milei, Macri y todos los políticos patronales. Pero lo cierto es que bajo este sistema solo ha crecido la pobreza y la miseria, por lo que necesitamos un cambio de fondo.

Desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda somos los únicos que planteamos un programa distinto al ajuste permanente, que pasa por romper con el FMI, dejar de pagar la deuda externa y lograr un gobierno de las y los trabajadores en camino a un socialismo con democracia obrera para poner todos los recursos al servicio de resolver las necesidades populares. Por eso, te invitamos a incorporarte a Izquierda Socialista para ayudarnos a avanzar en este proyecto.

Escribe Adolfo Santos

Hay otros actores importantes que ayudaron a hundir al peronismo y determinaron el triunfo de la ultraderecha. Al hartazgo, hay que sumarle la orfandad con que las y los trabajadores, se vieron expuestos para enfrentar a este gobierno. La burocracia sindical que conduce la CGT fue una vergüenza. Los principales dirigentes sindicales actuaron en estos años como agentes de los patrones y del gobierno peronista y no de las necesidades de sus bases. Dejaron pasar los ajustes, negociaron reducciones de derechos durante la pandemia, cerraron paritarias a la baja, apoyaron los acuerdos con el FMI que implican más ajustes mientras se fotografiaban con el embajador de los Estados Unidos Marc Stanley.

Después del triunfo de Milei, los burócratas sindicales no han manifestado preocupación con las medidas anunciadas ni piensan convocar a los trabajadores para debatir los peligros del nuevo gobierno y como organizarnos para enfrentarlos. Al contrario, hubo quien le envió un mensaje de “felicitación” al nuevo presidente. “No nos estamos pintando la cara. Tiene que primar la sensatez”, le transmitió a Clarín otro dirigente cegetista.  Los menos recatados, como el mercantil Armando Cavalieri y el gastronómico Luis Barrionuevo, han sido claros. El dirigente de comercio, refiriéndose a Milei, advirtió en un comunicado dirigido a su sector: “es imperante que nos pongamos a trabajar fuertemente sin mezquindades para lograr los acuerdos necesarios”.

Mientras que Barrionuevo, recordado por decir: “tenemos que dejar de robar por dos años”, fue más allá y se realineó nuevamente con Milei. “Estamos para colaborar y trabajar. A mi no me enamoran los hombres, lo que me enamoran son los proyectos y la gestión”. Lamentablemente, no hay nada de extraño en un burócrata sindical peronista enamorado de un proyecto patronal y ultraderechista. Con estos burócratas no hay salida. Necesitamos construir una nueva dirección combativa y democrática. Es el camino que nos muestra el Plenario del Sindicalismo Combativo que impulsan los ferroviarios del Sarmiento, el Sutna, las conducciones y oposición Multicolor en docente, entre otros. El camino es la democracia sindical para decidir, autonomía de los patrones y los gobiernos y la lucha como método de conquista.
      

Estamos a menos de dos semanas del balotaje, que definirá el próximo presidente. ¿En qué condiciones llegan el pueblo trabajador y sectores populares? Bronca, desilusión, puede ser una primera imagen. Se acaba de conocer el índice de precios de la ciudad de Buenos Aires, que anticipa en unos días al nacional que da a conocer el Indec: 9,4% sumando un 146,4% en los diez primeros meses del año. Desde la devaluación de agosto, realizada por exigencia del FMI a hoy, vamos a tener alrededor de un 30% de suba de precios, número mucho peor cuando observamos lo que pasó con los bienes de la canasta familiar. Cualquier estadística que tomemos no nos deja mentir: los salarios y las jubilaciones, que ya venían perdiendo y por mucho con respecto a la inflación de los últimos años, sufrieron en este trimestre un nuevo zarpazo que virtualmente los pulverizaron. No lo pueden disimular ni siquiera las medidas paliativas y electoralistas que tomó el gobierno en los últimos dos meses. Todo esto es la culminación de un ajuste que ya lleva todo el actual gobierno peronista del Frente de Todos, sometido a cumplir con las exigencias del Fondo y los cronogramas permanentes de vencimientos de deuda externa. Así llegamos a un 40% de pobres. A que sea una utopía algo tan básico como poder alquilar un lugar para vivir.

