Jul 16, 2024 Last Updated 6:38 PM, Jul 16, 2024

Escribe Reynaldo Saccone, ex presidente de la Cicop

Las declaraciones de la economista Diana Mondino mostraron en toda su ferocidad la entraña patronal al servicio de los monopolios del candidato ultraderechista Javier Milei. “¿Qué es el mercado de órganos? Vos necesitás un riñón y no hay nadie … que te lo pueda o quiera donar. Pero a lo mejor hay alguien en la otra punta que es compatible […] Hay un señor que se ha ganado el Premio Nobel por esto, que es Alvin Roth” (La Nación, 1/11/2023), simplificó la libertaria. Le faltó decir dos cosas: una, que eso es habilitar la compra venta de órganos; la segunda, que el proyecto de un mercado legal internacional de órganos elaborado por el nombrado Premio Nobel fue rechazado tajantemente por la Unión Europea.
 
¿Qué hay detrás de la compra venta de órganos?

La revista médica británica Lancet señalaba ya el 10/5/2003: “En general, el movimiento de los riñones [lo más frecuente] … [va] del Sur al Norte, del Este al Oeste, de cuerpos pobres a otros más adinerados, de cuerpos negros y morenos a blancos, de mujeres a hombres, o de individuos pobres, de baja posición, a individuos más acomodados”. Organs Watch, grupo que investiga el tráfico de órganos, revela que: “el receptor de órganos promedio [tiene] ingresos anuales de 53.000 dólares, mientras que el donante promedio […] ingresos inferiores a 500”. Los receptores pueden pagar entre 50.000 y 100.000 dólares por un riñón, un hígado, un corazón o cualquier otro órgano, según un funcionario del Consejo de Europa; los donantes reciben menos de 5.000.

Se trata de un negocio global de miles de millones de dólares. Como informa Interpol, requiere grandes capitales para una infraestructura importante: laboratorios, quirófanos, conservación y transporte, equipos de profesionales, reclutadores y vendedores.  

Una forma cruenta de la superexplotación capitalista

Entre los miembros más pobres y explotados de la clase trabajadora (muy especialmente de los países semicoloniales) se encuentran quienes se ven obligados a vender sus vísceras para poder satisfacer necesidades elementales. No se trata solo de alquilar la fuerza de trabajo del obrero sino de convertir su carne y su sangre en una mercancía. Con brutal cinismo, los defensores de la legalización del comercio de órganos se preguntan ¿por qué si los trabajadores reciben salarios altos por labores riesgosas no pueden cobrar por la venta de sus órganos para salvar la vida de otras personas?

Rechazamos esa aberrante propuesta capitalista que pretende la apropiación de la carne y la sangre de la clase trabajadora. El principio gremial innegociable “no entregar salud a cambio de mayor salario” es parte de la lucha de las y los trabajadores de todo el mundo desde hace más de doscientos años por la seguridad en el trabajo, por la disminución de la jornada laboral y por la defensa de la salud del trabajador y la trabajadora que incluye su integridad física.
 
 

Escribe Nicolás Núñez

La posibilidad de que el binomio Milei-Villarruel llegue a la Casa Rosada entusiasma a quienes llevaron adelante el genocidio de la última dictadura cívico militar. Las recurrentes intervenciones del candidato al balotaje justificando a los milicos asesinos, y negando a las y los 30.000 detenidos desaparecidos, y la histórica militancia de su compañera de fórmula en pos de la liberación de los condenados por crímenes de lesa humanidad, abren una esperanza de indultos y de fortalecimiento del aparato represivo del Estado.

Así lo expresó Jorge Eduardo “El Tigre” Acosta, cabecilla de los genocidas que operaron en la Escuela de Mecánica de la Armada, quien desde una carta circulada desde la Unidad 34 de Campo de Mayo donde se encuentra detenido, señaló que el triunfo de la fórmula ultraderechista podría representar la llegada de “la verdad”, aclarando que no es “la verdad que surgió de juicios manejados por la patria socialista”. Luego se le sumó “Churrasco” Sandoval, otro genocida de la ex-ESMA. También se expresó la siniestra Cecilia Pando, quien terminó por confesar que fue Villarruel quien la inició en las visitas a genocidas en las cárceles y le exigió a la candidata que retome la agenda de garantizar la libertad de quienes secuestraron, violaron, apropiaron bebés, y arrojaron cuerpos destrozados por la tortura al Río de La Plata.