Por eso, los miles que votaron a Massa en la primera vuelta, no lo hicieron contentos, ni mucho menos entusiasmados. Fue apenas la reacción ante el abismo que planteaba la posibilidad de un triunfo del ultraderechista Milei.

Es que si bronca o desilusión es un primer adjetivo adecuado para explicar lo que se percibe en infinidad de diálogos con compañeras y compañeros de trabajo, estudio, vecinos o familiares, lo segundo es preocupación. Ante la posibilidad de que, justamente por culpa del desastre que ha sido este gobierno para el pueblo trabajador, llegue a ganar un candidato ultraderechista, negacionista de la dictadura, que propone legalizar la compra-venta de órganos, privatizar todo, desde los ferrocarriles hasta las ballenas, antiderechos de las mujeres hasta el extremo ya no solo de plantear terminar con el aborto legal, sino incluso con la responsabilidad de los padres de mantener a sus hijos pasando la cuota alimentaria; con candidatos que tratan a las disidencias asimilándolas a “gente con piojos”; y un etcétera infinito. Donde la clase trabajadora y sectores populares olfatean que lo que se viene si gana este personaje es perder más derechos laborales y ser reprimido y encarcelado si se intenta protestar.

Por eso, son miles los que, incluso con bronca y la nariz tapada, votaron a Massa en octubre. Y serán muchos más los que ya anuncian que lo harán en el balotaje. Es que son millones los que plantean que lo fundamental es decir ¡No! al facho de Milei, a la negacionista y pro-milica Victoria Villarruel y al tren fantasma que lo acompaña, ahora sumando desde hace un par de semanas nada menos que al ajustador Macri y la “rambo” Patricia Bullrich. Por eso, desde Izquierda Socialista compartimos la preocupación ante la posibilidad del triunfo del ultraderechista y hemos planteado el llamado al voto crítico a Massa (ver "Declaración de Izquierda Socialista sobre el balotaje / Llamamos a votar contra el ultraderechista Milei").

Diciendo con toda claridad: no le damos ningún apoyo político a Massa, ni al actual gobierno, ni a un futuro gobierno de Unión por la Patria. Seguimos criticando y apoyando todas las luchas contra el ajuste en curso, hasta el mismo día de la elección. Y, al día siguiente del balotaje, si gana Massa, ya estaremos enfrentando el nuevo ajuste que, sin duda, llevará adelante el nuevo gobierno de la mano del FMI.

Sergio Massa desde poco antes de la primera vuelta viene hablando de armar un gobierno de unidad nacional con el resto de los partidos patronales. Así va sumando, con más o menos apoyo explícito, a radicales (se habla del represor Gerardo Morales), de legisladores del peronismo cordobés, del salteño Urtubey (que se acaba de pronunciar públicamente por Massa) y de tantos otros. Massa incluso ha hecho un guiño al establishment económico anunciando que su ministro de Economía será de “otro espacio político”. Es que ese eventual gobierno de unidad nacional estará, como el actual, al servicio de un nuevo plan de ajuste, surgido de la “renegociación” del acuerdo con el Fondo y los buitres de la deuda.

En estos pocos días que quedan compartimos y somos parte de los millones que quieren cerrarle el paso al gobierno al ultraderechista Milei y sus políticas de guerra contra el pueblo trabajador. Pero, al igual que tantos otros compañeros y compañeras, ya avisamos que estaremos desde el primer día en las calles peleando contra el mayor ajuste que se viene, sea quien sea el ganador. Y planteando, tras esta coyuntura, que la única salida, incluso para que no aparezca más un Milei es construir otra alternativa política, la que plantea Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad, diciendo que quienes deben gobernar son las y los trabajadores, con un programa diferente obrero y popular, que comience por suspender los pagos de deuda externa, romper con el FMI y priorizar con todo ese dinero la resolución de las más urgentes necesidades populares. Superando al peronismo que nos ha llevado a esta situación y postulando la construcción de una Argentina socialista. A esa pelea te convocamos.

Nuestro semanario. En el que te acercamos el reflejo de las luchas del movimiento obrero, las mujeres y la juventud, además un análisis de los principales hechos de la realidad nacional e internacional.

Es una herramienta fundamental para fortalecer a Izquierda Socialista y al Frente de Izquierda.

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