En este contexto, no debe pasar inadvertido que en su campaña, en las semanas previas a las primarias de agosto, la flamante aliada de Milei, Patricia Bullrich, había ya planteado en un acto junto a veteranos en Punta Alta, que era injusto que haya militares que participaron del conflicto de Malvinas que estén presos, criterio que dejaría en libertad, entre otros, a Alfredo Astiz. Se trata de la misma que ante el asesinato de Santiago Maldonado había prometido que no iba a “revolear un gendarme por la ventana”.

Desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda señalamos que Milei y compañía “discuten la cifra de los 30.000 detenidos desaparecidos porque están dispuestos a hacerlo de nuevo”, y que su plan económico guarda tantas similitudes e incluso profundiza el de Martínez de Hoz y eso sólo puede hacerse con una brutal represión. Mientras seguimos luchando contra la represión y la impunidad de ayer y de hoy, por la apertura de los archivos de la dictadura que ningún gobierno quiso abrir, tenemos que decir que como no olvidamos, no perdonamos y no nos reconciliamos, tenemos que hacer todos los esfuerzos por evitar que Milei y Villarruel sean los nuevos comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas, y bloquear su plan de salto cualitativo en la represión e indulto a los genocidas.   

Escribe Mariano Barba

Sobre fines de octubre faltaron los combustibles en las estaciones de servicio. Las empresas que extraen gas y petróleo del subsuelo argentino se lavaron las manos, pero son las principales responsables, junto con el gobierno peronista que las deja especular y hasta las premia con subsidios. Hay que terminar con el saqueo.

En el país 18,5 millones son pobres y en la provincia de la Vaca Muerta 300 mil. Los partidos patronales acuerdan continuar el saqueo en Vaca Muerta para que las multinacionales se lleven todo. En 2013 la ley que habilitó el pacto Chevron-YPF fue impuesto con represión en la legislatura de Neuquén luego de votarse en el Congreso Nacional a pedido del gobierno peronista de Cristina Kirchner. Desde ese momento se dieron más de diez mil accidentes de trabajo, algunos significaron pérdidas de vida de trabajadores y también se producen daños ambientales irreparables, como grandes derrames y movimientos sísmicos generados por el voraz avance de la hidrofractura perforando la roca a miles de metros de profundidad y usando 600 químicos distintos. La proyección con la que se entusiasman las multinacionales es que Vaca Muerta tiene una capacidad productiva estimada en 16.000 millones de barriles de petróleo y 308 billones de pies cúbicos de gas: una de las mayores reservas de ambos recursos del mundo. La producción crece semestre tras semestre. En la actualidad Vaca Muerta representa más de la mitad de la producción total de crudo. En los primeros seis meses de este año el incremento de la producción de petróleo en general fue de casi 12% respecto a igual período del año pasado, impulsada por la hidrofractura,  que marcó un alza del 37%, superando los 300.000 barriles diarios. Igual pasó en la producción de gas que con el mismo método extractivo creció un 2,7% en seis meses y alcanzó un 10,3% interanual.

¿Por qué faltaron los combustibles?

Por diversas razones, donde la más importante es el chantaje de las multinacionales que refinan el petróleo como Axion, Shell, PAE, y Puma que tienen cinco plantas. YPF cuenta con tres. El petróleo sobra en la producción a tal punto que cerca del 40% se exporta, empezando por el de Cerro Dragón (Chubut), que opera Pan American Energy (PAE), que se exporta casi en su totalidad. La ampliación del oleoducto, que une Vaca Muerta con el puerto Coronel Rosales en Bahía Blanca, y el proyectado puerto exportador denominado Oleoducto Vaca Muerta Sur que llegaría al golfo San Jorge (Río Negro) también tienen por objetivo ampliar la exportación para que ingresen los dólares al Banco Central, según el gobierno peronista. Lo que no dice el gobierno es que el grueso de los dólares que entran por exportación van a parar a las ganancias de las multinacionales. Por eso prefieren exportar a refinar en el país, y extorsionan frenando el destilado para que aumente el precio del surtidor.

Si bien el ministro Sergio Massa amenazó con sancionar a las refinadoras si no aparecía el combustible a las 24 del martes 31, lo hizo para la tribuna, porque el accionar “a piachere” de esas empresas está amparada por el propio gobierno peronista que les permite que controlen el negocio del gas y petróleo y encima les autorizó un incremento de precios del 9%. Producen y destilan lo que quieren a tal punto que son ellas las encargadas de medir los metros cúbicos de petróleo y de gas e informar luego a los gobiernos provinciales.

Por su lado la administración de YPF (a cargo del gobierno nacional) también cuenta con responsabilidad, porque el área comercial viene presionando por el precio en el surtidor, tal como lo aplicó con dos aumentos en los últimos cincuenta días. Con el agravante que el país tiene que importar el 20% de los combustibles que consume, eso significa varios barcos anuales, y en esta oportunidad, entre el Ministerio de Economía de Massa y la gerencia de YPF no se garantizó la provisión de dólares para pagar los diez barcos que esperaban cerca de los puertos. Y esos dólares necesarios no están en el Banco Central porque se fueron para pagar la cuota al FMI. Esto fue aprovechado por el ultraderechista Javier Milei para afirmar “esto ocurre por culpa del Estado”, una aseveración mentirosa porque el negocio está en manos de las multinacionales a las que Milei quiere liberar el precio totalmente.

Nuestra salida de fondo

Vaca Muerta no nos va a salvar. Así nos prometieron que pasaría con la explotación megaminera. El modelo era Barrick Gold, pero no nos dejó “miles de puestos de trabajo” sino desocupados, desolación y pasivo ambiental.

El gas y el petróleo son recursos estratégicos y no renovables. Hay que parar con el saqueo. Desde Izquierda Socialista/FIT Unidad planteamos renacionalizar toda la industria petrolera y gasífera, bajo control de sus trabajadores, sus técnicos, las organizaciones de usuarios y las comunidades originarias, para que toda la renta petrolera quede en las provincias productoras y en el país y no solo el miserable 12% que queda hoy en concepto de regalías.  Rescindir todas las concesiones, convencionales y no convencionales, y poner todas esas reservas en manos de una empresa, una nueva YPF y un nuevo Gas del Estado, 100% estatal, que monopolice la actividad desde la prospección, pasando por la extracción, el refinado, el transporte y la comercialización final.  Así se podrá decidir en función de los intereses nacionales qué se extrae y qué no, con qué métodos, cuidando el ambiente y respetando a las comunidades originarias y con condiciones de trabajo y salarios dignos.

Escribe Mariano Barba

Este megaproyecto de extracción de gas y petróleo de Vaca Muerta con el método de fracking es un verdadero saqueo de las riquezas del país. Para este año se estaría concretando una inversión millonaria, superior a los 9.000 millones de dólares, por parte de las grandes multinacionales, para duplicar la producción en los próximos cinco años. YPF invertirá un monto estimado en 3.749 millones de dólares; seguido por Pan American Energy (PAE), con 1382 millones; Total (francesa), con  620 millones; Tecpetrol (del Grupo Techint), con 615 millones; Pluspetrol, 610 millones de dólares; Shell, (inglesa) 603 millones; Vista Energy, 581 millones; Pampa Energía, 377 millones; Chevron, (yanqui) 303 millones.

Todas estas inversiones no son para generar más bienestar para el pueblo trabajador y sectores sociales, son para maximizar las ganancias empresarias llevándose el “oro negro” aprovechando que en nuestro país solo pagan el 12 % en concepto de regalías y cuentan con un dólar-petróleo subsidiado por el gobierno nacional para los que exportan. Con un barril a 48 dólares las empresas tienen una utilidad que les permite una alta tasa de recupero de sus inversiones. Hoy el precio internacional es mucho más: para los que exportan está en los 90 dólares y para los que envían el crudo a las refinerías, está en 56 dólares. O sea con estos valores sus ganancias son extraordinarias. La producción de petróleo y gas solo en la cuenca neuquina es de unos 40 millones de dólares diarios, que sumando a lo largo del 2023 alcanzará unos 16.000 millones de dólares. Encima, las empresas petroleras están habilitadas a repatriar el 70% de las ganancias a sus países de origen. Si las ganancias se quedaran en el estado se podrían construir 30 hospitales, ó 50.000 viviendas, ó 500 escuelas cada dos meses.

También el gas que extraen en Vaca Muerta está subsidiado por el gobierno peronista garantizando un precio creciente año a año hasta alcanzar los 7,5 dólares el millón de BTU (medida internacional utilizada para el gas), totalmente por encima del costo de extracción en la zona e incluso de lo que se abona por yacimientos no convencionales similares. Tal es el caso de Eagle Ford, en los Estados Unidos, donde se paga 3 dólares el millón de BTU.

YPF reportó su mayor utilidad neta en 2022, con una ganancia de 2.234 millones de dólares. Lamentablemente al tener una composición del directorio donde el 49 % es de los privados, esas enormes utilidades no pueden distribuirse para servicios sociales como educación, salud y vivienda como ocurría cuando era 100% estatal.

El resto de las multinacionales engrosaron sus ganancias mundiales (ver el cuadro) con las crecientes extracciones que sacan del petróleo y gas argentino y en especial de Vaca Muerta.

El candidato del gobierno, Sergio Massa, se impuso sorpresivamente en las elecciones generales con un verdadero batacazo. Unión por la Patria revirtió la derrota de las PASO, logrando el 36,68%. El ultraderechista Milei se estancó en el 29,9% y la gran derrotada fue la representante de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, quedando afuera de la contienda (23,83%). Con estos resultados habrá balotaje entre Massa y Milei. En este marco, el Frente de Izquierda Unidad hizo una buena elección, mejorando los resultados de las PASO. Conquistó 710.000 votos y nuevas bancas obreras y socialistas que pondrá junto a toda su militancia al servicio de enfrentar el mayor ajuste, pobreza y sometimiento al FMI.

En Argentina no paran las sorpresas electorales. Las encuestadoras fracasan, por eso son convocados sociólogos, psicólogos sociales y hasta astrólogos para opinar de los resultados de las elecciones.
Así como en las PASO el hartazgo popular se canalizó a un político ultraderechista y peligroso como Milei, hoy la pregunta a responder es la siguiente, ¿cómo puede ser que haya ganado el representante de un gobierno que nos llevó a esta brutal inflación y miseria? ¿Cómo puede ser que gane el peronismo que cobijó al corrupto Insaurralde fotografiado en un yate tomando champagne mientras se conocía el mayor índice de pobreza?

Las razones son varias, pero la determinante es que millones votaron a Massa para pararle la mano a Milei. No fue un voto con expectativas en que este gobierno va a resolver algún problema de fondo, por eso no hubo entusiasmo ni fervor popular. Nadie “se olvidó” de la inflación, los salarios de pobreza o la corrupción, sino que a pesar de todo esto se votó contra Milei ante el peligro de sus propuestas reaccionarias, misóginas y delirantes. Se dio un “voto útil” a Massa contra un derechista que mientras habla “contra la casta”, se alió con el repudiable burócrata Barrionuevo, postula más privatizaciones (en las jubilaciones, salud y educación públicas, el Conicet, los ferrocarriles), la venta de órganos, la libre portación de armas y dolarizar la economía, que pulverizaría aún más los salarios y jubilaciones, entre otras propuestas. Se dio un voto contra quien reivindica el genocidio y ataca permanentemente los derechos democráticos conquistados por el pueblo trabajador y el movimiento de mujeres, con lo que eso implica en un país donde se sufrió las consecuencias aberrantes de la última dictadura militar.

Por otra parte, el gobierno peronista puso mucha plata para intentar “mostrar” que no es solo ajuste. Anuló el impuesto a las ganancias del salario, devolvió el IVA en las compras de alimentos de la canasta familiar, otorgó sumas fijas insuficientes y un pago por única vez para los que no tienen nada. Con esto posó diciendo “lo que yo te doy, te lo va a sacar Milei”. Así hizo con las placas en las estaciones ferroviarias, mostrando a cuánto se iría el boleto si ganaban Milei o Bullrich.

Todo esto aceitó el tradicional aparato peronista (que en las PASO había dejado correr el voto a Milei para que le saque votos a Bullrich) y la inestimable colaboración con la que cuenta el gobierno, de la traidora burocracia sindical de la CGT y las CTA, que militaron para alertar sobre los males que vendrían cuando no mueven un dedo para combatir los actuales. Massa también se diferenció de Alberto Fernández y no se mostró con Cristina Kirchner, proponiendo un próximo gobierno de unidad nacional con políticos patronales opositores, mostrándose como un “cambio”. Todo esto en una situación de extrema fragilidad social y política, donde el gobierno posó de ser garante de “construir en vez de destruir”, mostrando a Milei como parte de la “inestabilidad” (cuando reivindicó la suba del dólar), y llegando al triunfo que, volvemos a repetir, no es ningún cheque en blanco.

Milei se estancó y Patricia Bullrich se fue al pasto

Todas las encuestas daban un crecimiento de Milei, incluso algunas hablaban de un triunfo en primera vuelta. Nada de eso ocurrió. Milei se estancó en un 30% y retrocedió en varias provincias.
Desde su irrupción como un nuevo fenómeno electoral de ultraderecha, mostrándose como algo “nuevo” ante el desastre que provocaron los gobiernos capitalistas, fue logrando que millones lo vieran como un posible salvador. Pero ese voto se frenó ante las revelaciones de lo perjudicial que sería su plan antipopular, de llevarse a cabo. En eso aportó enormemente el Frente de Izquierda Unidad, develando el contenido nefasto de su programa, como lo hizo Myriam Bregman en los debates presidenciales y nuestra militancia.

Que Milei se haya estancado no quiere decir que desapareció el peligro. Es el político que entró al balotaje y sacó una bancada de casi cuarenta diputados nacionales y ocho senadores, al cual seguiremos combatiendo.

Por su parte, la otra candidata derechista, Patricia Bullrich de Juntos por el Cambio, se derrumbó. Fue la única fórmula presidencial que perdió votos. Una tremenda derrota de esta coalición patronal conformada por el PRO, la UCR y la Coalición Cívica, que no puede despegarse del imaginario popular por el desastre que provocó cuando gobernó con Macri de 2015 a 2019. Juntos por el Cambio pasó de ser un posible recambio electoral patronal con el triunfo que había logrado en las legislativas de 2021, con Rodríguez Larreta a la cabeza por entonces, el mismo que fue sepultado en las PASO. Ahora le tocó el turno de la debacle a Bullrich, creyendo que los triunfos en diez provincias la catapultaban al estrellato.

Todos señalan por la responsabilidad del zafarrancho a Macri, a quien algunos internamente le piden “que se exilie”. Macri vino haciendo lobby por Milei, luego se reacomodó, pero ya era tarde. Juntos está al borde del estallido, entre quienes apoyan a Milei o a Massa.

El Frente de Izquierda se consolidó haciendo una buena elección

El FIT Unidad hizo una buena elección, superando los registros de las PASO. Ante el sorpresivo triunfo de Massa esto puede haber quedado desapercibido. Pero hay que valorarlo y mucho. Es muy valioso que, en el marco de una difícil elección para la izquierda, teniendo en cuenta que entre las tres principales candidaturas patronales obtuvieron el 90,46% de los votos (97% si se suma Schiaretti), el Frente de Izquierda logró 709.932 sufragios, conquistando altos porcentajes en distritos obreros y populares, en especial en el conurbano bonaerense, o en CABA, Jujuy y en la mayoría de las provincias patagónicas (ver "Resultados del escrutinio provisorio").

El Frente de Izquierda logró otra banca al Congreso Nacional por la Provincia de Buenos Aires, con 396.221 sufragios a diputados nacionales. De esta manera el FIT Unidad llegó a la quinta banca nacional, que se sumará a las cuatro que ya tiene hasta 2025, la cual será compartida entre Christian Castillo (PTS), Néstor Pitrola (PO), nuestro compañero Juan Carlos Giordano (Izquierda Socialista) y Fernando Sacarelo del MST. También logramos una banca a legisladora en CABA, compartida entre Celeste Fierro (MST) y nuestra compañera Mercedes Trimarchi (Izquierda Socialista), junto a compañeras y compañeros del PTS y del PO. Bancas obreras y socialistas que se suman a las que ya conquistó el Frente de Izquierda en varias legislaturas provinciales.

Esta elección volvió a ratificar que hay una importante franja del pueblo trabajador, de mujeres y de la juventud consolidada en el apoyo a la única alternativa obrera y socialista que es el FIT Unidad para pelear por los cambios de fondo. El Frente de Izquierda es la expresión electoral de la fuerza que viene desde abajo con el sindicalismo combativo, como el de las y los ferroviarios del Sarmiento que lograron un triunfo contundente a tres días de las elecciones, conservando el cuerpo de delegados combativo contra la burocracia sindical; del movimiento de mujeres que dio pelea contra el gobierno y la ultraderecha en el 36° Encuentro Plurinacional de Mujeres en Bariloche, a una semana de las elecciones; del espacio que se ha ganado la izquierda en las marchas en defensa de los derechos humanos junto al Encuentro Memoria Verdad y Justicia; en el peso que tiene en la pelea ambiental contra el saqueo extractivista capitalista; ganando centros de estudiantes; o entre quienes apoyan las causas justas como la del pueblo palestino, entre otros sectores donde existe, se fortalece y seguramente irá creciendo.

Nuestro compromiso es seguir la lucha contra el mayor ajuste y el FMI

El balotaje se dirimirá entre Massa y Milei. Es una elección completamente excepcional, donde solo juegan dos alternativas patronales para dirimir quién será el nuevo presidente. Ante ello surge el interrogante: ¿Cómo hay que votar? ¿Massa y Milei son lo mismo?

Desde Izquierda Socialista venimos denunciando que los dos son políticos patronales y defensores del ajuste, de las multinacionales, los bancos y el FMI. La diferencia es que Milei es un fascista-ultraderechista, antiobrero, antiderechos, que reivindica el genocidio de la dictadura y propone privatizar la educación y la salud públicas, entre otros ataques antipopulares. Por eso hubo una reacción electoral de amplios sectores de trabajadores y populares votando a Massa contra Milei, viendo el peligro que representaría un posible gobierno de esas características.

Massa, por su parte, representa a este gobierno peronista hambreador y de entrega al FMI de Alberto y Cristina Fernández, con el apoyo incondicional de la repudiable burocracia sindical. Por eso no le damos ni le daremos apoyo político a este gobierno, ni a un posible gobierno peronista o de unidad nacional, como pregona. Y decimos que seguiremos luchando en las calles contra el mayor ajuste que se prepara. En resumen, repudiamos al ultraderechista Milei y no damos ningún apoyo o aval político a un posible gobierno de Massa.

En estos días daremos a conocer la táctica específica que adoptaremos alrededor del voto en el balotaje, postura que se terminará de debatir y de decidir en la Mesa Nacional del Frente de Izquierda Unidad entre los cuatro partidos nacionales que lo conformamos. Con el compromiso, como lo señalaron Myriam Bregman, el “Pollo” Sobrero y el resto de las figuras del Frente de Izquierda en el búnker del pasado domingo, de que el sindicalismo combativo que fue en nuestras listas y con la militancia del Frente de Izquierda vamos a estar al servicio de seguir enfrentando el mayor ajuste que se prepara de la mano del FMI, en las calles y en el Congreso, como parte de la pelea por un gobierno de las y de los trabajadores, fortaleciendo para ello con políticas unitarias, como postulamos desde Izquierda Socialista, al Frente de Izquierda Unidad, la única alternativa para lograrlo.

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